Crítica: Tetris – Los dramas por las licencias de los juegos siempre fueron reales

Cuando te dicen que Tetris tendrá una película te preguntas si será algo parecido a Pixels de Adam Sandler o a la vida de algún jugador profesional tratando de ganar un campeonato, pero no, en realidad es un drama ciertamente especial que te da a entender que los videojuegos no son un tema sencillo.

La propuesta del director Jon S. Baird y del guionista Noah Pink que es exclusiva de Apple TV+ te cuenta la historia de Henk Rogers, el mandamás de BulletProf Software a la hora de buscar licenciar uno de los videojuegos más grandes de la historia. Sí, la premisa suena muy aburrida, porque en el se incluye papeleo, sellos y demás, sin embargo, esta historia va más allá, porque si no lo recuerdas, este es un título nacido en la era del comunismo de la ahora extinta Unión Soviética.

Asimismo, estamos hablando de una época muy especial de los años ochenta y no precisamente de cómo se ven en series como los Goldberg. Para nada. Se trata de un ejercicio de exponer al mundo más allá de los Estados Unidos, porque en otros lares del mundo, la situación era muy distinta a lo que se veía en occidente.

Este es uno de esos ejercicios donde se combinan varios elementos para contar una historia digna: una época de transición para el mundo, el drama de las licencias para lo que fuera, las ideas millonarias y, por supuesto, corrupción, la cual, para ser sinceros, no necesita época para ser retratada.

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Taron Egerton en los pies de Henk Rogers

La película de Tetris te bombardea de información desde el inicio y pone su foco encima de Henk Rogers, un tipo con una pequeña compañía de videojuegos en Japón que estaba tratando de lanzar el siguiente gran hit. Taron Egerton, mejor conocido por sus papeles en Kingsman, es quien le da vida a este apostador de los videojuegos que vio la idea millonaria desde los primeros segundos del gameplay.

Henk Roger se encuentra en su camino con el personaje de Robert Stein, interpretado por Toby Jones (la voz de Doby en Harry Potter y la Cámara Secreta) el vendedor de los derechos de la licencia de Tetris y luego con Robert Maxwell, un multimillonario que era dueño de varios medio en la Gran Bretaña. Por supuesto, una película de un juego publicado en una consola de Nintendo debe tener también a personajes como Hiroshi Yamauchi el preciso de Nintendo, Minoru Arakawa (también expresidente de Nintendo), Howard Lincoln el presidente de NOA y, por supuesto al legendario Alexei Pajitnov.

Mezclar en una sola ecuación a todos estos individuos resulta en un relato muy especial, pues hay que comprender que hay disputas, carreras, tratos hechos a la mitad y un sinfín de detalles que, si los explicamos, le quitamos el chiste a que veas la película.

Lo que sí es posible decir es que el trabajo de Taron Egerton es notable y su interacción con cada uno de los personajes es la de un individuo que realmente se la está pasando de una manera complicada, pero, al mismo tiempo, no claudica, no se rinde o al menos ese es el discurso.

Explicando el drama detrás de Tetris

Contar el nacimiento de Tetris como videojuego puede ser una tarea ciertamente complicada, especialmente porque hablamos de un proyecto que nació en la Unión Soviética en una época donde de plano la comunicación de los rusos con el mundo aún estaba relacionada con la Guerra Fría. Incluso se podría decir que el tema de moda aún era el desastre en Chernóbil, que por cierto, también tuvo su serie.

La forma en que la película dirigida por Jon S. Baird narra todos estos acontecimientos, aprovechando cada uno de los recursos que tiene a la mano es excelente, muy entretenida, con muchos detalles. Claro, es mucha información, cambios de ritmo muy necesarios y dramas que pasan rápido o lento. Con todo eso, se logra relatar una grata historia.

Es un ir y venir, toma y daca, discusión tras otra, todo para llegar a cumplir con una tarea que algunos en la audiencia dirán que se trata de endiosar al capitalismo y hacer ver mal al comunismo. Pero va más allá. No todo puede ser blanco y negro, pueden haber grises como en la vida. Ni todas las intensiones buenas son positivas y la falta de confianza significa que exista un sentimiento de negatividad.

Jon S. Baird coloca los tetriminos de una manera notable y sabe que el público casual y gamer por igual se va a entretener con todo el drama que hay detrás de la creación de uno de los videojuegos más grandes de la historia. A eso, añade tensiones políticas y tendrás por resultado un producto que más de uno querrá ver.

Tetris es esa película obligada para los fans de los videojuegos

Bajo un pensamiento pragmático, los videojuegos tienen que ser entretenido y brindar diversión a los consumidores. La cuestión es que tal vez nadie ve más allá o de lo que está detrás. Así como ahora nos contaron la historia de cómo Tetris se volvió en el fenómeno que hoy conocemos, igual y mañana aparece un documental que hable acerca del Crunch por el que pasan los desarrolladores y todo el drama alrededor del tema.

Sí, Henk Rogers es presentado como una especie de héroe en los avances del filme, pero durante los casi 2 horas de película te das cuenta de que tienes a un tipo que la está sufriendo y que a momentos desesperados hay que realizar acciones lo que siguen de desesperadas en una época donde todavía era posible tomar riesgos y encontrar dividendos. Quien toma un riesgo hoy en día se topa con toda clase de prácticas desleales de negocio que te hacen pensar si la vida vale la pena o no con tanto sufrimiento de por medio.

Conocer el caso de Alexei Pajitnov, su pasión por los videojuegos y el cruce de ideas que tienen un par de diseñadores de juegos es una delicia. Incluso comienzas a imaginarte que esa clase de casos le pasaron a Satoru Iwata cuando ayudó a hace Pokémon en su momento o lo que pasaron varios creativos detrás de Lucasarts. Hay muchas cosas que el gamer desconoce y Tetris le abre los ojos.

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