Después de Hironobu Sakaguchi, Naoki Yoshida es el hombre que entiende perfectamente el concepto de Final Fantasy y lo demuestra en un MMORPG que parece que no tiene cabida en un mundo donde el “negocio” está en los free-to-play con battle royale y muchos disparos con balas que no van a ningún lado
La verdad es que ya no supe cuántas horas jugué, solo entendí que Final Fantasy XIV: Shadowbringers es, sin lugar a duda, la mejor experiencia que ha tenido esta franquicia en 20 años. Sí, suena a un enunciado deliberado y vendido, pero, hay suficientes bases para señalar que la expansión de un videojuego es tan buena como cualquier otro título “completo” que haya salido en 2019.
A pesar de ser un jugador ajeno a la experiencia y que tuve la oportunidad de arrancar la expansión sin la necesidad de pasar por las actualizaciones anteriores, me di cuenta de varios puntos que Shadowbringers entrega a los videojuegos en general: una extraordinaria narrativa, sobresaliente desarrollo de personajes, excelente composición musical, ajustes en el modo de juego a favor de la comunidad y un mundo lleno de vida. Naoki Yoshida hizo, de verdad, un gran trabajo con la expansión.
Ahora, Final Fantasy XIV: Shadowbringers es tan hermoso como esas jacarandas/cerezos que te llevan a tu primer calabozo, solo que el camino a veces será un poco pesado y subir de nivel tal vez resulte un dolor en el trasero, pero, cuando ya estás encaminado, te das cuenta de que todo ese martirio valió la pena. A final de cuentas, la expansión vale cada centavo y los meses que pagarás porque vas a seguir jugando… Y eso lo sabe Square Enix.
Adiós a los conflictos geopolíticos, bienvenido a un nuevo mundo donde nadie te conoce
Muchos fans se preguntaron para dónde iría Final Fantasy XIV después de Stormblood… ¿Acaso hay más ideas por explorar? Bueno, Shadowbringers y el Warrior of Darkness llegaron para darte una bofetada y enseñarte que la historia puede seguir otro camino más allá del imperio y los conflictos políticos.
Desde que llegas a Norvrandt, te topas con una historia que se basa plenamente en el conflicto que existe entre la luz y la oscuridad. Se siente una vez más que por algo eres llamado el Guerrero de la Luz. La encomienda no es sencilla desde el inicio, pues el desarrollo por saber qué está pasando va muy lento. En otras palabras, Eorzea ya quedó en el pasado.
Primero que nada, hay un par de conflictos por resolver, uno en la ciudad de Eulmore y otro en Amh Araeng donde se unirán un par de amigos a tu causa, no antes de cumplir con ciertas misiones con mensajes trágicos detrás de su respectivo desenlace. Conforme avanzas, te das cuenta de que la Luz es el problema para algunos, en vez de ser la solución final. Incluso, crees que el Crystal Exarch, tu “guía” en esta expansión, tal vez en realidad no esté tan de tu lado. Repito… Crees.
Digamos que Shadowbringers tiene la misión de sacarte de la zona en la que estabas, mostrarte una nueva y, a punta de golpes, hacerte entender que todo lo que viste antes, aquí no tiene – tanto – valor. Esto suena incongruente, especialmente porque debes volverte en el Warrior of Darkness, sin embargo, si hay algo coherente en esta expansión, es su extraordinario guion.
Ahora, justo cuando ya estás instalado en el nuevo escenario principal, ya entendiste que hay algo muy malo en un mundo donde todo se ve realmente bello. Cada zona muestra un lado “elegante” y al mismo tiempo “crudo”. Cada ambiente cuenta con algo violento que lo hace sentir incómodo, y eso no es tan sencillo de plasmar.
Final Fantasy XIV: Shadowbringers es misiones y mucho más
Para no perder la costumbre, la última expansión para Final Fantasy XIV está repleta de misiones secundarias que desarrollan mucho el apartado histórico detrás del mundo que estás habitando y, por supuesto, una campaña que puedes seguir directamente. Obvio, tal vez no vayas a subir de nivel tan rápido, sin embargo, para eso están las “dutys”.
Ahora, lo genial de esto es que la historia de Shadowbringers no recae nada más en ti, el Guerrero de la Luz que deberá brincar a la Oscuridad y volverse “malote” … Todo lo contrario, otros personajes con mucho peso en este MMO que te acompañan en tu nueva aventura también cuentan con un desarrollo interesante.
