La secuela del reboot de 2016 revoluciona y sube los altos estándares que dejó su antecesor
Saldrían un montón de nominadas si hablamos de la serie de Shooter en primera persona más revolucionaria:
Wolfenstein 3D sentó las bases de muchos de los FPS modernos que todavía jugamos, Halo le dio vida a un nuevo competidor en el mercado y redefinió al género en las consolas, y ¿qué tan diferentes serían los esports hoy sin Quake o Counter-Strike?
Sin embargo, mi pionero favorito es DOOM, pues no se conformó con moldear a los clásicos desde 1993, además se fusionó con el terror con Doom 3 y volvió a revolucionarse con un aclamado reboot en 2016.
Cuatro años después, DOOM no se mantiene conforme con lo que ha logrado y vuelve a cambiar las reglas del juego. Eternal es esa entrega de DOOM que no sabías que necesitabas y que seguramente influenciará a decenas de títulos de este género.
DOOM Eternal es mejor que una porno
John Carmack, cocreador de DOOM, alguna vez dijo: ‘Las historias en los videojuegos son como en el porno, se espera que estén ahí, pero no son importantes’.
Si bien, la historia no es precisamente lo más fuerte de DOOM Eternal, sí es el título de la franquicia que se ha tomado este apartado más en serio.
No solo hallarás un extenso glosario que es parte de los coleccionables, además, hay un par de sorpresas y revelaciones que sobre todo disfrutarán los fans de antaño, pues hay un sinfín de guiños a los juegos de los que nos enamoramos en los 90.
La historia de Eternal nos sitúa dos años después del reboot de DOOM (2016). Ahora, vemos la Tierra dominada por demonios y Doom Slayer es la última esperanza de la humanidad.
Hoy no es el día de suerte de los demonios, pues este protagonista es imparable.
Jugabilidad de ensueño
Sí, muy bonita la historia y todo, pero, siendo sinceros, lo mejor de DOOM Eternal es su jugabilidad.
Al igual que el título del 2016, Eternal es intenso y rápido: ni siquiera tienes que cubrirte o esperar a cargar tu arma. Aquí se muere el que se queda quieto y las armas se recargan solas o son de un solo cartucho.
Al fusionar la modernidad y lo clásico para generar una identidad propia, en DOOM Eternal el escudo sigue siendo una barra que se llena con objetos y NO se regenera sola.
Aunque hay un camino predeterminado, en ningún momento se siente lineal o simplón porque estarás resolviendo puzzles sencillos y explorando con los diversos movimientos del Doom Slayer.
Si bien el combate es el plato fuerte, el jugador también requiere pericia en plataformas en primera persona para seguir avanzando.
Matando para sobrevivir
Lo más destacable de la jugabilidad es que las municiones, la salud y el escudo son recursos muy limitados, por lo que el jugador tendrá que usar habilidades especiales para mantenerse vivo.
Si matas a un enemigo con la sierra eléctrica (la gasolina es limitada), te dará municiones. Si lo haces con un golpe cuando se están tambaleando, se te otorgará salud. Y si los quemas con el lanzallamas, tu recompensa será escudo.
Esta mecánica lo cambia todo: en las batallas más difíciles estarás buscando enemigos menores para poder aplicar estas habilidades y sobrevivir. En este DOOM uno no sobrevive con regalos en el piso, tienes que matar para seguir vivo.
Mini juegos dentro del juego
Si bien DOOM Eternal es divertido por sí mismo, no pierde la oportunidad de ofrecer pequeños retos que hacen que sientas que siempre tienes algo que hacer:
1) Para empezar, verás que en todo momento se te está calificando en cuanto a batallas, exploración y peleas contra jefes. Podrás ver tu desempeño en la esquina superior derecha.
2) También hallarás ‘encuentros secretos’ que te retan a terminar con una batalla oculta lo más pronto posible.
3) Hay salas llenas de enemigos súper retadoras y secretas donde tendrás que conseguir la llave antes de tan siquiera intentarlas.
4) Al inicio de cada misión te otorgarán misiones opcionales que pueden ser derrotar a cierto tipo de enemigo solo con tiros en la cabeza. O hallar una zona secreta.
