Idols: El inalcanzable ideal otaku

Actualmente, los idols asiáticos mantienen una imagen bien establecida. Las chicas y los chicos tienen múltiples proyectos y su música llena de sonidos pop, protestas y una imagen desestructurante cautivan a Occidente y generan devoción en Oriente. Ante esta aparente universalidad, tal vez es tiempo de prestar más atención a este fenómeno, en este artículo te hablamos de sus orígenes para que comprendas su popularidad actual.

Los grupos de chicas que se muestran como un perfecto catálogo de mujeres de piel clara, delgadas y de rasgos que anteriormente no eran los hegemónicamente aceptados como bellos —por ser orientales—, comienzan a emerger como la aspiración de la belleza universal. Por su parte, los chicos generan nuevas perspectivas de las formas de socializar y ver a la masculinidad. Las conductas de ambos promueven el desarrollo de un concepto de género y sexualidad ambiguos.

Cabe destacar que, los idols son muchas cosas, pero no pueden ser comprendidos sólo por sí mismos, debido a que se sostienen gracias al vínculo intenso que tienen con su fandom, que es su estructura. 

Idols: los inicios del fandom

El origen de los idols en Japón se remonta, en principio, al sumo, especialmente a los torneos financiados, que funcionaban alrededor de un patrón cultural de cohesión: evento-público-protagonistas de éste. 

Posteriormente, a principios del siglo XVII, aún en el periodo Edo, el kabuki  —el teatro japonés — implementó otra característica a los eventos: el detalle exorbitante. Hay que recordar que, en principio, la puesta en escena aceptaba hombres y mujeres por igual, sin embargo, se restringió a hombres con el paso del tiempo. 

Lo remarcable del kabuki es la escena sumamente cuidada, en la que intervienen la música, la indumentaria y los accesorios escénicos, por mencionar algunos elementos. No obstante, seguramente todo ésto les recuerda a lo especial y desestructurante de los shows de las idols. 

El sumo abrió el panorama a un escenario con financiamiento formal en un evento de entretenimiento, mientras que el kabuki exploró las distintas formas de crear uno de una manera espectacular e inolvidable.

La reestructura de de los 90s

Después de esto, entre 1960 y 1970, Japón tuvo al aire un programa en el que grupos emergentes publicitaron su música en un show en el que la población votaba para que un tema fuera transmitido en la radio como canción de apertura durante tres meses. 

Posterior a ello, debido al gran éxito, surgió “support the idols” que consistía en apoyar a un grupo de chicas al comprar su productos, a cambio, podrías pasar algo de tiempo con ellas cuando firmaban el disco, entre otras cosas. Cabe mencionar que esto dio pie a la creación de los shin-eitai “bodyguards”: las vocaloid. 

En esta época también surgieron las boy/girl bands, y una nueva fase llegó con fuerza con AKB48 —un grupo compuesto de varios equipos—, que comenzó a promover el poder de los fanáticos e inauguró la caracterización de las bandas —con elementos como el hecho de tener una líder—. El salto a la televisión fue aún más representativo, el fandom comenzó a tener más poder. Eran capaces de votar por los CD para hacerlos ganadores en concursos, ésto se decidía por el tiempo en que el público aplaudía.  

De esta manera empezaron a surgir más servicios que las idols podían ofrecer a cambio del “apoyo” de su fandom. 

¿Por qué los idols requieren ayuda?

En principio, los idols comenzaron a ser reclutados muy jóvenes, con programas que los aceptaban desde los doce años. Ésto implica que comienzan una carrera siendo “inmaduros”, desde la perspectiva de su juventud. Ello, a su vez, proporciona a los fanáticos cierta responsabilidad, ya que buscan ayudarles en su camino hacia la madurez y crecimiento general. Por supuesto, inician viéndoles pequeños y el compromiso y vínculo que se adquiere, es precisamente por ello. Un vínculo de “cuidado” y “acompañamiento”. 

