Las enseñanzas que nos dejó el mundo de Aang se diluyeron con el nuevo Avatar
Avatar: La Leyenda de Korra representó un cambio drástico para la historia que conocimos con Aang, ya que en sus episodios muestra un mundo que comienza a sumergirse en la modernidad.
Esta nueva etapa no fue del agrado de todo el público, y de hecho, hasta la fecha sigue habiendo discusión en torno a ella.
Recientemente la polémica por Avatar: La Leyenda de Korra volvió a desatarse, pues una periodista acusó a la serie animada de blanquear y occidentalizar al universo de la obra, y la verdad tiene muy buenos argumentos para creerlo.
Jeannette Ng, una periodista china con nacionalidad inglesa, escribió hace poco un extenso artículo titulado ‘The Inescapable Whiteness of Avatar: The Legend of Korra, and its Uncomfortable Implications’, que se traduce en español como ‘La ineludible blancura de Avatar: La Leyenda de Korra, y sus incómodas implicaciones’.
Korra se olvidó de las culturas asiáticas
En este texto critica fuertemente al enfoque que se le dio al universo creado por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, y tiene varios puntos interesantes.
El primero de ellos tiene que ver con la visión ideal de un futuro desarrollado, ya que a pesar de estar inspirada en culturas asiáticas e incluso los pueblos Inuit, la serie muestra una sociedad occidentalizada.
Jennette deja ver que las edificaciones lucen más como un barrio de Estados Unidos que como uno de China o Corea, los cuales tenían una apariencia muy distinta en la década de los 20.
El segundo punto tiene que ver con las creencias y la idea del mundo espiritual de las diferentes facciones, sobre todo los maestros agua.
La principal queja es que estos siempre se mantuvieron lejos de la tecnología, y si recuerdas, Katara destruye una fábrica bajo la identidad de la dama pintada, ya que afecta a sus alrededores.
Dicha idea parece olvidarse en Avatar; La Leyenda de Korra, pues los valores Inuit quedan atrás y hasta se vuelven villanos de la serie.
El tercer punto tiene que ver con la política, pues no ahonda en los conflictos posteriores a la guerra de los 100 años, los cuales tuvieron que dejar secuelas en los habitantes.
Un ejemplo es Ciudad República, la cual se resistió a formar parte del reino tierra.
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