Todo tiene su final. Nada dura para siempre, tenemos que recordar que no existe la eternidad y así como Akira Toriyama llegó, está por irse… pero Dragon Ball no y eso es lo preocupante.
El heredero de la obra de Toriyama es ni más ni menos que Toyotaro, el dibujante que de a poco está tomando más control en Dragon Ball Super y que todos esperan que sea quien se convierta en el autor de las futuras sagas de Goku y los Guerreros Z. Sin embargo, tiene severos problemas con el público desde que comenzó a tener injerencia en el manga.
Que si su estilo no gusta porque es hasta cierto punto soso, o acusaciones de plagio a otros autores… y al mismo Akira Toriyama. Ciertamente, Toyotaro demostró tener madera para dibujar e imitar el estilo de su sensei. Digo, esto fue lo que hizo que la Shueisha aceptara la propuesta de Toriyama cuando decidió retomar Dragon Ball.
Sin embargo, no deja de ser un fan dibujante y la experiencia también marca que los fans no son precisamente los mejores a la hora de tener que hacer nuevas historias, porque el fan quiere que las cosas sean como él quiere, no como son. El trabajo creativo no es ni puede ser una respuesta al capricho, pero haiga sido como haiga sido… ahí está.
Para ser guionista hace falta más que saber mover el lápiz y copiar ideas de hace 30 años. Seguramente algún tesista de la UNAM te diría que no hables si no estás en sus zapatos, pero seamos sinceros: Toyotaro no está listo para ser un mangaka.
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Ahora, en el horizonte se dibuja ese retiro de manera definitiva. Según el mismo Toyotaro, está por entrar en una etapa nueva y con el estreno de Dragon Ball Super: Super Hero y el final del arco de Granola, parece evidente que será ahora él la cabeza de esta hidra.
Y de ser así, tenemos que estar preparados para todo. Para que el manga tenga otra vez esas ideas cíclicas y aburridas, pero también para que llegue un cambio como el de Dragon Ball GT, que hasta ahora parece ser el peor error en la cronología de Dragon Ball.
Eso, la verdad, solo el futuro lo dirá porque también aunque cueste aceptarlo, Dragon Ball acabó con más problemas que grandeza, pero el bello manto de la nostalgia nos hace ver oro donde solo hay cobre.
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