Un increíble hack ‘n’ slash con estética de Tron o Star Wars

Narita Boy del equipo catalán Studio Koba empezó con un Kickstarter en el año 2017 que superó su meta inicial con casi $170 000 euros a la fecha y más de 5000 personas apoyándolo.

Este videojuego es un hack ‘n’ slash con un estilo artístico que apela a las películas de los 80’s y 90’s, pero jugabilidad acelerada, moderna y emocionante.

Narita Boy no se queda estancado en su época a la que trata de emular, Studio Koba presenta una propuesta diferente y bien púlida en sus detalles.

Narita Boy: Sus raíces estéticas

Muchas personas como yo no vivimos la época de los 80s o de los 90s, así que muchas referencias a películas o series como Star Trek nos son ajenas, pero Narita Boy logró que me interesara este mundo.

Es una carta de amor a la estética de la época, a la música y a sus historias: desde la pantalla de inicio que rinde tributo a los pósters y música de películas como Star Wars o Tron.

Pero, aquí es donde Studio Koba empieza a brillar: trata a sus referencias con respeto y pasión. Sabe cuando tomarse en serio y cuando relajarse para reírse de sí mismo.

La historia no necesita mayor explicación. Eres Narita Boy, un samurái cibernético y tienes que entrar a la computadora de ‘El Creador’ para combatir al mortal virus HIM para defender al Reino Digital.

El argumento es alimentado por el lore que te cuentan sus personajes que saben cómo hacerte sentir importante y vital para la supervivencia de este mundo. Nadie más que tú puede hacerlo.

¿Odias los metroidvania? Este es para ti

En cuanto recibes la Techno-Sword de manos de la MotherBoard, la música techno se acelera y tu viaje por la lucha contra HIM comienza.

Te encuentras con tu espada en un mundo desconocido, con máquinas a tu acecho y no sabes a donde ir. Sin embargo, esto no es un problema, el juego se esfuerza en ayudarte a mostrarte el camino y enseñarte sus mecánicas.

El backtracking dentro de Narita Boy se restringe ÚNICAMENTE a la zona en la que te encuentras explorando, los secretos, armas, power-ups y enemigos están ahí. Nunca vas a tener que volver al inicio de los tiempos para poder resolver un puzzle (y yo lo agradezco).

Esto juega a favor y en contra de este videojuego: Cada vez que logras salir de una zona y recibes un power-up para vencer a un nuevo enemigo, se siente tu progreso, es una experiencia emocionante. Pero, a su vez, estos se sienten desaprovechados a lo largo de la historia.

Y, por lo mismo, los controles no se sienten tan precisos: No los usas mucho, no necesitan tanto pulimiento. Hubo varias veces que me quedé horas atorada subiendo una pared y les prometo que no juego tan mal (y probé con varios controles).

Cuando llegas a las peleas más emocionantes con mechas, estas pueden durar tan poco que te dejan con ganas de más y no puedes volver a revivirlas (y no hay post-game que lo valga). Soy fan de Evangelion y Gurren Lagan, estas fueron las peleas que más disfrute. Necesito un DLC solo de esto.

La historia de Narita Boy

A pesar de lo anterior, hubo algo que me mantuvo aferrada a llegar al final de Narita Boy: sus momentos emotivos.

Esta es una carta de amor al cine de esa época. Y, esto lo digo con todo el cariño. Por ejemplo; te ofrecen un ‘caballo’ que recorrerá contigo los desiertos del Reino Digital.

El compositor Salvador Fornieles desconecta la música techno y te da una ambientación musical western con todo y látigos incidentales. En este momento cinemático sentía que yo era la heroína en busca de justicia.

Estos momentos emotivos son mejor logrados cuando desbloqueas las ’12 memorias de ‘El Creador‘. En ellas, vas aprendiendo sobre la vida de él, su niñez, su familia y su pasado.

El cambio de tono pasa de luces neón, música techno y heroísmo a uno más personal con colores sobríos y una caja de música sonando de fondo, mientras él nos narra sus recuerdos como un viejo amigo.

A diferencia del resto del juego, esta sección es lenta y pausada, no tiene peleas, no tiene colores y es con lo que más me emocionó Narita Boy. Creo que eso dice mucho del juego.

¿Vale la pena comprar Narita Boy?

Sí. El Studio Koba es un grupo de tan sólo siete personas y se nota el amor de cada una de ellas en este videojuego.

A pesar de los problemas de jugabilidad, controles, entre otros (como la falta de mechas), es un juego que sabe capturar tu atención con alguno de sus diferentes apartados. En mi caso: la historia, el diseño y la música.

Esperemos pronto ver más videojuegos de este pequeño estudio catalán que promete mucho y se nota con los premios que se ha llevado con este gran paso. Además, esta en Xbox Game Pass, así que no hay excusa alguna para no jugarlo.

Narita Boy está disponible en PS4, Nintendo Switch, Xbox One y PC (Steam y GOG). Esta reseña se basa en la versión de PC.