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La nueva versión de Hellboy se aleja mucho del trabajo de Guillermo del Toro y ésto no es del todo malo

Hellboy es un personaje relativamente joven si lo comparamos con otras creaciones del noveno arte como Spider-Man, Batman, Superman, Captain Marvel o (cualquiera de los dos que te venga a la mente), aún así ya puede presumir que cuenta con un par de adaptaciones cinematográficas y ahora también un reboot.

Dirigida por Neil Marshall y protagonizada por David Harbour, el nuevo Hellboy no se parece a lo que habíamos visto bajo la dupla de Guillermo del Toro y Ron Pearlman.

La comparación, aunque pueda parecer injusta, es inevitable, pues aunque Hellboy: The Golden Army se estrenó hace más de 10 años, la visión de del Toro sigue presente en la cultura popular.

Hellboy de 2019 es más grande, más rudo y mas largo…

El “efecto Deadpool” sigue haciendo de las suyas y en esta ocasión Millennium Films apostó por una clasificación R, así que no reparó en contenido gráfico que hace pasar a Hellboy como una digna representante del género cinematográfico Serie B… el problema es que no lo es.

Las escenas de gore son dignas de cualquier Mortal Kombat y la violencia está a la orden de la narrativa, lamentablemente una cinta no se sostiene únicamente por su contenido violento y Hellboy es prueba de esto.

La cinta es fiel al material de origen —nos referimos a los cómics de Mike Mignola— al menos lo más que puede, pues cuenta con varios cambios y logra un tono mas “edgy” que la encarnación anterior del personaje. Esto es notable en varios aspectos: de las ambientaciones, el humor, las caracterizaciones y los personajes mismos.

A pesar de que las actuaciones por separado son decentes y que sin duda el Hellboy de Harbour tiene su encanto propio, las interacciones entre ellos no terminan de convencer. En un momento son desconocidos con intenciones ocultas y al siguiente son compañeros confiables…

Mucho ruido y pocas nueces

Una de las principales fallas de Hellboy es que el ritmo de los acontecimientos y las diferentes cosas que pasan en pantalla hacen que la cinta, que rebasa las 2 horas de duración, se sienta mucho más larga de lo necesario.

Personajes que no terminan de introducirse, sub-historias que no tienen conclusión y una gran cantidad de cosas en pantalla, harán que por momentos el espectador pierda el interés. Cuando esto pasa, la misma película parece saberlo pues recurre a los elementos sangrientos y gráficos para recobrar la atención del publico.

Incluso sin caer en el recurso fácil de comparar el Hellboy de Guillermo del Toro con ésta nueva versión, estamos frente a una película muy ambiciosa, pero que no termina de cumplir.

Hellboy (2019) es un producto mediocre que le va a gustar al público fácil de complacer. Por ahora, la construcción de una nueva saga comienza con el pie izquierdo.