Hay cierta magia en los títulos interactivos y no es precisamente sus estilos gráficos siempre pulidos o sus guiones siempre atrevidos y repletos de alternativas por explorar… es más bien esa sensación de poder estar armando tu propia historia, frente a tus ojos, hasta mimetizarte con el videojuego. As Dusk Falls es un título de Xbox Game Studios que lo logra, solo para recordarnos lo que significa la familia y la individualidad.
As Dusk Falls cuenta la vida paralela de dos familias atravesadas por un choque y un asalto fallido. Historias que se trazan en la violencia y la duda; dos vidas completamente diferentes que colisionaron en medio de una carretera hacia la nada, en los kilómetros de tierra interminables de Estados Unidos, con el siempre constante abandono de la tierra de los libres.
Los Walker y los Holt son dos representaciones de las formas en que Estados Unidos vive; no solo porque una es una familia joven, cambiando de ciudad y de prejuicios mientras el pasado los arrastra en forma de padre y abuelo; mientras que la otra es una familia suspendida en el tiempo, manejando una camioneta remachada que carga a cuestas el olvido y el despojo que vive como fantasma fuera de las ciudades y los suburbios.
Un drama interactivo no es otra cosa que un juego en el que las mecánicas se reducen al máximo para no permitir al usuario la libertad de perturbar la narrativa de los o las creadoras. Es conveniente porque es barato y porque, además, permite una distancia creativa que se asume solamente al desprenderse del juego.
Al no tener barreras que se asuman ilógicas, como paredes invisibles o bugs de física, la historia se dibuja como un programa de televisión o un libro que discurre en tu imaginación con la claridad que solo puede otorgar el formato audiovisual.
Esta cualidad es necesaria, sobre todo para entender qué es lo que puedes esperar en As Dusk Falls, porque en términos de jugabilidad no es nada que pueda asumirse novedoso, tampoco nada que pueda saberse diferente de otros títulos similares, desde Tell Me Why y Life is Strange hasta un simulador de citas con maids gato.
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Los controles son tan simples como mover un stick o presionar un botón; yéndonos lo más lejanos y atrevido, también incorpora una app con la que se puede jugar desde un smartphone. Eso es lo que es As Dusk Falls, una plataforma simple y nada complicada para poder contar una historia: ¿cuál es esa historia? La del dolor y la de la violencia siempre unidas por la familia.
La familia, la propiedad privada y el amor
Perdón por la referencia petulante, pero es que en lo complicado que es hablar de este tema, me permito utilizar de base esta canción de Silvio Rodríguez, que poco más poco menos, habla de manera poética si no es que mamadora, de los tres pilares que sostienen el mundo moderno: la familia, la propiedad privada y el amor.
Estos tres símbolos, más allá de retomarnos a su significado más idílico, son la justificación para tantas bestialidades como lo son para el último proceso civilizatorio de la modernidad. Una familia, como unidad de organización social, requiere de sus términos de propiedad privada que comparte o retira con la misma autoridad que cree fidedigna en cada caso.
Por otro lado, el amor no es más que o una ilusión o una justificación muy elaborada para repetir todas esas mismas cantaletas sobre lo que es ser familia. Y es que se es familia de tantas maneras, que la definición es prácticamente personal, a pesar de que de manera legal tengamos en mente un término concreto que nos recuerda más bien al dibujo de un niño, con una casa cuadrada y un sol sonriente
Las dos historias de As Dusk Falls son conscientes de ello. Son dos familias que acceden a su propiedad privada de manera diferente; unos a través de la forma blanca y civilizada, con el trabajo honrado que el jefe de familia realiza; por el otro lado, tenemos a unos despojados tomando venganzas personales para sobrevivir, rompiendo las leyes y retando a la autoridad para pasar encima del olvido. Tomando la violencia con sus manos para repartirla como su instinto les grita en el hambre y la carencia.
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Aquí todo esto es solo posible gracias al amor. Mientras que los Walker se encaminan a un sueño urbano en su auto, con su familia prototípica a vivir un sueño prototípico, se topan con la violencia irremediable de los Holt, nacida de la oscuridad de una familia rota, que no tuvo otra opción que asirse al deseo de sobrevivencia, sostenido por la necesidad imperiosa de mantener el apellido Holt vivo. De hacer que la familia prospere aún en su lecho de muerte.
