Serious Sam: Siberian Mayhem es un perfecto complemento para la cuarta entrega de este título
Dentro del basto mundo de los FPS, Serious Sam tiene un gran lugar para los fans más hardcore. Claro, este culto a los disparos es muy idiosincrático y muy peculiar entre aquellos que han seguido las cuatro entregas de este shooter, pero con este DLC por fin tenemos una plataforma para que casi cualquiera se integre.
A pesar de estar ligado a la cronología de este mundo y depender directamente de los eventos de Serious Sam 4, Siberian Mayhem se siente más como un compendio de misiones secundarias que, antes que nada, busca divertir, entretener y enseñar aquello que hace a este FPS un videojuego de culto.
Un episodio perdido
Al igual que sus DLC pasados, Serious Sam: Siberian Mayhem asume que terminamos el juego, por lo que tanto las referencias como la construcción del mundo están dadas por hecho. Todo lo que vemos es una especie de lapso inconcluso hacia el final de la historia del juego principal.
Comenzamos esta expansión cayendo en la costa de una isla en la que hay que comenzar la investigación de unas bases petroleras en búsqueda de sobrevivientes y de limpiar este planeta de la sucia invasión alienígena sin suéter y con cualquier arma que nos encontremos por el suelo.
A nivel de juego, las mecánicas y el sistema de combate es el mismo. Tenemos que cumplir misiones que van de punto a punto con diferentes arenas de batalla en medio, que se mezclan ligeramente con algunos rompecabezas simples, que nos harán irnos una vez más a pegarnos de tiros con aliens cada vez más grandes y con más vida.
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Aunque pareciera esto abrumador, es también la razón por la que este puede ser un gran punto de entrada para los jugadores que se encuentren con esta expansión y descubran por primera vez esta franquicia, que tiene mucha acción sinsentido para ofrecer.
Al tampoco necesitar el juego base, podríamos incluso considerarlo un título aparte, además de que la falta de explicaciones a lo largo de las cinco misiones que lo componen, hacen que lo que luzca sea todo lo que ofrece como juego y no en sí la historia que puede (o no) tener detrás.
Como diría un viejo sabio: “Oh, ignorancia, divino tesoro”.
Un DOOMlike croata
Las comparaciones son odiosas y es claro que no habrá otro DOOM porque para eso ya tenemos… pues DOOM. Sin embargo, esta parece ser la ocasión en que ambos títulos equiparan más sus formas de jugar respecto a su construcción como FPS.
Por primera vez en esta saga, desarrollada por Croteam, el legendario estudio desarrollador croata, se siente completamente preciso el uso de armas, así como una construcción de arenas balanceada junto a todos los enemigos, que lo hacen un título demandante y complejo a nivel de habilidad, pero al mismo tiempo gratificante con la ganancia en habilidad.
Asimismo, es posible que el juego represente una brecha de habilidad lo suficientemente grande como para asustar a unos cuantos, pero al mismo tiempo su sistema de selección de dificultad es muy claro a la hora de dividir a los jugadores por la precisión que tienen a la hora de apuntar y disparar.
Por otro lado, el desarrollo de las habilidades es simple y busca siempre lo mismo: dar más acción y más escenarios frenéticos llenos de enemigos y esa necesidad imperiosa de moverse en todo momento, que junto a las nuevas armas también permite disfrutar una gran variedad de opciones para resolver cada situación que presenta el juego.
La simplicidad es posiblemente la mayor virtud de Serious Sam: Siberian Mayhem, que con esta pequeña expansión logra acercarse a una nueva base de jugadores sin complicaciones, pero que también presenta un reto importante para los jugadores más hardcore y, finalmente, rellena un pequeño hueco de su cuarta entrega para los seguidores fieles de este matón que anda en manga corta hasta en la taiga siberiana.
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