Tras el flamante primer lanzamiento de la serie The Witcher, que solía protagonizar Henry Cavill, la saga continuó. De hecho, se estrenó The Witcher: Nightmare of the Wolf, la película animada. Posteriormente, quizá debido a la ola de precuelas como The Lord of the Rings: The Rings of Power y House of the Dragon, es que llegó The Witcher: Blood Origin.
Sin embargo, la mini serie carece de varios elementos que se esperaban tras las otras producciones. Y estos van desde lo narrativo hasta las cuestiones técnicas.
The Witcher: Blood Origin consiste en cuatro episodios de menos de una hora de duración. Es una historia tipo caja china, al inicio veremos a Jaskier, nuestro bardo preferido, que tendrá contacto con una mujer misteriosa que le “dictará” la historia de los orígenes.
Ello nos introducirá en la historia de un grupo de elfos que necesitan derrocar a la emperatriz tirana de Xin’trea. Sin embargo, el más grande poder de la mujer consiste en una criatura que atravesó los mundos por medio de los monolitos, que funcionan como puertas a otros mundos.
La tríada de fuerza de la emperatriz radica en el Gran Sabio —que tiene el poder de abrir las puertas por medio de los monolitos— y de la propia solidez militar a cargo de su comandante.
Sin embargo, ella sólo es utilizada como un estandarte para calmar a la población después de que eliminan a los reyes de los diferentes reinos. Estos son asesinados a traición, en una reunión que prometía la paz, pues lidiaban con una guerra interminable desde hacía mil años. También se exterminan a los clanes de elfos guerreros que servían a las familias reales.
Un par de elfos sobreviven porque son desterrados. Y aunque sus clanes son opuestos, se ven obligados a unirse para asesinar a la emperatriz que traicionó a sus familias.
En cada episodio se unirán personajes nuevos que formarán el equipo que busca acabar con la malicia en Xin’trea.
La verdadera historia de The Witcher: Blood Origin podría ser el problema
La mini serie prometía respuestas y al menos, la dió parcialmente. Pese a que no está basada en los libros del autor polaco —y aunque lo estuviera, hay cosas que no se revelan en los títulos, como la unión de las esferas—, sí cuenta con su vigilancia, así que en teoría, todo debería ser más o menos fiel a la historia.
No obstante, la narrativa de The Witcher: Blood Origin es cuando menos, desenfocada. Pese a que inicia planteando una premisa de venganza y de ambición de poder, finaliza vertebrándose por el romance Éile y Fjall, los elfos de clanes asesinos que servían a diferentes coronas.
El problema no es el romance que crean con cada una de las parejas —Zacaré y Brother Death, y Meldof y Gwen—, sino que no existe un desarrollo contundente.
El romance no es procesado de manera natural y hasta parece superficial, aunque tenía mucho más potencial. Hay que resaltar que como lo utilizaron como foco, debería ser más profundo.
Por otro lado, por momentos los saltos entre la acción y la historia romántica se sienten vacíos e inconexos, y de igual forma no alcanzan a ser tan espectaculares como los de The Witcher.
Sin embargo, el principal problema es que los personajes no tienen una construcción concisa, es por eso que son incapaces de contar con un desarrollo real. No pueden tener un crecimiento individual, ni colectivo, refiriendo a sus relaciones.
Además, a resumidas cuentas, la travesía que el equipo emprende es poco coherente, porque únicamente se embarcan a la deriva sin ningún plan y con pocas personas para una empresa imposible. Lo bueno es que contaron con el director que les alinea las estrellas para que todo salga como “debería”.
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Lo que sí hace la serie
Eso sí, no deja de hilar los sucesos y guiños que explican los eventos que ocurrirán 1500 años después, cuando veamos a Geralt de Rivia y a Ciri en una nueva batalla.
Lo que es innegable es que sí que explica varios orígenes, y debemos reconocer que, a final de cuentas ese era el principal objetivo de esta secuela. He ahí los inicios de la historia:
- Un prototipo de brujo
- La sangre antigua de Ciri
- La unión de las esferas y la primera venida de los humanos
- Los primeros pasos de Avallach
- El origen de Eredin
Sin embargo, las respuestas no llegan a ser satisfactorias, porque no tienen una estructura formidable.
El reparto de The Witcher: Blood Origin
El catálogo de actores de la serie fue inclusivo. Y también en la narrativa, aunque, esto podría sugerirse como una herencia de los libros, ya que aunque aún no sabemos cómo será adaptado en la serie, en los libros Ciri pertenece a la comunidad LGBTTTIQ+.
A continuación, el elenco:
- Sophia Brown como Éile, la elfa del clan del cuervo.
- Laurence O’Fuarain como Fjall, el elfo del clan del perro.
- Michelle Yeoh como Scian, la elfa del clan fantasma.
- Mirren Mack como la princesa Merwyn, que se convierte en emperatriz de Xin’trea que busca la unificación de la tierra élfica.
- Lenny Henry como el jefe Sage Balor, un mago de baja cuna que tiene el papel de Gran Sabio en la corte de Xin’trea.
- Lizzie Annis como Zacaré y Zach Wyatt como Syndril, los mellizos que tienen una magia suprema
- Huw Novelli como Brother Death, que es la pareja de Zacaré.
- Francesca Mills como Meldof, la enana que busca venganza por su Gwen, su pareja asesinada convertida en mazo.
- Minnie Driver como Seanchaí, la mujer que lleva a Jaskier a escuchar la historia.
Comentarios finales
Pese a que The Witcher: Blood Origin no es la adaptación ideal y tiene muchos problemas en todas sus estructuras —tanto narrativas como técnicas—, es una entrega interesante. No será la mejor serie del año, pero definitivamente tampoco es la peor.
Hay cosas destacables, para comenzar: el germen que sostendrá la historia que esperamos en las entregas de su secuela. Además, de cierta forma, cuando menos es conclusiva —en lo que a ella respecta—.
Los ingredientes de su narración fueron el amor y la venganza, cuestiones que sí vertebran las entregas de la saga. Además, también se encontró la idea de sacrificio por sacrificio en el mundo mágico, que es la verdadera esencia del profundo universo de The Witcher.
Definitivamente tuvo una esencia mucho más dulce, y estamos acostumbrados a un poco más de oscuridad por las otras entregas, pero al menos en ello, The Witcher: Blood Origin es fiel a su esencia romántica.
The Witcher: Blood Origin se estrenó el 25 de diciembre a través de Netflix, la plataforma de streaming.
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