Estamos viviendo una era de los videojuegos en donde los juegos competitivos en línea captan gran atención por parte del público. Sin embargo, uno aún extraña esas noches de juntarse con una persona especial para acabar juntos ese cooperativo local que tanto añoramos. Ejemplos más recientes como It Takes Two (Hazelight Studios, 2021) y Unravel 2 (ColdWood Interactive, 2018) nos han demostrado que estas propuestas cooperativas aún tienen mucho para dar. Pero, ¿qué pasa cuando un juego cooperativo no sólo busca crear una dinámica entre dos personas sino que busca atesorar una enternecedora historia? Así es Blanc.
Blanc se describe como una aventura indie, en donde el jugador podrá tomar el lugar de dos animales: un zorro y un ciervo, en una historia que los unirá buscando a su familia. Por supuesto, y aunque el título sí permite que una sola persona pueda jugar en su totalidad con un solo control, la propuesta es que puedas compartir esta experiencia con alguien más, ya sea en el juego local o en línea.
Una vez comiences el juego, notarás que en sí mismo, este título no busca innovar la jugabilidad cooperativa, ni traer una experiencia que te retenga horas al borde del asiento. Su misión es crear una atmósfera que relata sensaciones y sentimientos acompañado de un toque artístico que resalta a Blanc dentro de un mercado inundado de juegos indie.
Tú, y yo, amigos por siempre
Un aspecto que permite que todo mundo pueda disfrutar de esta aventura es el hecho de que Blanc no tiene diálogos. En todo momento, podrás interpretar los sentimientos y emociones de los personajes de acuerdo a su actuar o su chillido. Algo que pocos juegos logran.
Sin embargo, la comunicación con tu igual siempre será muy importante para resolver todo tipo de puzzles que ambos animales encontrarán en su camino. Mientras que el pequeño lobo puede roer cuerdas y explorar estrechos pasillos, el ciervo posee la fuerza para mover objetos y apoyará su cuerpo para que su pequeño amigo alcance nuevas latitudes. Si has jugado a títulos más introspectivos al estilo de Journey (Thatgamecompany, 2012) entenderás el funcionamiento del otro y la importancia de la comunicación.
Es una pena que, al momento de ser dos jugadores y dividirse a lo largo de la pantalla, se pueden encontrar puzzles que rompan la cámara y muestre una perspectiva que inutiliza a ambos personajes; en donde tendrás que moverte de acuerdo a tus propios instintos para llegar al final del camino.
Por nuestra parte, la dificultad de estos puzzles queda un poco a la deriva. Si bien no se espera que este juego rete al jugador hasta las últimas consecuencias, nos habría gustado que se explorara más la interactividad entre ambos personajes con puzzles más creativos, al estilo del ya mencionado It Takes Two. Blanc no es un título que busque divertir per se, sino entretener buscando que sientas algo por este par de personajes y creando una dinámica con un dúo inusual.
Esto no quita en ningún sentido el mérito del juego, pero sí hace hincapié que este no es título para un jugador ávido sino que puede ser la mejor iniciación para aquellos que no estén dentro del mundo del gaming: la novia o el novio que nunca quieren jugar, la mamá que no tiene tiempo para adentrarse en el mundo de los videojuegos o, incluso, los más pequeños del hogar que buscan explorar este pasatiempo (más allá de Minecraft y Roblox).
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Blanc es un mundo sin color
Parte de lo que atrajo la vista de muchos jugadores cuando este título indie se presentó es la calidad artística que lo acompaña. Sin dudarlo, podemos decir que la composición musical es uno de los mejores si tomamos en cuenta los motivos del juego; acompañan de manera sutil el viaje de estos dos en su aventura, y proporcionará un aura de relajación absoluta y tensión en los momentos más críticos.
Pero gran parte de esto también se logra gracias al apartado artístico, no sólo en el diseño de los muy pocos personajes que aparecen a lo largo de tu aventura; sino también de la forma en que se nos presenta este mundo. Todo el juego se divide únicamente en blanco y negro que, vale mencionar, también son los colores de los personajes principales. El mensaje de Blanc se construye en base a eso, la armonía de dos animales que por naturaleza no deberían trabajar juntos pero logran enmendar sus diferencias para cumplir sus objetivos.
Gracias a la composición visual de esto, también se crea un mundo post-apocalíptico (sin zombis incluidos, gracias) en donde la mayoría de construcciones humanas se ven enterradas en nieve o abandonadas por completo. Dando una mayor profundidad a las distintas capas de interpretación de lo que el juego quiere expresar.
¿Blan vale la pena?
Sin embargo, dentro de todos estos cumplidos al apartado visual, no podemos dejar pasar la idea de querer ver paisajes mejor construidos y que nos expliquen más sobre el mundo de Blanc; ya que no podemos evitar pensar que hay espacios completamente en blanco que pudieron aprovecharse para esta narrativa.
Pero… ¿Cómo va a ser esto? Si con los elementos que ya tiene, el juego tiene dificultades en su desempeño para la consola de Nintendo. En modo TV, el juego logra más estabilidad en los cuadros por segundo; sin embargo, el modo portátil es un tema aparte en que el rendimiento es muy inferior y poco recomendable. Si bien, es un juego que no requiere la precisión de los botones, se podría lograr una experiencia más cinemática y narrativa con una mejor consistencia.
Blanc es una experiencia corta y poco gratificante que busca que los jugadores vivan una historia; y es una gran oportunidad para todos aquellos que busquen relajarse, gracias a su apartado auditivo y gráfico, sin ningún tipo de complejidad en su gameplay.
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Jugamos Blanc con un código proporcionado por un representante de Nintendo en nuestra región.