La princesa mononoke es una de las películas más queridas de estudio Ghibli, ahora que está en salas de cine mexicanas como reestreno, me propongo a recordar por qué es un filme tan vigente e importante a estas alturas de la vida. La película de Hayao Miyazaki se estrenó en 1997 y su protagonista femenina es una de las más aguerridas. Entérate de qué va el filme para ir a verla antes de que sea retirada de pantallas.
Estudio Ghibli es reconocido por sus narrativas críticas, que son antibélicas y que suelen proponer a una protagonista femenina fuerte y firme que lucha contra adversidades de diferente índole. Además, construye a protagonistas masculinos que sirven de apoyo para el crecimiento de la protagonista y que suelen ser hombres con una construcción realmente proactiva, justa y respetuosa, a la par de amorosa y devota.
La princesa mononoke está protagonizada por San y por Ashitaka del clan Emishi. Este clan es uno de los “enemigos” del emperador. Otro de los personajes esenciales es Eboshi, una mujer que creó una villa de marginados: mujeres compradas en prostíbulos y leprosos. La aldea de Eboshi se dedica a forjar hierro y pólvora. Con estos personajes de base, podemos ver que, La princesa mononoke nos permite adentrarnos a discurso marginal y secundario de lo que sucede en pequeños núcleos que tienen un alto impacto a nivel ecológico y social.
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La princesa mononoke: un discurso político, ecológico y social
La princesa mononoke: un par de mujeres con convicciones firmes
San fue criada por lobos, y no por cualquiera, sino por Moro, la diosa loba del bosque. San se identifica como parte de la manada y sus hermanos la aprecian y cuidan como su igual. Además, por esto mismo, San se siente conectada con todos los animales del bosque.
Ashitaka es un joven que cae presa de una maldición de otro dios del bosque, un jabalí errante que sucumbió al dolor y posteriormente a la venganza. La “bestia sagrada” convertida en mononoke llegó a destruir la pequeña aldea periférica del clan Emishi. Se destaca que este fue exterminado y marginado porque el emperador deseaba sus tierras, no obstante, sobrevivió con su ideología particular.
Luego de asesinar al dios convertido en mononoke, Ashitaka busca una forma de curarse, aunque para ello deba abandonar su aldea para siempre.
Llega hasta las tierras de Eboshi, y se da cuenta del tipo de trabajo que hacen. Eboshi es una mujer que cuida de gente marginal y busca prosperar rápido económicamente para ser intocable por las fuerzas políticas superiores. Con esto en mente, dañó al dios jabalí (lo que provoca que se convierta en mononoke), posteriormente, hiere de muerte a Moro, e incluso será Eboshi quien corte la cabeza del espíritu del bosque, provocando así el quiebre del equilibrio del ecosistema natural.
Sin embargo, Ashitaka, como le fue encomendado, la mira con ojos limpios y puede percibir su compromiso e ideología en el sentido más nuclear. No obstante, las amables preocupaciones de Eboshi, junto a la gente vulnerable que protege, no elimina el hecho de que busca obtener recursos del bosque, pese a las bestias sagradas que lo protegen, Ashitaka puede ver las complejidades y supuestos de todo. No obstante, antes de que Eboshi continue explotando recursos, llega un embajador del emperador a cobrar un favor de manera inmediata.
Es así como se ve forzada a atacar al espíritu del bosque con mayor premura. Desde luego, ahí es cuando: dos mujeres “perversas” con sus propios intereses se enfrentan de una manera espléndida. Por un lado Eboshi y por otro San, ambas protegiendo a sus esferas marginales.
A final de cuentas, cada una como parte de una facción debe cuidar a los suyos y a sus recursos, la sociedad las ha empujado a llegar a ese punto. Sin embargo, Eboshi lo dice desde el principio: uno de sus objetivos también es liberar a la princesa cautiva por los lobos.
Dos mujeres y una hoguera
La salvación de las mujeres por las mujeres permea la narrativa y da un giro a los polémicos discursos feministas de la actualidad: ¿qué mujer tiene la razón con respecto a la salvación? Cada una ha crecido con una ideología cultural propia, así que, habrá que confiar en que cada una de nosotras comprende un mundo y lo acomoda rompiendo las estructuras patriarcales a su forma. No hay un sólo feminismo y tampoco una única fórmula para la “salvación de las mujeres”.
Hay chicas que, a la forma de Eboshi, lograron sobrevivir (las mujeres que rescató de las casas de citas) y otras que no lo harán porque no conectan con su forma de asociarse con el mundo (San).
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Un bosque que nos permite mirar la antigua ideología japonesa
La princesa mononoke es prácticamente un discurso posguerra, bastante definido, de la nación del Sol naciente como comunicante: las personas que ceden al odio que los carcome al haber perdido algo; el “villano” que luego de comprender lo que sucedió, intenta redimirse tras ver a lo que su meta afecta; y la forma en que, una nación absolutamente arruinada debe buscar la forma de volver a comenzar, con quienes y quedan, y aprendiendo de lo sucedido.
Por supuesto que, el colapso corrosivo del espíritu del bosque sobre la aldea, nos resonará con las bombas de Hiroshima y Nagasaki, no obstante, también se enfoca a los ciclos y al cuidado del medio ambiente. Luego del caos, viene un periodo de reacomodo.
Desde luego que, La princesa mononoke aboga por una relación responsable con el medio ambiente y con las demás personas que forman parte de la sociedad. A final de cuentas toda la vida de este planeta pertenece al mismo ecosistema sostenible y podemos aportarnos de distintas maneras mediante un equilibrio libre de crueldad y lleno de respeto, ya que, todos tenemos un lugar en este mundo.
El desbalance en esto, es lo que nos lleva a la destrucción, y ello, como plan de contingencia implica un nuevo comienzo, complicado, con menos recursos y que conlleva mucho más esfuerzo, tras el aprendizaje del dolor y sus consecuencias. No obstante, también se materializa la esencia de los ciclos. La muerte trae consigo la vida y las fuerzas más grandes que nosotros: la naturaleza de la vida (el espíritu del bosque) rigen este universo de formas misteriosas.
Los ciclos se cumplen, y todo vuelve a comenzar, a su vez, La princesa mononoke nos permite comprender un mensaje más profundo: la muerte llega y la vida también se regenera a partir de ella.
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¿La princesa mononoke es una película para niños?
La princesa mononoke es una película llena de símbolos, como hemos desarrollado a lo largo del texto, y está repleta de distintos tipos de violencia, posicionamientos políticos y sociales que pueden ser abrumadores y confusos para un infante.
Su clasificación no es recomendable para niños menores de siete años. Sin embargo, cada cuidador puede echar un ojo antes, para precisar la sensibilidad de la recepción de las infancias a su cargo.
Se debe tener en cuenta que, La princesa mononoke también podría llevar a muchas preguntas que deben tener respuestas responsables.
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¿Qué es un mononoke?
Un mononoke es un espíritu contaminado que emerge tras la muerte de un ser vivo y consciente (animal o humano), que es corroído por el dolor y busca venganza. Los mononoke se rigen por la ideología brutal de la reparación del daño; brutal en el sentido de que, no consideran que una persona (la causante de sus males) deba reparar lo ocurrido, sino que, necesitan que todos sufran por el daño causado.
Esto es evidente cuando Otto, el príncipe jabalí, ya convertido en mononoke, se niega a aceptar las disculpas de la anciana sabia de la aldea de Ashitaka: el momento en que nuestra historia comienza…
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