La compañía Zenimax recibió una advertencia jurídica de parte del autor de la canción de uno de sus trailers.
Los videojuegos son productos multimedia por naturaleza y, al igual que el cine, incluyen en sus filas una enorme gama de talentos multidisciplinarios donde cada estudio aporta sus escritores, guionistas, artistas visuales, programadores, actores y músicos. La tarea de éstos últimos reside en dotar de lenguaje auditivo y atmósfera que contribuya a la construcción del mundo que el jugador se aventura a explorar, por lo que su tarea es de vital importancia en juegos cada vez más complejos y dinámicos como los de esta generación.
Sin embargo, todo juego tienen una etapa de pre-producción y producción, donde se acuerdan las licencias y el trabajo que cada parte deberá hacer para concluir la obra. Incluso en la pre-producción se muestran teasers o trailers de títulos aún sin terminar para generar cierto hype en los jugadores (como el bendito Kojima con Death Stranding, que él mismo dijo que todavía no había empezado). Muchos estudios deciden contratar actores y músicos profesionales o licencias de canciones para que aparezcan en los juegos, ya sea a falta de un equipo propio que se encargue del soundtrack o para dotarle de prestigio al título por tener obras conocidas por el público general.
Pero, ¿Qué pasa cuando se lanza un trailer con una canción sin que los debidos acuerdos comerciales se respeten, o el artista en cuestión tiene un cambio repentino de idea y decide que ahora le disgusta ver su obra asociada al título?
Esto fue lo que le pasó a Dion Dimucci, cantautor de la canción que Fallout 4 utilizó en el trailer “The Wanderer“, homónima del avance del juego de Bethesda:
Pero no se trata de los publicadores los que se comieron la millonaria demanda judicial, sino la empresa matriz Zenimax, la cual acordó con Demucci la utilización de The Wanderer en Fallout 4. Según la demanda, “los tratos comerciales eran cuestionables porque mostraban reiterados homicidios en un oscuro paisaje distópico, donde la violencia se ve glorificada como un deporte. Las matanzas y la violencia física no eran para proteger vida inocente, sino que eran imágenes brutales y repugnantes diseñadas para atraer a los jóvenes consumidores“.
La utilización de la canción por parte de Zenimax entraba dentro de un contrato que Demucci tenía con Universal Music Group, el cual fijaba las condiciones para el uso de su licencia. Sin embargo, el músico tenía el derecho de anular esa utilización de no cumplirse las condiciones fijadas por su parte jurídica.
Aparentemente, Zenimax falló al no acordar bien con Demucci y terminó usando su canción sin permiso. De esa forma, el autor no tuvo ni la posibilidad de solicitar el cambio en el guión para pedir aunque sea “una historia post-apocalíptica de supervivencia sin violencia cruda”.
La demanda estima daños por 1 millón de dólares al menos, por lo cual Zenimax tendría que desembolsar una suma cuantiosa por un simple error técnico que bien podrían haber arreglado con un café entre abogados y una charla amistosa.
Más allá de lo injusto que resulte para un artista el que su obra se use de forma malintencionada sin su consentimiento, es notable destacar la inocencia de Demucci al pedir por “una historia de supervivencia sin violencia”, más aún tratándose de la saga de Fallout y de que, justamente, en una historia donde lo primordial es sobrevivir, pedir que no haya violencia es como pedir un Mario Kart sin autos o un juego de Ubisoft sin bugs o torres.
¿Te parece justa la demanda o crees que fue demasiado lejos?
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