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Todo el que te diga que Xbox no tuvo exclusivas en 2022 de seguro dejo pasar a High on Life y lo más seguro es que fue porque de plano la información alrededor de este título era escaza o, en su defecto, nula. ¿Por qué? Bueno, es una producción extraña.

Lo primero que llama la atención es que este título tiene todo el sello de Justin Roiland, uno de los creadores de Rick y Morty. Incluso, tienen el descaro de usar la voz de estos personajes en el juego y el resultado es muy extraño, porque sientes que en algún momento aparecerá un portal u otra dimensión.

Asimismo, la ambientación está realmente mal viajada y lo peor es que por el nombre sientes que tal vez estás consumiendo metanfetaminas o cualquier sustancia ilegal para que el título se vea así. Luego te acuerdas de que este show involucra a Justin Roiland y se te olvida.

Ahora bien, bajo estos preceptos, es hora de decirte si tiene caso no que le dediques tiempo a este lanzamiento el cual de verdad te deja con toda clase de dudas, pero de una manera negativa, es más el escenario tan loco y dañado que desafía el diseño de muchos videojuegos y prueba ser irreverente.

Un claro tributo a Doom

El inicio de High on Life empieza un tanto raro. Se trata de un juego con toda la apariencia y diseño de Doom en la década de los 90’s. El diseño de lo que ves en pantalla es realmente atractivo, pero también un poco pesado para la vista. Asimismo, escuchas a un personaje dándote las instrucciones para jugar, pero pues se trata de la voz de Rick Sánchez soltando un f*ck tras otro y eso al inicio es “chistoso”, pero después cansa.

De ahí brincamos a la realidad, donde tu hermana te dice que va a armar la fiesta de la vida por aquello de que sus papás no están. Ojo, aquí viene el primer detalle, te ofrecen un pasón de esos que nadie debería recomendar y pues, digamos que se queda en el “¿lo aplicaste o no?

El arma de High on Life habla hasta por los codos
Fuente: Squanch Games

Lo que viene es una catástrofe en la que unos alienígenas invaden la Tierra y pues por diversas razones tu terminas inmiscuido, pero en vez de salvarte, pues terminas yendo al espacio con todo y casa. Eso sí, el arma que utilizas, la cual no deja de hablarte, te mete en este embrollo y pues tienes que volverte en el protagonista de la aventura.

Aquí es cuando te das cuenta de que: huele a Doom, tiene mecánicas de Halo y pues se va a poner bueno, pero, no será un viaje tan placentero que digamos y más que nada es porque las armas tienen una especie de protagonismo exagerado que puede llegar a ser molesto…

High on Life y sus armas que hablan hasta por los codos

El arna principal de High on Life puede ser perjudicial para algunas personas que no gusten de escuchar a otros, especialmente porque habla y habla y no para. Abusa, es un dolor de cabeza imparable, pero, digamos que es quien lleva la conversación con los demás seres de este nuevo mundo en el que terminas.

A eso debemos añadir que te vuelves en un cazarrecompensas y pues, tienes que equiparte con una especie de traje de astronauta con el que combates a los malosos que se ponen en tu camino y también hablan hasta por los codos. Son molestos, cansados y te aturden. La cuestión aquí es que todo lo que dicen, tiene alguna clase de justificación.

Los escenarios del espacio de High on Life te recuerdan a Rick y Morty
Fuente: Squanch Games

No sabría decirte si de verdad todo lo que sueltan es como algo relevante o justificado, pero, tiene cierto grado de ingenio. Asimismo, también es importante decir que en la creación de los diálogos – al menos de algunos personajes – estuvo involucrado el uso de una inteligencia artificial.

De ser así, debemos señalar que fue un trabajo minucioso y que de verdad, lo único que se repiten son malas palabras y porque pues, así es el humor de Justin Roiland, lo cual no está mal, solo se trata de una fórmula ya comprobada. Es como decirle a Franco Escamilla que no diga “se mamó” al final de un chiste.

Un mundo de ida y vuelta

Sin la necesidad de ser alguna especie de Metroidvania, High on Life tiene muchos elementos de ir y venir entre escenarios. La cosa es que al inicio tienes que hacerlo a pie. Esto no está mal, porque también entiendes las dimensiones de todo lo que estás explorando.

A lo largo de cada escenario se desarrollan las mecánicas de juego de un modo ciertamente interesante. Por ejemplo, descubres que tienes un disparo especial que arroja una especie de baba verde que no es infinita y que depende de una bola que le das de comer al arma para que funcione. Este disparo manda a volar a enemigos y empuja estructuras. Digamos que abre caminos de una forma especial.

La voz del arma es la de Morty, incluso tiene las mismas expresiones
Fuente: Squanch Games

También desbloqueas una especie de dash que es muy útil para escapar de los disparos del enemigo o para alcanzar puntos ciertamente difíciles de alcanzar. Lo bueno es que todas estas mejoras llegan a tiempo y hacen que el juego tenga una progresión bien argumentada.

