¿Se acuerdan cuando en 2021 nos anunciaron la temporada final de Shingeki no Kyojin? Pues fue una mentira. Te engañaron, fuiste víctima del clickbait, porque a penas se estrenó el último capítulo de la última parte de la última temporada… se anunció una nueva parte y ya no creo ni en dios.
Sí, se acabó por segunda ocasión la última temporada de Shingeki no Kyojin y para este punto, ¿de verdad tiene sentido llamarle así? Esta se va a extender durante tres años y más que expectativa, está generando una sensación de hartazgo, que hasta cierto punto es similar a la que sucedió con el final del manga.
¿Por qué? Porque Isayama prometió que terminaría en 2019 y no llegó hasta el capítulo final sino hasta abril del 2021. Un final que cuando parecía asomarse en el horizonte… otra vez tomaba un giro o una salida inesperada para alargarlo 20 capítulos más.
Esta es una estrategia que se utiliza bastante en el manga. Es necesario poder alargar las impresiones y las ventas, pero cuando te pasas al anime y pones una temporada que se asume como última… pues tiene que ser la última, ¿no?
Claro, eso marca la lógica. Entonces, ¡¿POR QUÉ DEMONIOS ESTA ÚLTIMA TEMPORADA VA A DURAR TRES AÑOS EN TRES PARTES? No solo es decepcionante que hayan extendido la temporada con una parte más, sino que así tiene menos sentido las decisiones de dirección para retirar gran parte de aquello que en el manga fue expresándose de manera mucho más pausada y dedicada.
¿Qué sentido tenía entonces apresurar la explicación detrás de la historia de Ymir? ¿Por qué retirar toda la tensión del golpe de Estado de los Yaeggeristas? Nada tiene sentido si sabíamos de inicio que sería una temporada repartida… en tres temporadas.
Adaptar un anime es complicado y seguro esto pasó por un tema de presupuestos. Es probable que MAPPA haya tenido a sus guionistas y animadores trabajando de sol a sol esperando terminar todo en tan solo 28 capítulos, por lo que al final se tuvieron que dar cuenta que era imposible y que comprimir todo solo daría peores resultados.
Esta es una práctica que parecía que no existía al interior de este estudio de animación. Sus proyectos anteriores fueron llevados con calma y claridad, algo que parece que se les olvidó cuando los billetes de una de las franquicias más grandes de la historia del anime llegó.
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Es preocupante, por supuesto, sobre todo porque con la gran popularidad del estudio, que se gana cada vez más grandes franquicias, podremos ver aún más este tipo de prácticas.
No que digan que el final que no es final es el final, sino trabajar a un ritmo tan elevado y tan exigente, que la calidad siga decayendo hasta que se convierta en una nueva Pierrot.
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