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Las hijas de William “B.J.” Blazkowicz tienen lo suyo, pero al final descubrimos que todavía no están listas para tomar la batuta

Youngblood, el último spinoff de Wolfenstein, se anunció de forma inesperada y su llegada fue veloz.  Tan solo tuvimos que esperar unos cuantos meses para ya tenerlo en nuestras manos sedientas de FPS.

Desde su anuncio, dio mucho de qué hablar el hecho de que Terror Billy, el protagonista de la franquicia, se salió de los reflectores para abrirle paso a sus hijas gemelas que tuvo con Anya.

Narrativamente, el juego avanzó dos décadas tras los acontecimientos de The New Colossus. Y el pretexto para que B.J. diera un paso atrás es que él está desaparecido en Europa, pues aunque ya fue derrotado el nazismo en América, continúa ejerciendo su control en el viejo continente.

Las gemelas Jess y Soph son jóvenes e inexpertas, pero la sangre del mata-nazis más famoso de los videojuegos corre por sus venas.

Matar nazis es un trabajo en equipo

Lo primero que salta a la vista es que este Wolfenstein es cooperativo: en el mejor de los casos, un amigo y tú controlarán a una de las hermanas para abrirse paso por oleadas de nazis.

Definitivamente se recomienda esta opción, pues es cuando el juego es más divertido.

La mala noticia y lo que es bastante extraño es que no hay una opción de pantalla dividida: debe haber dos consolas con conexión para poder ser aliados.

Youngblood intenta mitigar esta barrera con la existencia del Buddy Pass. Este pase está incluido en la Deluxe Edition del juego y te permite invitar a un amigo para que juegue contigo. Y si él está ocupado y no puede entretenerte, se lo puedes pasar a otro amigo y así de forma ilimitada.

Se trata de un acceso al juego completo para otro jugador, siempre y cuando estos invitados estén jugando con el dueño de la Deluxe Edition que les dio el pase.

En cambio; y en el peor de los casos, jugarás solo (la IA no es tan mala) o buscarás en los mares de la gente tan solitaria como tú en Internet.

Esto último funciona, pero es extraño que te saltes escenarios y no entiendas nada de lo que está pasando con tal de que esto funcione como un juego cooperativo y encuentres una partida rápidamente.

No te preocupes – en realidad, la historia en Youngblood no es ni tan buena ni importante.

Las gemelas tienen momentos graciosos, pero en sí la historia es un adorno.

Youngblood ahora tiene más elementos RPG

Wolfenstein tomó un segundo aire gracias al trabajo del estudio MachineGames, quienes revitalizaron la franquicia en 2014 con The New Order.

El estudio es experto en FPS y esa diversión y elemento caótico siguen presentes en Youngblood, pero eso no quiere decir que este spinoff sea como los demás juegos numerados.

Al inicio intenté jugar Youngblood como cualquier otro Wolfenstein de MachineGames, y es un error, pues este título es más que un spinoff cooperativo: las bases de la progresión del personaje y la jugabilidad cambiaron para crear un interesante experimento.

Lo más importante en Youngblood no es en qué escenario estás, sino qué nivel eres, cómo has modificado tus armas y qué habilidades has desbloqueado.

Youngblood te permite personalizar tus armas y las habilidades de tu personaje.

Esto sin duda es interesante y le da mayor importancia a la experimentación y a la jugabilidad; pero a este Wolfenstein a ratos se le mete el mal y te pide que hagas un montón de Sidequests y grinding para poder continuar la campaña, pues si no lo haces, los próximos enemigos te van a destrozar.

En conclusión

Si bien este juego no es la próxima entrega numerada que muchos esperamos, es una botana entretenida que brilla más fuerte cuando juegas con un amigo y entiendes que estás ahí por la diversión, no la historia.

Por otro lado, los elementos RPG le sientan bien al Shooter, por lo que esperamos que se refinen para la próxima entrega principal de Wolfenstein.

Wolfenstein: Youngblood ya está disponible en Nintendo Switch, PS4, Xbox One, PC y próximamente en Stadia.