La última expansión de Frostpunk no nos presenta algo excesivamente novedoso, pero es un cierre digno a esta franquicia de estrategia
La franquicia de Frostpunk de 11 bit studios ha llevado al género de City Building a extremos que solo son comparables con el Survival Horror.
Aquí el planeta ahora es un lugar distinto a lo que conocemos. Lo cálido es -20 grados centígrados y en un mal día vemos temperaturas inferiores a los -100 grados. La humanidad tiene todas las de perder en este nuevo mundo y no hay tiempo para comenzar una suave adaptación.
En este mundo post-apocalíptico el punto no es mantener a tus ciudadanos felices, sino vivos. Los niños que tendrán que trabajar, puede que su sopa tenga aserrín para que se sientan satisfechos y algunos tendrán que trabajar 24 horas corridas.
Anteriormente probamos la expansión de Frostpunk titulada The Last Autumn, la cual narra los últimos meses antes de la tragedia invernal. En ella, el jugador finalmente tuvo la tarea de construir un generador teniendo los días contados.
The Fall of Winterhome, por su parte, nos puso al control de una ciudad donde no importa qué haga el jugador, esta va a caer.
Después de estos desoladores escenarios donde cada decisión tiene un peso moral importante y no hay una decisión correcta, ¿qué nos presenta Frostpunk para su última expansión?
Frostpunk: On the Edge es una nueva campaña donde estamos en control de un puesto.
Por primera vez en Frostpunk, no somos la ciudad principal, sino un pequeño poblado sin generador que tiene como tarea seguir las instrucciones y enviar cargamentos de hierro cada cierto tiempo a New London, la ciudad matriz.
El trato es: tú nos das hierro y nosotros mantenemos las necesidades de tu equipo.
Esta dependencia a la matriz genera diversos cambios en la jugabilidad. Por ejemplo, este puesto o outpost sigue las leyes de New London y lo que ellos le permitan hacer. Además, tendrás que investigar otras tecnologías de creación de calor porque no hay un generador en el centro.
Como podrás imaginarte y por más diplomático que seas, las exigencias de New London van aumentando y cada vez dan menos comida y recursos a cambio. La pequeña población de tu puesto está en desacuerdo en cómo se han llevado las cosas y querrá independizarse rápidamente.
Pronto, el jugador se verá en la encrucijada de rebelarse contra sus amos, pero para sobrevivir sin ellos, deberá buscar alianzas potenciales en el frío exterior con otros asentamientos.
Esto de salir y aliarse es una mecánica necesaria, pues el puesto que controlas no tiene acceso a comida y su madera es limitada; por lo que el jugador tendrá que buscar alianzas mientras genera la mayor cantidad de hierro, para así tener un recurso atractivo para los demás asentamientos.
Aquí el frío no es el único enemigo. Debes aliarte o morir.
Intercambio: el núcleo de Frostpunk: On the Edge
Una vez que el jugador encuentra un aliado potencial, deberá enviar un equipo para preparar el envío de recursos. Justo como sucede en las otras campañas, pero ahora, tendrás mucha más comunicación y mini misiones en cada asentamiento externo.
Cada asentamiento tiene necesidades, producciones e ideologías específicas. Por ejemplo, Hot Springs puede generar mucha comida, pero necesita prácticamente todos los demás recursos para mejorar sus viviendas y el asentamiento en general. El jugador tendrá que enviarle los recursos que necesita a este poblado para ir mejorando su relación con ellos.
No obstante, y como esto es Frostpunk y tener un apocalipsis encima no es suficiente razón para que la gente deje de pelearse, las relaciones a veces pueden ser complicadas.
Hot Springs, por ejemplo, es un buen aliado, pero tienen ideas retrógradas y rechazan la medicina. Esto te generará más problemas de los que crees.
Por citar un ejemplo, una vez que tu propia población que enviaste a Hot Springs tenga una emergencia médica, tendrás que decidir entre usar medicina en un pueblo que la rechaza (enfureciendo a los aldeanos de Hot Springs), o en cambio, traer a los heridos hasta tu ubicación para curarlos con tus métodos (algunos morirán por el largo trayecto, pero Hot Springs estará satisfecho).
Cada asentamiento tiene ideas muy específicas y habrá problemas diplomáticos si el jugador intenta meterse con su autonomía.
Al igual que el resto de las campañas, en Frostpunk: On the Edge los recursos son limitados y el enfoque es supervivencia, por lo que es imposible tener a todos contentos. Tendrás que decidir si mejorar tu propio asentamiento o en cambio enviar esos limitados recursos a algún aliado para así pedirles ese cargamento de madera que sin duda necesitas.
El cierre de una brutal trilogía de expansiones
Por todo lo anterior, si bien Frostpunk: On the Edge no tiene la cantidad de novedades, ni la brutalidad con la que contaron The Fall of Winterhome y The Last Autumn, la mecánica de intercambio es bienvenida y explorar el exterior nunca se había sentido tan importante.
Adicionalmente, On the Edge se siente menos retador que el resto de las campañas. En menos de tres horas ya habíamos dominado y terminado la expansión.
Quizá On the Edge no es un capítulo imperdible, pero sí es un cierre digno a uno de los mejores títulos de estrategia y city building en los últimos años.
Frostpunk: On the Edge ya está disponible en PC y cuesta menos de $150 MXN en Steam si ya tienes el juego base.