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Después de su paso por la tela, Yoshi se convierte en una bonita manualidad que puedes llevar a todas partes en tu Nintendo Switch con Yoshi’s Crafted World.

Desde Mario World: Yoshi’s Island de Super Nintendo, los “juegos principales de Yoshi” tienen su propio género: plataformeros de dos dimensiones, tan sencillos como adorables.

En estas entregas, Yoshi hace uso de sus características exclusivas de dinosaurio extraño para que  su jugabilidad se sienta única. Estas habilidades van desde volar brevemente por el aire, comerse a sus enemigos y luego lanzarlos en forma de huevos, hasta tenernos bastante confundidos con su identidad de género.

Crafted World sigue esa misma línea que nos han acostumbrado los juegos de Yoshi, pero nuevamente cambiando los materiales.

Las gemas de la ternura infinita

La historia es bastante sencilla, pero cumple: Yoshis de todos los colores conviven pacíficamente y viven del hedonismo en su propia isla.

Todo es risas y felicidad, hasta que Kamek y Baby Bowser llegan a intentar robarse un artefacto lleno de gemas de colores.

Pura fiesta bacanal.

Y digo “intentar”, porque se rompe y las joyas salen volando y se colocan estratégicamente en sitios donde será difícil recuperarlas.

El jugador podrá elegir a su Yoshi y darle el control a un segundo jugador para vivir esta aventura juntos. La misión es recuperar las joyas y cuanta artimaña se encuentren en el mundo que está abajo.

Constantamente Yoshi rompe la sensación de que aquí solo hay dos dimensiones.

Una maqueta para llevar

Visualmente, lo que más salta de Yoshi’s Crafted World es el estilo de arte. Todos los mundos en sí intentan emular una maqueta construida con todo tipo de materiales, y esto se puede apreciar sobre todo si pones atención a los pequeños detalles.

Ese punto extra se lo da el hecho que las cinemáticas parecieran que fueron hechas con la técnica de Stop Motion: pues los enemigos creados con materiales diversos se mueven de forma pausada. Como si les faltaran frames.

Esto es más divertido si se juega de dos.

Yoshi’s Crafted World se desarrolla en un escenario de 2.5 dimensiones, donde se manejan tres planos a los que Yoshi puede acceder o interactuar con sus disparos de huevo.

Estos detalles de interactividad hacen que los mundos se sientan más realistas y, sobre todo, te obligan a mantenerte atento a los objetos y enemigos que se encuentra en el primer o último plano.

Lo necesitarás, pues no todo aquí es avanzar a la derecha.

Para sobrepasar los niveles a veces te encontrarás con puzzles y batallas con enemigos y jefes, pero la base de la jugabilidad se esconde en recolectar un montón de objetos, pues es lo que te abrirá el paso a más niveles.

Yoshi’s Crafted World es predecible, muy fácil y se basa demasiado en la recolección; sin embargo hay algunos respiros.

En la mayoría de los niveles el objetivo es llegar al final y haber recolectado la mayor cantidad de flores, monedas amarillas y rojas, pero algunos escenarios rompen con la monotonía y mejoran el ritmo del juego.

Yoshi de vez en cuando se toma un descanso para ingresar a niveles sobre rieles donde tiene que disparar hacia objetivos, convertirse en un robot gigante y destrozar todo a su paso, o simplemente recolectar adorables Poochys, un tiernísimo enemigo que también nos acompañará en algunos niveles.

Para estar tan bonito, hay mucha destrucción aquí.

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Por todo lo anterior, Yoshi’s no encuentra el hilo negro y no está ni cerca de ser su intención. Sabe lo que es y se sujeta de sus mayores fortalezas: el juego cooperativo y la adorable dirección de arte.

Si lo tuyo son los títulos de plataformas y tienes un Nintendo Switch, encuentra a un amigo que le guste divertirse sanamente y consigan esta bonita maqueta interactiva de Yoshi.

Yoshi’s Crafted World ya está disponible de forma exclusiva para Switch.