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Es exagerado decir que es una basura, sin embargo, la película hace todo por verse como un producto mediocre.

La película de Venom enfrenta una gran variedad de retos para sobresalir, siendo el más grande la evidente carencia de Spider-Man para introducir al personaje de un modo apropiado. Sí, tenemos a Eddie Brock, un periodista que busca hacer el bien –para alimentar su ego, claro – a través de sus reportajes desde San Francisco. El problema es que parece que no tuvo un pasado en el Daily Bugle y solo sabes que se mudó de Nueva York a la Costa Oeste por un “problema” el cual nunca se aclara (aunque lo imaginas).



Ahora, cabe aclarar que es complicado ver este filme con el peso de las críticas en contra. Las reseñas describen esta propuesta del director Ruben Fleischer con comentarios muy pobres; hay quienes señalan que no era necesario hacer esta película o la comparan con Gatúbela o Ghost Rider. Dicho esto, esperas ver un verdadero bodrio insufrible digno de ser quemado en la hoguera, carente de trama y justicia al personaje creado por Todd McFarlane. Después de verla, entiendo la molestia general, pero también es de cuestionar la falta de tolerancia frente a un producto que no es malo, solo está repleto de clichés, chistes fáciles y violencia bajada de tono cuando el protagonista da para repartir violencia por doquier. ¡Estamos hablando del Protector Letal de San Francisco! Ahí falla la película, pues no presenta al Venom que todos desean ver y, al mismo tiempo, nadie entiende las limitantes con la que fue creada esta película.

¿De qué va Venom?

El filme inicia con una nave espacial dirigiéndose a la Tierra. Esta transporta algo muy particular. En el mundo hay una corporación que debería ser perseguida por las autoridades, sin embargo, vive en la impunidad y es señalada como el tradicional industria salvadora en búsqueda de una mejor calidad de vida en los seres humanos. Ellos se apoderan de lo que venía en ese vehículo que se estrella en Asia y planean aprovecharlo a su favor. ¿Algo puede hacerle frente? ¡El periodismo inquebrantable de Eddie Brock! Este argumento define a nuestro personaje, ahí conocemos que hará lo que sea para conseguir la nota y mantenerse como el mejor reportero de todos. Obvio esto trae consecuencias, tanto en el plano personal como el profesional. El problema es que el inicio es realmente… Tan lento como la llegada de la quincena. Así de simple. Justo cuando crees que la película va a tomar ritmo, sucede todo lo contrario, se vuelve lenta y solo tienes deseos de que las cosas avancen por el bien del boleto el cual ya pagaste.

Ahora, la introducción del simbiote tiene mucho peso y desde ahí se sostiene la trama de la película, pues, se supone que el humano va a mejorar cuando aprenda a vivir con este ser del espacio, de acuerdo con el maquiavélico plan de nuestro principal antagonista. Ahora, los errores en Venom se presentan en el momento de aprovechar estos “entes” invasores de cuerpos. No se hace un verdadero seguimiento de cuántos son y cómo se van separando. Incluso hay un espacio de tiempo realmente amplio, innecesario y poco creíble pues se manejan dos locaciones, una en Asía y otra en Norteamérica, siendo la primera donde se origina toda la trama para después quedar en una especie de pausa innecesaria.

Respetando el concepto de Venom

Okay, ya nos quedó claro que Venom no va a pasar por el cuerpo de Peter Parker para luego brincar al de Eddie Brock. Las circunstancias y la búsqueda de la verdad hacen que el simbiote y nuestros protagonista se unan y empiecen a convivir. Aquí es donde aprendemos mejor cómo funciona este ente espacial y cuál es su verdadero objetivo. El ritmo con el que explican todos estos conceptos es correcto y es cuando la película cobra el ritmo adecuado tanto en el entretenimiento como la narración.  El problema es cuando tratan de bajar el tono del personaje. Los lectores de cómics saben lo agresivo y violento que puede ser Venom, sin embargo, como lo mencionamos en una nota previa, bajan mucho la violencia, todo para ver si Marvel Studios los mete a su canon.

Ahora, los diálogos entre Venom y Eddie son, en la mayoría de las ocasiones, bobos e innecesarios, carentes de fondo y forma. Poco creíbles. ¿Cómo es que un ente tan poderoso el cual controla el cuerpo huésped no puede dominar al reportero? Eso es algo que no logras digerir hasta el final cuando se presenta la “buenaondesca” justificación definitiva. Por otro lado, cabe recalcar que las debilidades y fortalezas de Venom en el cómic están en la película, incluso las explican al pie de la letra para que al final del filme digas… “ah, ya”.

Grandes efectos y una edición pobre

Venom destaca en el apartado visual. San Francisco es usado a la perfección para contar la historia, las locaciones fueron muy bien pensadas. En otras palabras, no hay queja en este renglón. La música y los efectos sonoros están bien, incluso vas a disfrutar mucho del filme si la ves en una sala con Dolby Atmos. Lo que sí tiene un problema es la edición final. Por algo Tom Hardy dijo que sus escenas favoritas no estaban en el producto final. Los efectos especiales sí son una chulada. Las transformaciones, el modo en que se mueve el simbiote y se combina con el cuerpo de un humano es genial.

En conclusión, Venom es una película bajada de tono, incluso podrías decir que está diluida para que cualquier persona la pueda ver. Ese sacrificio le costó muy caro y, por esa razón la crítica la está despedazando a diestra y siniestra. Mi recomendación para ti que tienes ganas de verla es que no pagues más de 70 pesos por verla. Incluso busca un día en el que el cine esté barato. No es necesario ir a verla tan pronto. Si eres muy fan del personaje y no estás clavado en los cómics o no les da tanta importancia, vas a disfrutarla, si no, el sufrimiento está garantizado.