Estas mini misiones además de motivar la exploración, te retan a cambiar tu estrategia de batalla constantemente.
Las recompensas a todos estos extras son extensos desbloqueables de personalización estética, runas y mejoras para tu armadura, armas, salud y capacidad de municiones.
El pecado capital de DOOM Eternal
DOOM Eternal es un juego largo, pues dependiendo de la dificultad en la que juegues la campaña y tu obsesión por los coleccionables, la historia te tomará hasta más de 20 horas. Una duración muy extensa si tomamos en cuenta que este es un FPS.
Los niveles son grandes y hay muchísimo contenido. Sin embargo y sobre todo al final, se siente que el juego se alargó mucho de forma artificial con batallas que son tan largas que en varias ocasiones pensé que era un glitch.
Literalmente estuve más de 30 minutos en algunas peleas donde los enemigos simplemente no dejaban de salir.
A pesar de que hay variedad en los enemigos y las formas de lidiar con ellos, fue en estos momentos cuando DOOM Eternal se sintió hasta repetitivo.
Y, para hacer las cosas un poco más frustrantes, están las vidas que juegan en tu contra:
En este título hay un sistema de vidas, donde al ir encontrando el limitado recurso del 1-UP, podrás revivir automáticamente en cuanto tu salud llegue a cero. Esto sucederá mientras tengas un 1-UP disponible.
El problema con esto es que a diferencia de otros juegos, DOOM Eternal los consume automáticamente y ni te pregunta si querías usar ese preciado 1-UP.
El resultado es que este preciado recurso se te puede ir fácilmente si estabas distraído o no planeaste correctamente, restándole facilidad para generar una mejor estrategia en la batalla, pues tu mayor oportunidad de ganar es la primera vez que están tus vidas completas… o repitiendo el nivel.
¿Y mi multijugador de DOOM Eternal?
DOOM Eternal se rehúsa a tener un multijugador competitivo común y corriente, por eso llegó Battlemode; este cuenta con la misma frescura y velocidad que nos hizo adictos en la campaña.
Se trata de un multijugador 2vs.1 en línea donde dos jugadores toman el papel de los demonios y se enfrentan a otro jugador en los pies del Slayer.
El equipo que logre ser el mejor en 5 rounds (o 3, si un solo equipo va ganando todo), se llevará la victoria.
Los jugadores pueden elegir a su demonio, cada uno con habilidades y debilidades distintas. Nos encontraremos desde un Pain Elemental hasta el temible Marauder.
Si jugaste la campaña de DOOM Eternal y viste en carne propia el poder del Slayer, sabrás que esto es injusto para los jugadores demonios, es por eso que al mismo tiempo también habrá hordas de enemigos demonios controlados por la IA.
Y, además, el Slayer debe eliminar a ambos demonios jugadores en un tiempo determinado, porque si solo logra derrotar a uno, este podrá revivir luego de algunos segundos.
Sobre todo los jugadores demonios deberán tener una estrategia para jugar en equipo, bloquearle el botín al Slayer en el momento adecuado y, si todo sale mal, sobrevivir mientras su compañero revive.
El mejor viaje al Infierno
Lo mejor de DOOM Eternal es que lleva al límite la fantasía de poder: es increíble cómo el juego te hace sentir tan poderoso… y eso que te mata todo el tiempo por su retadora dificultad.
A pesar de que hay cientos de FPS en el mercado, simplemente no hay ningún otro que ofrezca lo que hace este DOOM en términos de exploración de mundos y acción con este nivel de intensidad y brutalidad.
DOOM fue el rey de los FPS en los 90, y 30 años después Eternal viene a recuperar el trono con un juego que pone sus propias reglas y no teme en romper varios nuevos estándares del género.
Sus riesgos son bien recompensados, pues DOOM Eternal no solo será uno de los mejores juegos del 2020, además, sin duda, es de lo mejor del género que jugarás en un buen rato.
DOOM Eternal está disponible para PC, Xbox One y PS4. Y más tarde también para Switch. La versión que jugamos para la reseña fue para un Xbox One X.