Llegó, como cada año, el día del Kokún. Ese bello momento en el que todos los fans de Dragon Ball se unen en el mundo para celebrar a Goku, Akira Toriyama y todo lo que les ha dejado, a pesar de que cada año esta historia se vuelve más aburrida y absurda… ¿y sabes de quién es culpa? Exactamente… tuya.
Dragon Ball fue una franquicia exitosa en su tiempo. No tanto como creemos que lo fue solo porque en México se convirtió prácticamente en religión, pero de que despertó emociones lo hizo… el éxito que alcanzó sobre todo fuera de Japón fue el que le dió ese estatus legendario, pero también el que comenzó a darle problemas con el tiempo.
Después de que Akira Toriyama diera fin a su historia en 1995, es claro que no puede quedarse el mundo así. Los fans necesitaban más y de ahí vino Dragon Ball GT, un proyecto que Toriyama ni siquiera quería, pero que ya estaba ahí para salir al mundo y satisfacer los deseos de los fans y la cartera de Toei Animation.
Sin embargo, el resultado lo conocemos todos. Tanto fue el desprecio por esta saga que solo duró un añito al aire. Y ahí es donde vemos por qué el problema son, muchas veces, los fans. Está chido que te guste el Goku, pero es evidente que la fórmula de donde nació algún día caducaría. Ya para el final de Z era obvio que esa idea del Super Saiyajin 3 era demasiado rebuscada y también por eso Toriyama casi no la incluyó, pero GT decidió que no eran suficientes colores de pelo.
Además de hacer changos dorados, se aventó una cuarta fase del saiyajin legendario, que en teoría ni siquiera era tan poderosa como las transformaciones anteriores. Pero ese no es el problema, el problema es que derivado de eso también se generaron dos debates: Dragon Ball GT es maravilloso y Dragon Ball GT es una basura, pero en ambos casos, significaban una presión extra para el creador de la saga, que además de tener que aventarse esto, tuvo que ver cómo los fans creaban un universo alterno en Dragon Ball AF, de donde por cierto salió Toyotaro.
Los fans crearon expectativas irreales en donde el nivel de poder crece sin lógica alguna, en donde la única condición para vencer es que cambies de color. Goku se pone plateado, Vegeta se pone azul, Freezer se pone dorado… el desarrollo es lo de menos, porque sabemos que a la hora de la hora, el poder de la amistad o cualquier otra cosa logrará resolver todo porque sí. Es más… es más… Goku se transforma en un megazord para derrotar a Moro. ¿Importaron las razones? No, claro que no, sencillamente sucedió.
Para no quedarse con las manos cruzadas, Toriyama jaló al tal Toyotaro e inició una nueva etapa de Dragon Ball, en donde tuvo que generar una historia que carece ya de sentido, porque sigue la misma lógica que Dragon Ball AF y Dragon Ball GT, con peleas que se resuelven de forma mágica con la única condición de que Goku cambié el color de su pelo.
Y sí, son los fans que con una idolatría ciega generaron un panorama imposible de sortear para un autor que nunca supo cuándo parar y que hoy nos tiene con personajes que hasta pueden pedirle a las esferas del dragón ser los más poderosos del universo.