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Cuando eres joven y tienes ilusiones, todo te parece genial

Un 7 de febrero de 1996 se estrenó uno de los más grandes fiascos en Japón, nos referimos a Dragon Ball GT. Esta serie que ya no fue escrita o creada por Akira Toriyama, continuó con la historia de Dragon Ball Z en una dirección bastante pobre. Ahora, en su momento, te pareció genial, una obra de arte, la octava maravilla del mundo, sin embargo, en realidad, era mala, lenta y con un argumento muy pobre.

Verás, el primer problema de Dragon Ball GT era su argumento; volver a Gokú pequeño por culpa de unas Esferas del Dragón apócrifas fue una pésima idea la cual rompía con todo el canon de la historia original de Akira Toriyama. ¿No era más fácil crear un namek malvado con la capacidad de hacer sus propias esferas? Luego, viajar en el espacio no estaba mal, pero, con el paso del tiempo, se perdió la dirección y todo terminó en una severa desorganización.

La historia parecía escrita por fans en vez de guionistas profesionales

Como ya lo mencionamos, Dragon Ball GT no fue hecho por Akira Toriyama. Si bien tenía un staff que ya había trabajado previamente en Dragon Ball y Dragon Ball Z, en realidad no se sentía la mano del creador, ni en los chistes ni en los combates, incluso en el desarrollo de los personajes, específicamente Trunks y Pan.

En el caso del hijo de Bulma y Vegeta tenemos a un chico ciertamente acomodado, alejado completamente del nivel de su padre, cuando siempre nos lo vendieron como un guerrero natural que junto a Goten podía enfrentar a Majin Buu. Pan era una especie de Gokú niña que, a pesar de su fuerza, no tenía un desarrollo real en su personalidad.

Los demás Guerreros Z estaban completamente desperdiciados; Krillin fallando en su relación, Yamcha desaparecido, Vegeta con un horrible bigote y de niñero, Piccoro de mantenido con Dende… Incluso Mr. Satan y Buu estaban bien instalados como un dueto cómico bastante entretenido. A final de cuentas, todo estaba centrado en tres personajes con relaciones desbalanceadas.

El diseño del Super Saiyan 4 es feo como una blasfemia y tonto como una piedra

Por donde lo veas, el diseño del Súper Saiyajin Dios Súper Saiyajin es menos absurdo que el del Súper Saiyajin 4. ¿Por qué en rojo y peludo y con un cabello del largo de Radditz? ¿Cuál era el punto? Vaya, el salto entre el Súper Saiyajin 2 y el 3 amplio, pero, tenían cierta coherencia pues mantenía el cabello dorado, sin embargo, ¿cuál era la justificación del cabello?

De verdad, algo estaba mal con la nueva presentación de Gokú.

Otro problema grave que tenía Dragon Ball GT fue su exagerada cantidad de villanos, detalle que jamás se había dado en Dragon Ball y Dragon Ball Z y menos en un periodo de tiempo tan corto. Baby y Súper 17 no tenían razón de existir y la presentación de los dragones era muy pobre.

Ahora, antes de seguir con la amargura, porque a final de cuentas eso fue lo que entregaron los 64 fumados episodios de Dragon Ball GT, hay que admitir que sí hubo cosas buenas las cuales se podían disfrutar sin problemas.

¿Cuáles fueron?

La música de Dragon Ball GT era buena, especialmente los temas de entrada y salida. Hay gente que hasta la fecha sigue cantando “Dan Dan Kokorohikareteku”… (Oh-La La señor francés), está bien… “Tu sonrisa tan resplandeciente, a mi corazón deja encantado”.

El final era emotivo, especialmente porque Gokú se va volando sobre Shenlong y se despide de todos. Incluso el narrador te saca una lagrimita que es difícil de evitar.

Por donde lo veas, Dragon Ball Super es mucho mejor que GT

Como lo mencioné al inicio, eras joven y cualquier cosa que pusieran en la tele te iba a gustar. Sí, es algo un tanto engreído, pero, en aquel entonces no había tanto acceso a animación japonesa como la hay ahora. Claro que la calidad en la animación ha disminuido si la comparamos con lo que vemos ahorita, sin embargo, la realidad es que siguen haciendo historias dignas.

El apartado de la animación de Dragon Ball Super mejora a medias hasta el arco de Trunks del Futuro y medio mejora cuando empieza al Torneo de la Fuerza, pero, nada más. De menos los nuevos personajes, la forma en que Gokú ahora debe enfrentar a dioses o seres infinitamente superiores a él, es lo que realmente importa.

En Dragon Ball GT esto no pasa simplemente porque fue un producto mal dirigido y argumentado. Sus justificaciones eran pobres y no tenía por que haber existido. A final de cuentas, la serie solo existió para extender la vida de la licencia y tener más dinero en la arcas de Toei Animation.