Drag X Drive: Innovación, intensidad y desafíos en Nintendo Switch 2

La llegada de Nintendo Switch 2 marcó un antes y después en la industria, con un catálogo inicial que apuesta por la diversidad. Dentro de este lineup, Drag X Drive se posiciona como una de las propuestas más arriesgadas e innovadoras, ofreciendo un juego que mezcla deporte, arcade y espectáculo en un solo paquete.

La premisa de Drag x Drive es clara: ofrecer partidas rápidas, intensas y multijugador, con un sistema de control completamente nuevo diseñado para aprovechar al máximo las funciones avanzadas de los nuevos Joy-Con, ya se que se te ocurra jugar en una mesa o con tus piernas.

Sin embargo, detrás de su concepto fresco y arriesgado, surgen preguntas inevitables: ¿cumple con la promesa de revolucionar la jugabilidad en Switch 2 o su ambición termina jugándole en contra? En esta reseña analizamos a fondo todo lo que ofrece, desde sus mecánicas y controles, hasta su diseño, personalización y rejugabilidad.

Porque algo debe quedar bien claro, la innovación está ahí, pero también hay que pensar que existen toda clase de limitaciones como para poder decir que Drag x Drive es ese videojuego con muchos gimmics que harán querer comprar un Nintendo Switch 2 en un futuro no muy lejano.

Jugabilidad: velocidad, acrobacias y caos controlado

Con una alineación inicial cargada de títulos reconocidos como Mario Kart World y Donkey Kong Bananza, Drag X Drive se distingue al apostar por una franquicia completamente nueva. Inspirado en deportes reales como el baloncesto en silla de ruedas, pero con un toque arcade extremo, el juego sitúa los partidos dentro de parques de skate, ofreciendo la posibilidad de realizar trick shots y acrobacias para sumar puntos extra.

Este enfoque logra que cada partido sea dinámico, visualmente atractivo y competitivo, apuntando a un público que busca experiencias multijugador innovadoras más que campañas narrativas tradicionales.

El núcleo de Drag X Drive está en su jugabilidad orientada al multijugador rápido y competitivo. Los enfrentamientos, normalmente en formato 3v3 o 2v2, priorizan la velocidad y la creatividad. Las mecánicas de trick shots, que permiten obtener puntos adicionales al realizar tiros estilizados, aportan emoción a los últimos segundos de partidos cerrados y fomentan una dinámica de riesgo-recompensa.

No obstante, el diseño de las canchas puede jugar en contra. Los espacios reducidos provocan aglomeraciones incómodas, y la cámara en tercera persona dificulta seguir la posición exacta del balón, obligando a depender de indicadores visuales que no siempre son intuitivos. Vamos, pasa por los mismos problemas que Rocket League o Rematch, pero al ser un escenario más pequeño y una física más compleja, el juego se vuelve más complicado.

Esa necesida de darle uso a los nuevos Joy-Con para demostrar su capacidad

El gran gancho de Drag X Drive es su sistema de control único. Los Joy-Con se convierten en ratones duales que simulan empujar las ruedas de una silla de ruedas. Este diseño permite acelerar, frenar, girar y realizar trucos que podrían parecer naturales, pero se quedan en el intento.

Algunas de las funciones destacadas incluyen:

• Impulso rítmico: empuja ambos Joy-Con en sincronía para aumentar velocidad.
• Trick shots: gestos específicos para tiros de fantasía y acrobacias.
• Tackles y bloqueos: embestir jugadores para recuperar posesión.
• Interacción social: en el lobby puedes saludar, hacer gestos y chocar los cinco.

Sin embargo, la ambición no está exenta de problemas. La precisión de los sensores es inconsistente, y tras varios partidos la fatiga física se hace evidente, dificultando sesiones largas. Aunque la propuesta es creativa, en la práctica puede resultar agotadora y, en ciertos escenarios, poco responsiva.

Vamos, pudieron imaginar una mejor manera para lanzar pases, incluso por la espalda. Finalmente defender se resume a chocar con el oponente y no tanto de levantar los brazos como alguien lo haría. Simplificar la acción en vez de desarrollarla un poco puede hacer que te encuentres con varios problemas de diseño.

Diseño visual y ambientación

A nivel gráfico, Drag X Drive apuesta por una estética futurista minimalista, con jugadores de apariencia robótica y un entorno que combina skateparks y canchas deportivas. Si bien luce limpio y funcional, carece de la personalidad visual que Nintendo suele imprimir en sus títulos más populares.

El hub central, diseñado como un parque interactivo, ofrece rampas, minijuegos, zonas de entrenamiento y áreas sociales. Sin embargo, algunas decisiones parecen extrañas: por ejemplo, existen bolos decorativos que no puedes usar, incluso en el lobby de un solo jugador, lo que limita la libertad creativa del usuario.

Drag X Drive incluye opciones de personalización de personaje: elegir número, tipo de cuerpo, casco, armadura, neumáticos y texturas. Aunque funcional, las opciones iniciales son limitadas. Puedes desbloquear más variantes completando 25 trofeos disponibles, pero el sistema carece de profundidad y recompensas atractivas.

La progresión general del juego también resulta superficial. Si bien ganar partidas otorga logros y distintivos temporales como “Pro Passer” o “Cheer Champ”, estos no ofrecen ventajas permanentes ni mejoras notables. Para quienes buscan incentivos a largo plazo.

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Experiencia multijugador y minijuegos

El multijugador en línea es el corazón del título, con partidas rápidas que rara vez superan los cinco minutos. El sistema de emparejamiento es ágil y la variedad de modos aporta dinamismo, aunque las canchas pequeñas y la dependencia de gestos precisos pueden generar caos en encuentros concurridos.

El lobby incorpora minijuegos opcionales, como carreras de rebotes, prácticas de trick shots y retos contrarreloj. Aunque divertidos para sesiones cortas, no logran compensar la falta de contenido robusto en comparación con otros títulos deportivos del catálogo de Switch 2.

El tema del juego en línea en un juego como estos es un arma de doble filo, porque es probable que, cuando Drag x Drive pierda fuerza, muchos lo abandonen y los emparejamientos se sientan algo desnivelados, a pesar de que el matchmaking esté bien implementado.

Finalmente, el tema con este título será qué tanto contenido le llegan a implementar, porque si bien no es un juego como servicio como tal, el que se dependa de un multijugador provoca que exista un aliciemte por estar buscando reta y equipos. Claro, en lo ideal es que tengas tu squad para jugar, pero tampoco vemos a tantas personas armando retas.

¿Deberías comprar Drag x Drive?

La idea detrás de Drag x Drive no suena nada mal. Incluso se nota incluyente por el tema de las sillas de ruedas. Eso es algo que no vemos todos los días. Da gusto que Nintendo no abandone esta clase de propuestas tan únicas, la cuestión es que a veces, en la ejecución, no funcionan como ellos quisieran.

Drag X Drive es, sin duda, uno de los títulos más arriesgados y experimentales de la Nintendo Switch 2. Su control innovador y su enfoque multijugador lo convierten en una propuesta interesante para quienes buscan experiencias rápidas, frescas y diferentes. Sin embargo, sus limitaciones técnicas, el desgaste físico y la progresión superficial podrían hacer que muchos jugadores pierdan el interés tras unas pocas sesiones.

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Jugamos Drag x Drive en Nintendo Switch 2 con un código proporcionado por un representante de Nintendo en nuestra región.