La constante exploración de High on Life, diversidad de escenarios y personajes, hace que la experiencia se sienta irreverente, que rompe el molde y apuesta por brindar al jugador algo distinto o bueno, poco común en un título de disparos.

Es una progresión que se siente un poco rara, pero funciona bien

High on Life ni intenta ser pretencioso con mecánicas rebuscadas donde estés desbloqueando mil cosas, pero, sí te va a otorgar algunas funciones que tienen lógica. Por ejemplo, que uses la misma arma durante un tiempo considerable suena cansado, pero cuando llega una nueva, la cosa se pone mucho más interesante y cambia la forma en la que juegas.

Incluso el uso del cuchillo también aporta una dimensión faltante al inicio del juego, especialmente porque debes contar con alguna especie de arma para el melee que pueda ejecutar a los enemigos con un toque o dos. Todos los pequeños “percs” o mejoras que vas adquiriendo tienen sentido y uso.

Los escenarios son realmente coloridos
Fuente: Squanch Games

Ahora, bajo esta simpleza tenemos un juego efectivo, que es entretenido por lo que ofrece, aunque harta por lo que le sobra y esos son los personajes que se la pasan hablando cada que tienen la oportunidad. Incluso hay uno que de plano quieres acabar con él en las primeras dos o tres horas de juego porque hace que te duela la cabeza.

Vale la pena señalar que tanto aliados como enemigos tienen algo que contarte, y tienes la opción de callarlos, pero el juego pierde mucho chiste si activas esta opción. Y no tiene sentido que pases por esto.

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High on Life está en todos lados y eso es bueno

Muchos piensan que es anticlimático que High on Life esté en Xbox Game Pass porque pues le quita el chiste de que la gente lo compre directamente, pero, sinceramente, a menos que te lo recomienden, no lo vas a jugar. Eso es un hecho.

Pero, si tienes chance de probarlo en Game Pass, aunque sea desde la nube si pagas Ultimate, pues vas de gane, porque es de esos títulos que jalan bien sin que tengas que andar instalando software. El servicio tiene muy bien optimizada la experiencia de este juego de disparos.

Hay diversidad en los mundos que aparecen en High on Life
Fuente: Squanch Games

Ahora, el chiste es que, si no tienes la red, pues lo juegues en PC o en Xbox Series X|S; cero lag, gráficas mucho más detalladas y demás, obvio con los límites que impone el mismo desarrollo del juego, que de eso vamos a hablar un poco más adelante.

Además, es gracias a Game Pass que también muchos suscriptores lo podrán probar y disfrutar, la cuestión es su preservación, pero pues ese es un temor que más de uno deberá enfrentar. Si te gusta mucho, el chiste es tenerlo en físico y que no se pierda nunca de alguna manera.

Feo, fuerte y formal

Bueno, es una realidad que High on Life dista de ser perfecto, pero tampoco es una especie de mugre que no se puede digerir o disfrutar. Vamos, en el apartado técnico tiene algunas deficiencias y bugs que no son realmente molestos o de escándalo. Simplemente necesitan un parche para ser corregidos.

Por otro lado, también tenemos un juego con deficiencias de diseño. Eso sí debemos de señalarlo porque si bien tenemos mucha irreverencia, saturación de colores, criaturas extrañas por todos lados, también hay que admitir que su propuesta es ciertamente desordenada y carente de experiencia.

Los colores no son los más atractivos, pero pues están ahí.
Fuente: Squanch Games

Digamos que la organización de la exploración que es de ir a punto A a punto B y luego de regreso para ir a otro lado no está mal, pero, conforme avanzas, te das cuenta de que los caminos no son tan claros o, en su defecto, que te den pie a ir por ciertos lados.

Pero, a pesar de todos los bemoles, tenemos un título ciertamente entretenido, loco, distinto, con ganas de sobresalir por el camino más incómodo de todos y los estudios que se animan a hacer esto merecen más de una oportunidad para que crezcan, que ojalá eso sea lo que vaya a suceder.

¿Deberías comprar High on Life?

A High on Life le faltó mucho amor a la hora de ser promocionado o expuesto al público en general, especialmente porque se trata de una propuesta fresca, irreverente y con un sello de garantía que solo alguien como Justin Roiland puede otorgar a través de sus ideas. Que esté en Game Pass es positivo, y ojalá el efecto que está dejando sea muy duradero.

Arte conceptual de High on Life
Fuente: Squanch Games

Ahora, High on Life ofrece una historia irreverente, desordenada, pesada y con muchos diálogos y malas palabras por todos lados. Es lo que esperas de un título que involucra a Justin Roiland. Más allá tenemos un título de disparos simple, con mecánicas de juego sólidas y que vale la pena aplaudir. Es un tributo a juegos como Halo o Doom, pero sin caer en pretensiones. Esta es una de esas propuestas que tanto le hacen bien a Xbox.

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Jugamos High on Life en PC con un código proporcionado por un representante de Xbox en nuestra región.

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