El cyberpunk es conocido como un subgénero del Sci-Fi que, construye una noción distópica del futuro, en la que se revelan crudamente las diferencias de clases y se aborda la tecnología avanzada. Cyberpunk: Edgerunners es un claro ejemplo de esto.
Cyberpunk: edgerunners es la serie de Netflix que se estrenó el pasado 13 de septiembre de 2022, constó de 10 episodios de aproximadamente 25 minutos cada uno. Fue desarrollado por CD Projekt RED y Studio Trigger.
La historia de Cyberpunk: Edgerunners
Sigue la vida de David Martínez, un joven de clase baja que vive con su madre en el parque industrial en Santo Domigo en Night City — bien “inesperada la condición” de David—.
Nigh City es la ciudad de alta tecnología, no sólo en su estructura, sino en todo aquello que contiene, nos referimos a que sus habitantes cuentan con diferentes modificaciones en sus cuerpos.
David asiste a la carísima y prestigiosa escuela de Arasaka, sin embargo, a duras penas puede “permitirse” ir. Su madre se empeña en mantenerlo ahí para mejorar su futuro, sin embargo, él se siente incómodo por la situación.
Un trágico día, David pierde lo poco que tiene en todo sentido, y termina modificando su cuerpo con un artefacto militar que encuentra en su casa. El problema es que este implante es industrial, en otras palabras, extraño y tampoco es sencillo que el organismo tolere tanto cromo. Sin embargo, parece que su cuerpo es “especial” y logra aceptarlo sin demasiadas consecuencias.
Deambulando por las calles de Night City, David conoce a Lucy, una netrunner que le ayuda y con quien forja un profundo vínculo que definirá el rumbo de la serie. Posterior a ello, se une a un grupo de cyberpunks —al que Lucy pertenece—, ellos realizan trabajos a sueldo. Los integrantes del equipo son: Maine —el líder—, Dorio, Rebecca, Pilar, Kiwi y Falco.
El grupo es bastante cálido, sin embargo, hay algo que las personas de Night City no deben olvidar jamás: no deben confiar en nadie.
Otra cosa que es importante para los cyberpunk es el límite de los implantes, porque los usuarios suelen desarrollar una adicción a modificarse, hasta el punto de llegar a la cyberpsicosis, que los convierte en máquinas asesinas que pierden completamente la consciencia— lo último humano que les queda—.
Estas dos reglas básicas del mundo serán las que — de a poco— guíen el final de la serie.
El conflicto empresarial
Las grandes y ricas empresas de la ciudad —Arasaka y Militech— tienen un conflicto y estas, como factor “externo” serán las causantes de la trágica vida y final de David Martínez —y en general, de todos los cyberpunks—.
El cuerpo especial de David, así como su hermoso corazón justo y amable, aunado a su especial amor, serán los aspectos que lo acompañarán hasta —e incluso “provocarán” — el desenlace.
Dos partes: el cuerpo y el cromo
La historia podría dividirse en dos piezas. La primera, en la que David cuenta con un único implante y se une a un grupo de cyberpunks, y la segunda, en la que él es líder y es más cromo que persona.
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Cyberpunk: Edgerunners y el sonido industrial
La música no logró ambientar las escenas de la serie. No es que haya sido mala música —Franz Ferdinand es una gran banda— sin embargo, no se genera la suficiente armonía entre la imagen, guión y sonido para crear rapidez o mayor presión cuando es claro que se busca en ciertas escenas.
Aunque, es el talón de Aquiles de la mayoría de las series de Sci Fi y subgéneros.
Diseño: personajes y espacios
Los personajes no son realmente originales, pero desde la perspectiva estética son bastantes bonitos. Cada persona podría encontrar a su personaje favorito.
El espacio está ahí, simplemente, tampoco aporta bastante tecnología no vista anteriormente.
En general, no hay cosas nuevas, pero sí tienen buenas representaciones de cada una de las características que definen al cyberpunk.
¿Deberías ver Cyberpunk: Edgerunners?
No hay una respuesta única, depende de quién seas y qué buscas en la serie.
Si eres un gran fanático del género, seguramente deberás verla por obligación aunque definitivamente no te ofrecerá mucho. Por otro lado, si te inicias en este, es una buena opción para comenzar, tiene suficiente tragedia, pobreza, sangre e implantes que mostrarte.
Cyberpunk: Edgerunners es ácido, creo que esa es la palabra que debería definir al género por default, por lo que, desde esa perspectiva, la serie lo hizo bien. Sin embargo, si eres un experto del cyberpunk, definitivamente malgastarás tu tiempo consumiéndola.
La serie tiene un carácter exageradamente predecible —hay que recordar que eso no es algo del todo malo, el chiste de todas las historias no es lo que pasa, sino cómo te lo cuentan—, pero, no es sólo eso, sino que Cyberpunk: Edgerunners definitivamente se inclina a algo más adaptable, apunta a un público mayor.
La vértebra argumental es guiada por el romance en medio del decadente escenario definitivo del género.
Por lo que, si piensas en el estilo filosófico como el que se plantea en Ghost in the Shell, mejor no le des una oportunidad.
Aunque, Cyberpunk: edgerunners es entretenido, y lo suficientemente visceral —no cae en lo gore—, cuenta con un arte de imágenes tecnológicas y coloridas muy ad oc. Sin embargo, su historia sigue siendo una de las fórmulas clásicas: el héroe caído en desgracia se mantiene firme con su buen corazón, pese a estar rodeado de muerte y destrucción, finalmente lo alcanza el fatal destino.
Cyberpunk: Edgerunners no es una pésima serie pero definitivamente no es suficiente y pudo dar mucho más.
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