Esto implica, por un lado, que tienen cierto derecho sobre ellos, por lo económico y por lo emocional.
Las idols evocan la subcultura de lo kawaii y el aspiracionismo.También hacen guiños a las infancias y a la posesión de las mismas. Sí, nos referimos a las lolis.

¿Qué es un idol?

La palabra ídolo viene del latín idōlum, y este del griego εἴδωλον eídōlon, que significa imagen de una deidad que es objeto de un culto y persona amada o admirada con exaltación, respectivamente.

Es por ésto que los idols japoneses, tanto hombres como mujeres, hacen de todo., Si bien su trabajo les exige saber bailar, cantar y actuar, es común que destaquen en una sola de estas categorías o que su rendimiento sea promedio en las tres. Esto se ha visto aceptado, e incluso ha incrementado, por la predominancia de su belleza sobre su talento (para bien y mal del idol).

En general son artistas que pueden cantar, bailar y actuar, pero que no lo hacen excepcionalmente. Esto radica en que así como indica el manga shojo y shonen, tienen un camino de mejoras que recorrer, que, no obstante, podrán librar a través del esfuerzo, pese a que no sean “talentosos”.

¿Qué tiene de especial un idol?: Un idol podría ser un reflejo de nosotros

Los idols nacen para recorrer un arduo camino día a día , permitiendo que la sociedad los acompañe y tenga esperanza en que su propio esfuerzo será recompensado en algún momento. También debido a esto, los idols pueden ser torpes, y ello no implica rechazo o crítica. Tienen una imagen física superior a la media, pero no son tan impresionantes. 

Gracias a esto, los idols logran generar un vínculo de intimidad desjerarquizado con su comunidad. Los idols son reales, espontáneos, torpes —de manera calculada, lo suficiente para despertar la ternura, pero sin desgastar su imagen—, transparentes, son imperfectos, pero positivos. Son la esperanza de la población que debe creer que con esfuerzo logrará avanzar en todos los sentidos.

Los idols “no esconden nada”, y pueden reírse de sí mismos. Y esto resulta, kawaii. Además, la sinceridad es uno de los pilares más importantes de su imagen, debido a ello es que cuando algo se torna oscuro o existe algún “secreto”, los admiradores se sienten traicionados.

Los idols comienzan una carrera laboral desde los doce años, ésto permite que se solidifique la compresión de ellos como asexuales y kawaii, son la muestra más clara del eterno shonen, tan importante para la sociedad japonesa. 

Se espera que los idols mejoren en todos los aspectos, comprobando así que el éxito deviene del esfuerzo —que la sociedad japonesa concibe como llave del triunfo después del entorno en el que los sumió la presión de las limitaciones de la Segunda Guerra Mundial—.

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Hacia una perspectiva más amplia de la industria de idols

Los idols son, por muchos motivos, respetables, aunque de cuidado. Los marcos ideológicos que los dieron a luz y cuya estructura parece ser cada vez más violenta, nos permiten ver sus matices cada vez más definidos. Son una estructura que da pie a una mayor, con todas las implicaciones capitalistas que necesita el estado japonés, aunado a la moralidad patriarcal que permea Asia con densidad, amplificada por la sensación del estrés de la producción que deja a los nipones con poco tiempo para convivir en la vida real. 

Los idols surgen respondiendo a la necesidad y brindan un abrazo amable a costa de ellos mismos.  

A su vez, son un fenómeno complejo, implican las nociones de subculturas como es el cosplay —desde el performance y la integración de la comunidad—, y lo moe y lo kawaii como métodos para enfrentar al mundo. Además de relacionarse con otras comunidades periféricas como son los hikikomori —a los que también les dan esperanza—. 

Los idols mantienen conexiones indisolubles con el espectro de subculturas de Japón que parecen venir del mismo lugar con distintas protestas acerca de la moralidad, la sexualidad y el capitalismo.

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