Porqué las princesas de Disney jamás estarán a la altura de las protagonistas de Studio Ghibli

Al parecer el mundo siempre se divide en dos: Oriente y Occidente, y en lo que estos dos espacios suponen, incluso en cuestiones “pequeñas” como es la afición de los infantes al cine. Todos conocemos al par de studios titánicos que ofrecen adaptaciones de variedad de historias a la gran pantalla, estos son: Disney y Studio Ghibli.

Disney fue fundado el 16 de octubre de 1923 por Walter Elias Disney en Los Ángeles California, Estados Unidos.

Studio Ghibli es un studio fundado el 15 de junio de 1985 por los directores Hayao Miyazaki e Isao Takahata junto con el productor Toshio Suzuki, en Tokio, Japón.

Si bien, Disney tiene más años de producción y utilizó a mujeres como protagonistas— a las que, últimamente intenta posicionar de manera distinta a cómo venía haciéndolo— hemos de decir que Studio Ghibli tuvo una visión bien diferente desde el principio.

Las motivaciones de las industrias cinematográficas y sus filmes

Esto último nos deja remarcar que lo importante siempre es la editorial definida de las industrias, en otras palabras, lo que supone su ideología y los propósitos que la motivan.

La editorial de las corporaciones nunca cambia, eso es algo que todos deberíamos recordar siempre, pues en teoría es su cimiento. Sin embargo, en caso de que haya modificaciones, siempre quedará la estructura vertebral que rige los proyectos.

Después de la polémica que desató Disney por uno de sus primeros títulos: Fantasía — que data del 13 de noviembre de 1940—, al cual se acusó de racismo, es que el studio se excusó con, más o menos, lo siguiente: “los tiempos eran diferentes”, y se limitó a eliminar las escenas racistas sin disculparse o hacerse responsable de sus decisiones anteriores.

Y sí, los tiempos siempre cambian, definitivamente no vivimos en la —mal definida— Edad Media, sino en esta especie de Modernidad —que de moderna tiene poco, según se nota cuando nos enfrentamos a estos casos—.

Pensando en que la estaciones cambian, y que nosotros estamos aquí para vivirlas— con valentía en la forma en que podamos—, es que traemos a colación dos películas que datan del mismo año— 1995—: Pocahontas de Disney y Susurros del corazón de Studio Ghibli. Sin embargo, aunque se lanzaron al mismo tiempo, son filmes sumamente distintos.  

Pocahontas

Pocahontas es la hija de Powhatan—el jefe de una tribu india de América del Norte—. Un día, unos colonos ingleses llegan a sus territorio: Radcliff —el gobernador ambicioso— y John Smith— el capitán justo—. La chica se hará amiga de Smith. No obstante, la ambición de los recién llegados causará conflictos con la tribu. Pocahontas será una especie de mediadora y formará un lazo inquebrantable con el capitán.

Susurros del corazón

Por otro lado, la protagonista de Susurros del corazón es una ávida lectora que se percata de que todos los libros que ha leído en la biblioteca han sido leídos también por otra persona. Cuando descubre quién es: Seiji, un chico que aspira a ser un violinista profesional, también se da cuenta de cual es su propio sueño. Juntos emprenderán el camino de la autorrealización.

Disney y Studio Ghibli en el amor

El par de películas siguen historias de amor, se enfocan en una pareja de personajes que se enamorarán. No obstante, mientras en Pocahontas, la chica se verá en necesidad de abandonar todo por el amor; en Susurros del corazón, el par de niños tendrá que afrontar las decisiones que conllevarán sus sueños de realización personal.

Se supone que ambas películas son para niños, no obstante, Disney presenta a una mujer y a un hombre en una situación bélica, política y cultural bastante complicada que, definitivamente la empresa no maneja bien. Porque hay que decirlo, no depende del tema, sino de cómo se lo presentas a la audiencia y a esto se le auna, qué es lo que realmente quieres comunicar.

Disney eligió un clásico de hechos reales, y lo adaptó —con sus normas ideológicas— para llevarlo a la pantalla. Este filme presentó la imagen de una mujer que antepone el “amor romántico” al amor propio y al de su familia. Incluso, la protagonistas hace a un lado sus deseos personales, debido a que “desea” acompañar/ subyugarse a alguien más, sin importar lo que esto implica

Lo que deja la imagen de una mujer que, a pesar de ser presentada en un margen de poder e independencia, cede a un complejo esquema que, a la larga, sólo la desgastará.

Por otro lado, en Susurros del Corazón podemos ver una historia de amor muy tierna que, no obstante, nos invita a repensar el romance. Los pequeños protagonistas se esfuerzan por alcanzarse mutuamente y de igual forma se admiran. Y se invitan a autorrealizarse, a pesar de lo que supone —en este caso, la distancia—.

Studio Ghibli siempre logra que sus narrativas complejas— como es el caso de La princesa Mononoke, La colina de las amapolas e incluso la adaptación y modificación en la historia de Ponyo— sugiera mucho más empoderamiento y facultación de sus protagonistas.   

Resumiendo la idea del amor y su enlace a la figura femenina

El amor es uno de los temas más viejos de la humanidad y ha tenido inmensos cambios en la forma en que nos ajustamos a él, sin embargo, no hay que pensar que el tiempo o el espacio nos condicionan a sentirlo o pensarlo, porque si bien, existen cadenas terribles que nos restringen, como la escolaridad y las oportunidades que esta nos ofrece —pensando también en lo económico—, siempre tendremos o intentaremos tener la posibilidad de pensar diferente.

Porque, no sé cuántas veces se tendrá que repetir: no es que se le abra un espacio a las mujeres, sino que, es cuestión de ofrecerles dignificación y el reconocimiento para su autovaloración que, desde hace tanto y tanto tiempo se nos ha negado.

Studio Ghibli cuenta con una visión muy definida de lo que quiere comunicar, es por eso que, sus protagonistas y sus formas de actuar, pensar e incluso la manera en que se ven, reitera los objetivos de un studio que ha consolidado su forma de presentar a sus protagonistas, construyéndolas como independientes, fuertes y sensibles —características que no se oponen—.

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