Cada vez son más comunes los videojuegos que tratan el tema de la salud mental, pero ninguno lo ha hecho tan bien como Hellblade: Senua’s Sacrifice.
Una de las mayores ventajas de los videojuegos como medio audiovisual es que pueden generar empatía como ningún otro medio. Son una travesía de horas en las que literalmente eres otra persona.
En estos mundos paralelos hemos salvado a princesas siendo un plomero, hemos jugado futbol con habilidades que superarían a las de Pelé y nos hemos puesto un casco para salvar a la Tierra de los Covenant.
Hellblade: Senua’s Sacrifice nos saca de nuestra zona de confort de héroes irreales y usa un tema tabú: la psicosis y la esquizofrenia.
La mayoría de las personas somos ignorantes con este tema, pero el primer paso para cambiarlo es sentir curiosidad.
Ninja Theory, desarrolladores de Enslaved: Odyssey to the West y Heavenly Sword, se acercaron a diversas organizaciones sin fines de lucro, personas que sufren de esta condición y especialistas en salud mental para llevar la experiencia de la psicosis de la forma más real posible a un videojuego.
La Divina Comedia, pero con esquizofrenia
Hellblade nos cuenta la historia de Senua, una mujer que formaba parte de los Pictos: una confederación de tribus que habitaban al norte y el centro de Escocia durante el Siglo VIII.
Senua’s Sacrifice es una metáfora: por un lado, Senua va hasta lo más profundo del Infierno (Helheim) para salvar el alma de su amado y para ello tendrá que enfrentarse a la mismísima diosa Hela, pero la verdadera pelea se está dando dentro de la mente de la protagonista.
Senua sufre de esquizofrenia. En el Siglo VIII las tribus no tenían conocimiento de esta condición, por lo que lo veían como una maldición de los dioses.
Hellblade nos hace interactuar con la esquizofrenia
La narrativa y la jugabilidad se funden en una perfecta mezcla y hacen que el jugador se sienta como Senua.
En casi todo momento mientras juegas, escuchando voces (recomendamos utilizar audífonos para apreciar el excelente trabajo de Ninja Theory en crear profundidad y movimiento con el sonido); viendo ilusiones y sintiendo que necesita encontrar patrones y puzzles en el ambiente para seguir avanzando.
El trabajo de diseño de jugabilidad es impecable y muy innovador, pues aunque no tengas un HUD (interfaz) visible, siempre sabrás lo que está sucediendo.
Si tu salud está baja, varias voces sentirán miedo hasta llegar a los gritos; si un enemigo está a punto de atacarte por atrás, una voz te lo indicará. ¿No sabes qué hacer exactamente? Las voces te dirán, más o menos, qué hacer; pues no siempre es bueno confiar en todas las voces en tu cabeza.
Con el miedo de algo que nunca pasará
Pero quizá lo más inteligente que pudieron hacer fue crear un miedo enorme e irreal que permea hasta el jugador. Y lo lograron con el “permadeath”.
Al inicio del juego, vemos cómo a Senua se le está pudriendo el brazo, comenzando por la mano. Entonces, el juego te indica que cada vez que mueras, la putrefacción irá subiendo, y una vez que llega a la cabeza, se borrará tu archivo y tendrás que volver a empezar el juego.
La verdad es que por más que te mueras esto no sucederá: es un solo un miedo infundado que nos demuestra la carga emocional y el estrés que genera algo, vaya a pasar o no. En Hellblade no puedes confiar en nadie, ni en las voces, ni en lo que ves, ni en lo que crees.
Cada muerte te va a pesar más que en cualquier otro juego y sufrirás junto con Senua cada derrota.
Hellblade trata el tema de la esquizofrenia con mucho respeto y de la mano con la narrativa. Por ejemplo, por medio de la historia nos enteramos que las ilusiones pueden ser positivas y hermosas; y por otro lado, que los eventos traumáticos son lo que desencadenan o empeoran la condición.
Ya puedes adquirir Hellblade: Senua’s Sacrifice para PS4, Xbox One o PC.