La conferencia de Xbox y Bethesda, luego del patético Summer Game Fest, nos vino a recordar una triste realidad y es que ahora ya los videojuegos no son emocionantes y escuchar de ellos es más una experiencia agridulce que otra cosa
Una cosa es segura y es que el negocio de los videojuegos es un monstruo que tal vez nunca esperó ser. Es decir, sobrepasar a la música y el cine en ingresos se dice poco, pero es ahora mismo la industria de entretenimiento más importante del mundo y como bien decía el Tío Benancio, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
No sé qué entiendan Epic, Riot, Nintendo, Microsoft y Sony por responsabilidad, pero sea lo que sea, no es algo que ya nos emocione en cada evento para anuncios de nuevos juegos, porque llevábamos 3 años esperando algo de Hollow Knight y cuando llegó se fue con la misma gracia.. y aún así, fue lo más destacado que se pudo ver en esa presentación de Xbox y Bethesda y unos días antes… bueno, pues a mimir.
Aquí la pregunta tal vez es más bien: ¿qué pasó, amiguito? ¿Por qué antes la industria emocionaba más y por qué parecía que había mejores juegos y resultados para la comunidad? Algo es seguro y es que siempre todo tiempo pasado fue mejor porque no tenemos la capacidad de medir todo lo malo que sucedió en ese momento y afortunadamente somos dioses con capacidad de perdón y aquellos anuncios hechos hace 10 años que también nos hicieron decir a mimir pues ya no caben en nuestra memoria, que está muy ocupada echándole la culpa al presente de que todo se haya ido al demonio.
Esa es, claro, la respuesta más obvia, pero también es cierto que tenemos una sobreproducción de videojuegos y es algo que es hasta cierto punto natural. Ya antes la oferta de videojuegos era enorme y ahora lo es mucho más, pero no solo eso, sino que las opciones parecen limitadas y entre el mar de dudas que abruma nuestro ojito en Game Pass o Steam, parece que la opción siempre termina siendo jugar un battle royale gratuito o cualquier otro FPS de zombies o monstruos espaciales… o zombies en el espacio.
No es que los juegos sean menos interesantes, es que ahora también es más difícil encontrarlos, es más complicado que tengan ese mismo foco de atención o la promoción que las grandes desarrolladoras le meten a sus grandes proyectos, que por supuesto algunos son clásicos instantáneos, pero que en su mayoría siguen siendo aquellas cosas que hay que sacar para comer, su pan y vino.
Ahora, también la industria de videojuegos no se monetiza de la misma forma. Ahora ya no se trata de conseguir ventas, sino de conseguir usuarios captivos y hacer juegos que tengan soporte en línea longevo, que es como podrán recaudar dinero a través de características especiales o contenido extra, una tendencia predominante y que terminó por suplantar a las lootboxes, que fue el grito desesperado de esta misma industria cuando la ventas comenzaron a bajar poco a poco.
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Lo cierto es que estamos en un tiempo oscuro, en el que tenemos más videojuegos que nunca y que, por lo mismo, sentimos que no tenemos ninguno… al menos que valga la pena. Pero tranquilo, en el siguiente gran evento podrás quejarte de que Breath of The Wild 2 sigue sin mostrar avances.
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