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No sé si será la última película de Rambo, sin embargo, es un réquiem violento que los fans de la franquicia van a disfrutar

No cabe la menor duda que los personajes creados por Sylverster Stallone empiezan de un modo muy humano, luego se transforman en maquinas perfectas y, al final recuperan esa identidad que causaba empatía en la audiencia. Sucedió con Rocky Balboa en las últimas tres películas del personaje y ahora pasa lo mismo con Rambo: Last Blood.

Es poética la forma en que Sylvester Stallone (en el guion) y Adrian Grunberg (en la dirección) finalizan la historia de un sobreviviente de Vietnam quien nunca logra dejar la guerra atrás. Ambos apuestan por lo humano que ofrece el personaje y, al mismo tiempo, por lo absurdo que puede presentar cuando tiene muchas armas a su alcance.

Ahora, vale la pena recordar que Rambo, durante la primera película, es presentado como un veterano de la Guerra de Vietnam que solo está tratando de seguir su camino hasta que la policía local de Hope, Washington, abusa de él y desata la furia de un hombre que fue parte de una elite de boinas verdes.

Rambo: Last Blood

Después de esto, Rambo se vuelve más en un héroe que busca el perdón y la franquicia se transforma en una especie de cliché de los ochenta en vez de un producto con un trasfondo más profundo, a pesar de la sobrada capacidad del personaje el cual no olvida su humanidad y sufrimiento.

En Rambo: Last Blood, se trata sobre eso, dejar al prisionero de guerra/héroe indestructible atrás para tener a un John Rambo mucho más humano. ¿El filme lo logra? Sí, pero sin dejar el “fan service” de lado.

La paternidad atrasada de un héroe de guerra

Ya pasaron varios años desde la cuarta entrega de la franquicia. Ahora nuestro protagonista lleva una vida mucho más tranquila, alejado de la sociedad en un rancho en Arizona en el que vive con María Beltrán, una mujer que trabajó en una granja para el padre de Rambo y Gabrielle, nieta de María que ha sido cuidada por el personaje interpretado por Stallone desde hace más de una década.

Lo interesante de este escenario tan básico es que vemos a un John Rambo cansado, encerrado en el pasado, pero, siempre al tanto de lo que ahora es su familia. Cuida mucho tanto a Gabrielle como a María, pues son un balance para nivelar el peso que significa lidiar con sus heridas.

Rambo: Last Blood

Ahora, tanto el guion de Stallone como la dirección de Grunberg no inventan nada o toman alguna clase de riesgo irreal para narrar la historia, al contrario, las tomas de la cámara son muy personales y te hacen sentir en más de un momento como un espectador directo de esta familia que pronto experimentará el dolor cuando una mala decisión lleva a Gabrielle a México. Sí, esto es un cliché, sin embargo, así son todos los filmes basados en este personaje, así que no debes tomarlos tan en serio.

¿Rambo: Last Blood tiene a los típicos villanos?

Para que una película de Rambo funcione necesita dos cosas: atender al peso de la guerra sobre el personaje y un enemigo que lo provoque. En este caso, ambos parámetros cumplen cabalmente con su premisa, especialmente gracias las actuaciones de Sergio Peris-Mencheta y a Óscar Jaenada quien demuestra que pude hacer algo más que un “coño, Mickey” con el cual ahora está encasillado.

Asimismo, tener a villanos mexicanos que están ligados al narco, suena demasiado fácil, pero, se trata de un tema delicado para cómo está la relación entre México y Estados Unidos. No dudo que vaya a aparecer alguna clase de queja alrededor de esta decisión, sin embargo, la justificación es más que clara dentro del filme.

Digamos que, en el contexto, no se inventaron un escenario desconocido, todo lo contrario, el panorama es bastante crudo y fácil de comprender pues es por todos conocido que la frontera entre México y Estados Unidos esconde cosas que en Rambo: Last Blood, son presentadas de un modo muy inteligente y sin exageraciones como suele pasar en las telenovelas.

Esto último me lleva a la elección de los escenarios para presentar la película. De principio a fin encontraremos una buena diversidad de ecosistemas, desde un bosque en el que son necesarios rescatistas, hasta las zonas pobres de una ciudad mexicana que vive en el desorden total. ¿El hogar de los villanos? Tal como te lo imaginas, con lujos y mal gusto.

No son actuaciones que aspiran a un premio de la Academia, pero hay sentimiento

Vale la pena señalar que esta no es la mejor actuación de Sylvester Stallone, esa fue en la primera entrega de Creed donde realmente hizo un gran trabajo que le valió una nominación al Óscar. El guion y la dirección ayudan mucho a que John Rambo se vea exagerado cuando es necesario y como un humano en los momentos idóneos.

La actriz mexicana Adriana Barraza hace un buen trabajo en el papel de María, quien es una especie candado para que John Rambo no se sienta en la necesidad de estallar. Ahora, también debo admitir que este papel en particular no es muy complicado. Es cumplidor y funciona bien.

Yvette Monreal (Gabrielle) y Paz Vega (Carmen Delgado) también cumplen con sus papeles. Digamos que Yvette tiene toda la cara de que se va a poner en problemas, la cuestión aquí es que su razón es demasiado obvia, así que es muy sencillo predecir todo lo que va a suceder. Paz tiene un personaje discreto, pero, también con una relevancia importante pues, a través de ella, se puede ver el sufrimiento máximo por el que pasa John Rambo. Es como si tomara el lugar de Richard Crenna mejor conocido como el coronel Sam Trautman.

No sería Rambo si no hay exageración

Así como esta última entrega de Rambo no escatima en sentimentalismos, también hay espacio para la exageración y lo absurdo en cada uno de los apartados relacionados con la violencia explicita. Tal vez el veterano de Vietnam ya no tiene las piernas, pero, cuenta con el conocimiento y capacidad para cumplir con su cometido, el cual es más que obvio.

Las coreografías en las batallas son cortas, porque el personaje debe ser implacable. Las explosiones, la sangre, nada tiene filtros o tapujos, es de verdad un festival de violencia absurdo que solo puede ocasionar un miembro de elite de las boinas verdes que sobrevivió a la guerra de Vietnam.

¿Esto brinda valor al filme? Bueno, más bien es un claro elemento de “fan service” para los seguidores de las películas de acción que amaban los filmes de los ochenta y nada más. No deja de ser un elemento muy exagerado que muy pocos podrán tener el estómago para digerir.

https://www.tierragamer.com/joker-no-sera-censurada/

¿Vale la pena ir a ver Rambo: Last Blood?

Rambo: Last Blood es el final perfecto para el personaje de John Rambo. Incluso, el filme termina como un poema y un mensaje que a muchos le sacará una pequeña lágrima. Ahora, con toda la frialdad del mundo, también debo admitir que es una película muy exagerada con un guion muy básico que no apuesta por nada extraordinario. No te va a poner a pensar o reflexionar, pero, va a entretenerte un buen rato por toda la emoción.

Es un filme obligado para los fans, de eso no cabe la menor duda. Lo bueno de su fecha de estreno es que tiene de competencia a otros filmes con temas muy específicos, así que la audiencia objetivo es la que irá a verla.

Ahora, ¿no eres fan? Tal vez deberías evitarla o verla con los amigos que les guste este género, pues con ellos la experiencia será tal vez mucho más emocionante.

No olvides que Rambo: Last Blood se estrena el próximo 20 de septiembre en varios cines alrededor del mundo y que la producción corrió a cargo de Balboa Productions y Millenium Media.