Particularmente, el Crystal Exarch es quien parece mover todos los hilos desde el inicio de Shadowbringers, pues es quien te pide visitar Eulmore y luego lanzarte a la guerra para ir a luchar contra los nuevos enemigos: los Sin Eaters. Estos seres blancos que parecen no tener chiste me recuerdan un poco, especialmente por su imponencia, al modelo de producción en masa de los Evangelion. Parecen enemigos sin gracia, pues es como quitarle el color a cualquier criatura, sin embargo, su apariencia no deja de ser pesada, provocando cierto terror en el jugador.
La gran mayoría de los calabozos, cuentan con un diseño – gracias al summon de Odín – lineal. Esto tal vez no suene tan genial, pues es de lo que todo mundo se quejó con Final Fantasy XIII, sin embargo, si los dungeons fueran abiertos y tuvieran demasiadas zonas, pasarías mucho tiempo innecesario dentro de ellos. No tiene caso sufrir tanto cuando puedes superar buenos enemigos, recoger loot y luego enfrentar al jefe final.
Otro detalle genial del apartado de los “dungeons” es que están hechos para algo más que mantenerte ocupado, todo tiene un objetivo y progreso. Pasas de salvar lo que parece una pequeña aldea hasta que arribas a castillos enteros. Esto, combinado con una excelente banda sonora, hace que la experiencia de superar decenas de enemigos se vuelva mucho más grata.
Asimismo, aparece una nueva mecánica que sale Final Fantasy XI, el Trust System. Este lo alcanzas cuando llegas al nivel 71 y sirve para poder reclutar NPC para poder superar los dungeons de un modo mucho más fácil. ¿Por qué? Bueno, digamos que los personajes manejados por la computadora ya saben que hacer y no seguirlos puede ser la muerte. A eso debo añadir que tal vez te ahorras el tiempo de esperar un equipo con el cual no quieres pasar vergüenzas por no estar a la altura de la situación.
A bailas o te vuelves en Squall Leonheart
Bueno, Final Fantasy XIV: Shadowbringers trae dos nuevas clases, una es el dancer que ya ha estado en otras entregas de la serie y el Gunbreaker que la puede hacer perfectamente de tanque que hace un gran daño. Ahora, el poder del dancer es el de un claro support que se la pasará subiendo el poder de sus compañeros de batalla. Digamos que puede ser el mejor amigo o la pareja ideal de un DPS.
La verdad es que ambos Jobs vienen a desajustar un poco la experiencia de juego, especialmente porque cuentan con características que desbalancean a otros Jobs. Ahora, esto seguramente será balanceado en pro de la comunidad en los próximos meses en lo que se establece bien el meta juego que gana Final Fantasy XIV con los Dancers y los Gunbreakers.
Por otro lado, Shadowbringers ahora ofrece quests para cada rol en el campo de batalla (DPS, Tanque, Curador) y sirven para hacer experiencia. Un detalle adicional es que los papeles se han simplificado. Digamos que sus acciones son mucho más específicas, lo cual podría ayudar a los nuevos a que entiendan cómo es que los Jobs funcionan de un modo mucho más práctico.
La mejor experiencia de Final Fantasy en mucho tiempo
Desde que Final Fantasy llegó a los 128 bits con Final Fantasy X, la franquicia perdió cierta identidad que parecía se había recuperado con la novena entrega. No es por demeritar la saga de Lightning, FFXII o Final Fantasy XV, pero ningún título de la serie de verdad hacía lo posible por sobresalir de verdad.
Shadowbringers es el mejor ejemplo de cómo debería ser Final Fantasy; un juego con altos valores en su guion, una historia atractiva que te haga sentir como un héroe, diferentes clases o Jobs para elegir y combatir contra monstruos… A final de cuentas, el chiste es sentir la magia y, por supuesto, la fantasía de ser es el Guerrero de la Luz que ahora se pasó a la oscuridad.
Final Fantasy XIV: Shadowbringers es venganza, brutalidad, crueldad, sed de justicia y, aunque suene a un maldito cliché, una historia de redención. Norvrandt no es un lugar sencillo, sus bestias y monstruos van a darte la bienvenida con los brazos abiertos para que no puedas respirar. Aunque, no te preocupes, la verdad es que, con un poco de ayuda de los NPC, verás que todo es más sencillo y disfrutable.
¿Deberías comprar Final Fantasy XIV: Shadowbringers?
Si ya llegaste a este apartado la reseña de seguro ya viste la calificación. Sí, es muy alta, incluso para una expansión, sin embargo, es un juego entero el que se añade no solo al juego base, también a las demás expansiones que ya conoces y, tal vez, ya disfrutaste.
Será, sin ningún problema, una muy buena inversión, no importa si tienes rato sin jugar o esperaste a que llegará más contenido para el juego. El peso de Shadowbringers es tal que te quedarás con ganas de saber qué va a suceder con la historia, especialmente porque tomó un cause excepcional.