“Busca amor con anillos / y papeles firmados / y cuando dejes de amar / ten presentes los hijos / no dejes tu esposo / ni una buena casa / y si no se resisten / serruchen los bienes” Silvio Rodríguez – “La familia, la propiedad privada y el amor”
Conforme avanzamos, descubrimos un nuevo secreto: todas las decisiones que tomamos son discutibles. ¿Por qué? Porque no podemos juzgar a ninguno por vivir su vida como le tocó vivirla. Los Holt y los Walker comparten sus lazos de la misma manera vívida y en apariencia genuina, lo único que terminó por diferenciarlos fue su contexto y sus decisiones.
Vivimos en un mundo de leyes, en donde ser familia está obligado por papeles grises que son tan frágiles como las cenizas que dejan al quemarse, pero que son tan duros y espesos como los siglos de historia humana. Ser familia es más complicado que solo compartir apellido y estas pequeñas tribus, queridas o no, son las que determinan en buena medida qué podemos hacer con nuestra existencia.
Aquí es donde As Dusk Falls se torna complejo e interesante, porque lo que interesa de poder apretar un botón de manera repetida no es el mero acto de hacerlo, sino qué consecuencias acarrea el hacerlo y aquí cada una de ellas es reveladora tanto del drama que vemos en pantalla, pero también de lo que estamos pensando como individuos.
Siempre el mismo destino
Cada pase de capítulo nos permitirá encontrar nuestra propia definición de familia y aunque encaminarse al final tendrá resultados más o menos similares, es el camino el que nos irá abriendo los ojos; nos dejará ver si somos más como la recepcionistas violenta y sin escrúpulos; o más como el adolescente callado que no entiende por qué tiene que hacer lo que hace, pero no reclama y ejecuta como se le pide por una idea tan desechable como una caja de cereal.
Es imposible negar el impacto de clase que maneja As Dusk Falls, que se complementa con una crítica inteligente hacia los cuerpos de seguridad y las verdades que se cuecen entre los escombros de las sociedades modernas. De esas formas que parecen antiguas a pesar de estar en el mismo presente que vivimos, de pueblos que siguen viviendo en 1970, rodeados de ideas racistas y pensamientos conservadores, a pesar de que el tiempo ha seguido su curso en cuanto derechos y legislaciones que protegen a estos grupos, siempre y cuando puedan jactarse de ello frente a otros extraños.
Y es que justamente esa disparidad en el entorno, que parece estancarse en el mismo espacio que comienza, permite entender las razones detrás de los hechos que suceden en el capítulo uno, donde no hay constante que no sea la violencia. Esa violencia, simbólica o práctica, es la que dinamita todas nuestras relaciones. El mundo es cruel y a veces deja de ser hermoso si no estamos en el lugar correcto o no tenemos el apellido adecuado.
Es por eso que aunque necesitamos siempre de una conclusión optimista para poder terminar y recordar que todo se trata de ficción, As Dusk Falls se permite ser pesimista y aplastarte con la gran losa de la crudeza cínica. No importa cómo consideres que el final es para ti, es claro que la rueda sigue girando y después de que se cierre el telón de la fantasía, afuera otros Holt u otros Walker irán construyendo sus suertes a capricho del mundo que les tocó vivir.
La simulación que vives en As Dusk Falls es reveladora de ti mismo porque las consecuencias que enfrentas son realistas, pero sobre todo porque tienen un peso a largo plazo que es irremediable. Son hechos que te harán cuestionar con dureza qué es lo que estás viendo y viviendo en cada dibujo. Son situaciones que te hacen olvidar que el juego te recuerda que eres audaz o inteligente; al final de cuentas, cada uno de tus logros no son otra cosa que un reconocimiento vacío, lo que importa realmente es lo que has ocasionado.
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Y esto no es solamente palpable de esta forma, también lo es en lo que sucede alrededor de los demás personajes, por cuando no tienes el control de sus decisiones, estos actúan conforme los creadores decidieron y esto no es, para nada, lo ideal que tu actuar audaz quisiera. Estás encerrado con la idea de ser capaz de cambiar el rumbo de una historia que no te pertenece, que le pertenece al colectivo ínfimo que es la familia, con sus pros y sus contras.
As Dusk Falls es un drama realista, que se sirve de elementos que parecen ficción, pero que son solamente un simulacro de los dramas de la vida misma. Te expone a situaciones límites donde decidir puede ser complicado, y también donde decidir de manera sencilla revela más del jugador que del juego mismo. Aquí la noche cae y solo puede hacerse más oscura.
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