Niantic Labs nació como un ambicioso proyecto de Google, pero logró despegar por méritos propios.
A mediados del siglo XIX en la ciudad de San Francisco, se hacía notorio un fenómeno bastante peculiar. La “fiebre del oro” tenía a todos con un sólo objetivo: encontrar pepitas de oro. La mayoría nunca encontró nada, pero el sueño de cambiar sus vidas para siempre logró crear un suceso pocas veces visto en este país.
De acuerdo con los especialistas, la “fiebre del oro” se originó gracias a un salto tecnológico que permitió grandes mejoras en las redes de transporte (ferrocarril y marítimas), en los medios de comunicación (como el telégrafo) y, sobre todo, a mucha insatisfacción socioeconómica. Muchos de esos buscadores llegaron a la bahía de San Francisco en el barco ballenero Niantic, un navío que se convirtió en un símbolo de la ciudad después de encallar para después transformarse en un popular hotel.
Pocos (o nadie) se imaginaban que en algún momento de nuestra historia, otro gigante bajo el nombre de Niantic sería capaz de ocasionar una fiebre similar a ésta. Claro, solo es cuestión de cambiar el oro por unas virtuales y adorables criaturas, esto gracias a la famosa aplicación Pokémon Go, la cual ha revolucionado completamente el concepto de un videojuego para dispositivos móviles.
Al igual que en la ocasión anterior, la fiebre causada por Niantic solo fue posible gracias a un avance tecnológico, esta vez gracias a la masificación de los dispositivos móviles, la realidad aumentada y la geolocalización para así poder interactuar con escenarios de nuestro mundo.
Google, el verdadero padre de Niantic Labs
Niantic Labs, bautizada en honor al ya comentado barco, nació como uno de los proyectos más ambiciosos de Google, que dedicó mucho tiempo y dinero al desarrollo de esta división de la compañía que tenía como uno de sus objetivos la creación y mejora de aplicaciones llamativas al que creían sería su producto estrella: los Google Glass. Pero el nacimiento de Niantic Labs no se dio del todo bajo los brazos de Google.
A mediados de la década pasada, Jhon Hanke, quién tiene la dicha de haber sido uno de los desarrolladores de Meridian 59 (uno de los primeros MMORPG de la historia) estaba trabajando -junto con su equipo- en un globo terráqueo virtual que implementaba fotografías satelitales de la Tierra, bautizado como EarthViewer 3D. Éste mismo cautivó a los chicos de Google, quienes lo compraron y rebautizaron como Google Earth. Además de darle a Hanke el puesto directivo más alto en la división de Google Maps, donde comenzó a trabajar con otros proyectos utilizando la geolocalización.
En el 2010, Hanke no dudó en acercarse a las altas esferas de Google para presentar su nueva idea: desarrollar apps enfocadas a la geolocalización. La compañía, que ya estaba avanzando el desarrollo de sus gafas inteligentes, no dudó en formar toda una división encargada de volver realidad la idea, dejar a cargo a Hanke y nombrarla como Niantic Labs. Este proyecto, junto con Google Fiber, fueron dos divisiones que debían de operar con un sistema de autofinanciación, para evitar perder dinero en este tipo de proyectos arriesgados.
El equipo de Hanke se puso manos a la obra y en poco tiempo desarrolló su primer producto: Field Trip, una app que se ejecuta en segundo plano y que, gracias a su integración con Google Maps, manda alertas cuando su usuario pasa por algún lugar curioso o interesante, además de recomendar lugares para comer o visitar. A pesar de ser interesante, la app no tuvo éxito, así que todo el personal se puso la tarea de crear una app que fuera su boleto al éxito.
De los fracasos se aprende y así nació Ingress
De este modo, Hanke y su equipo en Niantic Labs decidieron utilizar todo lo aprendido en Google Maps para comenzar a idear la trama de su próximo proyecto; Ingress, el primer título de realidad aumentada de la compañía. Utilizando la afición por temas como la conspiración nacieron las primeras lineas de la trama.
Ingress tenía como idea principal la guerra entre dos bandos; los Iluminados y la Resistencia, quienes buscaban controlar o destruir respectivamente una nueva fuente de energía. Los jugadores debían incrementar el poder de su facción encontrando y capturando portales ubicados en sitios reales que solo podían verse con un dispositivo Android. Para esto era necesario salir y recorrer las calles.
Lamentablemente, aunque su idea parecía bastante buena, Ingress no tuvo la mejor aceptación debido a su bastante pobre campaña publicitaria, aunque esto no significó que un pequeño pero importante grupo de personas lo jugaran con entusiasmo. Se nota que la idea de Ingress es muy similar a la de Pokémon Go, ya que en ambos la exploración urbana es el actor clave, sólo que el primero no tuvo los parámetros necesarios para atraer a las masas.
Pokémon, el boleto de Niantic a la fama.
El fracaso de Google Glass y el poco éxito que tuvieron Field Trip e Ingress orilló a Google a tomar la decisión de desechar a Niantic Labs, convirtiéndose así en un estudio independiente en el 2015, esto mismo dio la idea de la reestructuración de la empresa, y dió como resultado su asociación con Alphabet Inc.
Ahora, después de 2 años, sabemos que la idea de acercarse con Nintendo se originó cuando Niantic Labs aún formaba parte de Google. Para una broma de April Fool’s Day, Google Maps y Nintendo se unieron para crear un supuesto desafío llamado Google Maps: Pokémon Challenge, cuyo ganador trabajaría en Google en un nuevo puesto llamado Pokémon Master.
Hanke, presidente de Niantic Labs se dió cuenta de que podría hacer esto realidad gracias a las tecnologías que él y su equipo habían desarrollado. Fue entonces cuando él mismo le propuso a Nintendo apostar todo a la realidad aumentada para así lograr llamar la atención en su primer juego de realidad aumentada. Nintendo siempre ha sido precavido al realizar tratos con compañías grandes, por esta misma razón aceptaron inmediatamente cuando supieron que Niantic Labs ya no era parte de Google.
Un sólo mes después de que se anunciara el acuerdo para el desarrollo de Pokémon Go, Niantic Labs anunció también que habían conseguido un fondo compartido entre Google (que no quería perder cercanía con Niantic) y Nintendo y The Pokémon Company por un total de 30 millones de dólares, estos mismos para desarrollo, marketing y aumentar los productos de la compañía.
Aún sin ser el primer juego de su tipo, Pokémon Go se ha convertido en una aplicación que rompe los esquemas totales de lo que se conocía como un juego. Su rotundo éxito deja impactados a todos, pues ya es más preferido que ligar.
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JY