Después de más de dos décadas de intentos fallidos, Warner Bros. perdió oficialmente los derechos de la película live-action de Akira, la obra maestra del cyberpunk japonés creada por Katsuhiro Otomo. La licencia regresó a manos de Kodansha, la editorial original del manga publicado por primera vez en 1982.
La adaptación de Akira es uno de los proyectos más turbulentos de Hollywood, atrapado en un infame desarrollo interminable desde que Warner adquirió los derechos en 2002. El estudio invirtió decenas de millones de dólares sin llegar nunca a la etapa de producción definitiva. Entre los nombres que pasaron por el proyecto están Stephen Norrington, Leonardo DiCaprio como productor, y directores como Jaume Collet-Serra y Taika Waititi, este último con un enfoque más fiel que incluso obtuvo incentivos fiscales en California y planeaba un elenco completamente japonés.
Sin embargo, el proyecto enfrentó numerosos obstáculos: presupuestos inflados, controversias por whitewashing, cambios radicales en la ambientación (como convertir Neo-Tokyo en “New Manhattan”) y una cadena interminable de directores y escritores que abandonaban el barco.
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Ahora que Akira volvió a Kodansha, varios estudios y plataformas de streaming ya están interesados en retomar la adaptación. Con el fenómeno del anime más vigente que nunca a nivel global, esta podría ser la oportunidad definitiva para que el clásico postapocalíptico brille en la pantalla grande.

Mientras tanto, el legado de Akira como película animada y manga sigue siendo intocable. Y como dice una de sus frases más icónicas: “El futuro no es una línea recta. Está lleno de cruces. Debe existir un futuro que podamos elegir por nosotros mismos.”
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