Es fácil echarle la culpa a los videojuegos, pero lo que sucedió en Torreón tiene raíces más profundas, y el panorama es más complejo
Pareciera que culpar a los videojuegos de la violencia nunca pasará de moda, y esta semana nos volvimos a dar cuenta. Todo debido al infortunado caso de un niño de 11 años que hirió a cinco de sus compañeros de escuela y un profesor de educación física.
Además, asesinó a su maestra, y después se suicidó. Apenas salía a la luz el tema, cuando el gobernador del estado de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, ya le echaba la culpa a este medio.
Culpar a los videojuegos nunca pasa de moda
Llegó a afirmar que el videojuego Natural Selection – un mod de Half Life de 2002 en realidad – había influenciado al infortunado jovencito. La teoría de Riquelme era sustentada por la playera que llevaba puesta.
Sin embargo, ni él ni sus asesores se dieron cuenta que en realidad este chico estaba imitando el ejemplo de los perpetradores de la infame Masacre de Columbine, Eric Harris y Dylan Klebold, que en 1999 asesinaron a 13 estudiantes.
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Uno de ellos pasó a la historia por llevar una playera con la frase de Natural Selection (Selección Natural, en español), que tiene que ver más con una forma retorcida y siniestra de ver las ideas de Charles Darwin que con los videojuegos.
Las declaraciones del gobernador no pasaron desapercibidas. No faltaron los medios que hicieron eco de ellas sin siquiera ponerse a analizar las cosas. Infortunadamente, esto es algo muy común en México.
Una excusa común que ya no se sostiene
Eso es lo que reprochó Juan Martín Pérez García (@juanmartinmx), director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM). Señaló que lo dicho por Riquelme sobre la influencia de los videojuegos es innecesario y sin fundamento.
Además, recalcó en un comunicado “la tecnofobia no ayuda. Sería equivalente a decir que todos los que ven narcoseries se van a volver criminales”.
Como pueden ver, prácticamente “dio en el clavo”. Hay una tendencia de parte de algunas personas de “satanizar” a los videojuegos cuando ocurren hechos violentos de este tipo.
Pero eso no se ajusta a la realidad. Si de verdad este medio tuviera algo que ver, naciones como Japón tendrían el más alto índice criminal. ¡Mas no es así, y las cifras no mienten! Los japoneses consumen más títulos y los crímenes son muy contados y aislados, como se ve en la gráfica de Vox.
Dos casos diferentes, Estados Unidos y Japón
Desde luego, puede haber quien apunte que Estados Unidos sería un mejor ejemplo. Tristemente, los tiroteos al otro lado del Río Bravo son muy frecuentes, y es una nación que consume videojuegos.
Pero en el caso de la Unión Americana el problema tiene más que ver con lo sencillo que es obtener armas de alto poder. En contraste, en el país del Sol Naciente hay muchas restricciones y las leyes son sumamente rigurosas.
Sin embargo, sus políticos también han buscado en más de una ocasión apuntar un nexo entre la violencia en los videojuegos y la vida real. Pero es una idea que carece de sustento científico, y en varias ocasiones lo hemos señalado.
En febrero del 2019, un estudio del Oxford Internet Institute arrojó como resultado que no había un enlace entre el tiempo jugando videojuegos violentos y el incremento de la agresividad en adolescentes.
Los videojuegos violentos no son causa de tiroteos
Lo máximo que descubrieron es que algunos títulos pueden provocar ciertos hábitos al hablar, competitividad y trolleo, que algunos podrían calificar de antisociales.
Otro estudio, realizado por la Universidad Clínica Hamburg-Eppendor de Alemania y el Instituto Max Planck, tampoco arrojó resultados claros. Un grupo de sujetos de prueba jugó Grand Theft Auto V y The Sims 3 al menos 30 minutos al día por ocho semanas.
De las 208 personas que participaron solo se detectó en tres de ellos un patrón de interacción distinto. La idea de que la violencia en los videojuegos se traduce en lo mismo en nuestra realidad cada vez se sostiene menos.
Entonces, ¿qué pensar del caso de Torreón? No es fácil analizar algo así, pero por lo dado a conocer, el niño había perdido a su madre tiempo atrás, y vivía con su abuela. Hay menciones que sufrió de un caso de bullying.
Las causas son más complejas de lo imaginado
Sin embargo, esto no se ha corroborado. En cuanto a las armas, México sufre de una invasión de armamento proveniente de los Estados Unidos, lo que no hace tan complicado conseguirlas.
Eso a pesar de que las leyes mexicanas son más estrictas en cuanto a su posesión que al otro lado de la frontera, y que su uso no está extendido en la población. Pero también hay que apuntar otra cosa, y es el tipo de influencias que tuvo este chico.
Se supone que era un buen estudiante, y nunca había mostrado comportamiento agresivo. Al menos uno de los autores de la Masacre de Columbine padecía de depresión y consumía medicamentos para combatirla.
¿Cuál era el estado de este niño? No lo sabemos, y tampoco si le gustaban o no los videojuegos. Pero acusar a este medio con índice de fuego es sin duda precipitado.
Como dice el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador “tenemos que atender a los niños, a los jóvenes, no darles la espalda, hace falta mucha atención al interior también de nuestras familias con los hijos, con los que requieren de atención, de orientación para que estas cosas no sucedan”. Es un consejo que de verdad vale la pena seguir.