En estos momentos no sabemos qué va a pasar con Kratos, porque justo cuando creíamos que su final había llegado con la tercera entrega de God of War, surgió una nueva historia, la cual no solo le dio un giro al personaje, obtuvo un merecido GOTY y ahora recibe una secuela en Ragnarok que esperamos con mucha paciencia.
De las primeras horas de juego obtuvimos respuestas a muchas dudas que teníamos, incluso, desde las cosas más básicas a algunos apartados rebuscados, pero, como lo dice el título de este artículo, solo es eso, no es una calificación, no es algo definitivo, es lo que nos dejó el juego en sus primeras horas.
Sintiendo el peso que lleva Kratos sobre sus hombros
God of War Ragnarok tiene muchas preguntas por resolver y Kratos es el que debe tomar las decisiones para enfrentar las respuestas. Parece una tarea sencilla, sin embargo, la realidad es otra. Sabes que Atreus quiere saber todo sobre los gigantes y el papel de Loki en este fin del mundo.
Tienes también de vuelta las espadas del caos, el hacha de leviatán y el escudo guardián para afrontar la aventura y muchas habilidades por desbloquear que aún viven en el cuerpo del Dios de la Guerra. A eso añade la exploración por los nueve reinos (Rick Sanchez hablaba muy en serio de eso en el comercial).
Bajo ese contexto, comienza una aventura donde se nota la evolución de la relación entre Kratos y su hijo. Atreus ya creció, se ve que aprendió mucho en este tiempo y que su presencia es clave en el aspecto narrativo y el del combate. Este inicio se cuenta solo y sirve perfectamente para establecer los objetivos.
El juego te lleva de la mano, empiezas desde lo más básico con el hacha hasta lo más avanzado cuando surge la necesidad de utilizar las espadas del caos. Cada parte de la mecánica de combate se explica sola y es fácil entender cómo debes jugar. La bronca es cuando te metes con la progresión. Un botón mal apretado y te pierdes de apartados de desarrollo importantes.
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Explicaciones claras para partidas más entretenidas
Siguiendo con el tema de la progresión, te das cuenta de que, como buen juego de aventuras, la experiencia no solo se reflejada en orbes rojos, hay puntos de experiencia que debes usar en Kratos y Atreus para mejorar sus habilidades. Pareciera una tarea sencilla, pero, debes poner mucha atención a los parámetros a mejorar.
De seguro no faltará quien quiera reiniciar el juego para elegir bien qué pieza de arma pretende mejorar o qué movimiento adquirir para que los combates sean mucho más sencillos de librar. God of War Ragnarok no se reinventa, pero sí hace que la experiencia sea mucho más accesible, incluso para quien no sabe a las aventuras de Kratos. Se nota que el equipo de desarrollo hizo todo lo posible por ofrecer opciones para toda clase de jugadores.
Cuando God of War de 2018 cambió la forma en que se maneja la cámara en esta franquicia, hizo que tuviéramos un acercamiento más personal con Kratos y la aventura. Sí, era muy padre estar en un hack’n slash en los primeros títulos que sostenían una narrativa increíble, pero desde la primera toma notas cómo la preocupación inunda al Dios de la Guerra.
Este es un punto de madurez para la franquicia, porque atrás quedó la violencia desmedida que nos emocionaba solo porque sí. God of War Ragnarok presenta un propósito, una preocupación, dolor, pena y una mente que debe ser indomable a pesar de estar sufriendo todo el tiempo. Esa evolución se nota en Kratos y es algo que no debes perder de vista.
God of War Ragnarok, ¿el pelijuego?
Una de las constantes quejas de muchos jugadores es que los videojuegos de PlayStation en realidad son pelijuegos con quick time events donde realmente no estás “jugando” y todo es narrativa sin sentido. Si bien esto aplica para propuestas como Detroit Become Human, Heavy Rain o Beyond Two Souls por la naturaleza de su presentación, lo que sucede con God of War Ragnarok está lejos de esta errónea percepción.
Sony Santa Monica siempre apuesta por una calidad visual notable, animaciones sobresalientes y captura de movimientos para que todo sea mucho más espectacular. Lo que vemos en esta aventura de Kratos es precisamente eso: detalle en cada píxel, el diálogo aporta algo y cada avance también te deja desenvolver mucho mejor una historia que quieres saber cómo va a terminar conforme avanzas.
Incluso, al menos en PlayStation 5, las transiciones entre las cinemáticas en tiempo real y el juego tal cual no se notan. Sí, no es el primer o último juego que logra la “proeza”, sin embargo, realizarla requiere aprovechar las bondades de la nueva generación de consolas y el resultado es sobresaliente.
Ahora bien, existía una especie de temor irreal que decía que el juego realmente no era de siguiente generación, los cual es un pensamiento equivocado por las siguientes razones: primero, tenemos un desempeño y apariencia sólida cuando el juego correr a 60 cuadros por segundo. Jugar en 4K y 30 cuadros también es algo que hace que God of War Ragnarok todavía luzca más. Existe mucho detalle sólido que el PS4 Pro no podría emular.
Apenas es una pizca de lo que God of War Ragnarok puede ofrecer
Todavía falta para decidir qué tan bueno, malo o regular es God of War Ragnarok. Este es uno de esos juegos en los que debes ir de la A a la Z para decidir si es tan grande como muchos plantean o, en su defecto, solo es un buen juego y ya. Faltan muchas horas por recorrer, reinos por conocer y una historia que requerirá un final.
Hasta el momento, las bases cumplen cabalmente con su objetivo. En los planos técnicos luce realmente genial, las mecánicas de juego están muy bien planteadas, falta conocer el desarrollo del contexto de la historia y así saber cómo va a terminar este Ragnarok.
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