A través del cosplay revivimos uno de los grandes momentos de One Piece, cuando Monkey D. Luffy ayuda a Nami a hacer justicia en Arlong Park
El manga y anime de One Piece están llenos de momentos enternecedores. Uno de los más emblemáticos fue cuando Monkey D. Luffy comenzó a formar su tripulación, consiguiendo poco a poco nuevos miembros.
Aunque conoció a Nami la primera vez, ella no se le unió de inmediato. De hecho, ella era parte de la banda de los piratas de Arlong, y seguía con ellos solo para proteger a quienes quería.
La triste historia de Nami en One Piece
Como casi todos los personajes de la obra de Eiichiro Oda, Nami tuvo una infancia por demás traumática que la marcó para siempre. Vio morir a su madre adoptiva, que se sacrificó para salvar a todos en su pequeña vida.
Y el destino quiso que terminara sirviendo a su infame asesino. Buscó la forma de hacerse de dinero para tratar de liberarlos del infame yugo de Arlong, pero sus esfuerzos fueron en vano.
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No importó a cuantos piratas traicionó, robó y engañó. Pero al futuro Rey de los Piratas no le importó nada de eso, sino que la aceptó como era en un momento emblemático de One Piece.
Cuando Luffy le puso encima su sombrero de paja, algo que casi nunca hace, demostró que todo estaba perdonado. Arlong había hecho su última tropelía, y la incipiente banda de los Mugiwara arrasó con Arlong Park, poniendo fin a su historia de opresión y muerte.
Monkey D. Luffy tiene un corazón muy grande
Un grupo de cosplayers decidió revivir lo que pasó, y pueden ver la secuencia fotográfica compartida por @raruhas. Vemos a Nami con el dinero ensangrentado en sus manos, dándose cuenta que todo lo que ha hecho no valió la pena.
Los escenarios donde se tomaron las imágenes sin duda son geniales, y complementan a la perfección el trabajo realizado. Luego la vemos a ella apuñalando el tatuaje de su brazo.
Es Luffy quien la detiene, y después, le pone el sombrero que Shanks alguna vez le dejó, aquel del cual nunca se aparta. Ella le pidió ayuda, y aceptar hacerlo. Sin réplicas.
Sin reproches o reclamos de algún tipo. Es ayudar a alguien haciendo lo correcto. Porque hay quienes no entienden con palabras ni diálogo alguno. “El mal triunfa si los hombres buenos no hacen nada”, se aplica a la historia de Arlong, hasta que conoció a su némesis.