Resulta casi irónico, como una mala broma, que el lanzamiento de Martha Is Dead sea el mismo día que en México celebramos a la bandera y en Europa del este se desata una guerra entre Ucrania, Rusia y todos los aliados de occidente… pero así es y es momento de hablar de ello.
Este título, desarrollado por el pequeño estudio italiano LKA en conjunto con Wired Productions, es un thriller psicológico ambientado en los albores de la segunda guerra mundial, dentro de una Italia rural sumida en las guerrillas y la lenta y absoluta caída del fascismo.
Ecos de una guerra infinita
Dentro del espesor de los valles italianos, Giulia y Martha viven alejadas de los bombardeos, pero cerca de los partisanos, que hicieron más grandes los problemas de Benito Mussolini, que en sus fronteras perdía cada vez más tropas y en el interior, los partisanos hacían imposible la organización rígida de un gobierno militar.
Estas dos hermanas, alejadas de todo el conflicto pero partícipes de él por destino y no por elección, crecieron escuchando la leyenda de la Dama Blanca, una vieja historia europea que comenzó en Alemania y se extendió por todo el continente, contando la trágica historia de una mujer asesinada por su amor, pero siempre presente para ayudar a aquellos que quedaron tras su partida.
La leyenda está presente en muchas regiones del mundo con muchas variaciones. En México tenemos a La Llorona, en Francia al Hada Melusina, en la India a los kuladéva, en Irlanda a la Banshee y lo que todas estas leyendas comparten es el horror de la guerra en el que nacen.
Esta leyenda, antes que otra cosa, es el recuerdo vivo de aquellas que sufren más durante este tipo de conflictos: las mujeres. Sin importar la región, sin importar el periodo histórico, han sido vistas como botín de guerra.
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Así es como comienza esta historia y como va transcurriendo. Martha, la gemela indefensa de Giulia al ser sordomuda en un mundo en guerra, aparece ahogada en el lago cercano a su casa. Su hermana, al verla sobre el agua y sin vida, tomó la decisión de recuperarle lo que la vida no le dio y en ese momento, en vez de morir Martha, murió Giulia.
Al tomar el papel de su hermana, comienza a ser consciente de lo que hay a su alrededor, mientras que a cada día y a cada paso de los aliados el eje se derrumba. Mientras que su vida, de heredera de los líderes fascistas, se desploma en búnkeres alemanes y castillos italianos.
Representar lo invisible
Martha Is Dead es un extraño juego de aventura. Sus mecánicas son simples y se trata de sencillamente cumplir objetivos e interactuar con objetos. No hay muchos puzzles y casi todos están en las misiones secundarias; sin embargo, la idea del juego no es ser complicado, ni siquiera ser dinámico… es contarte la historia.
La narrativa de terror requiere justamente de esto. De cómo el juego te lleva hacia los objetivos que quiere y Martha Is Dead lo hace con tanta simpleza que se reproduce con éxito la vida rural que pretende mostrar, mientras que el mundo alrededor nos recuerda el estado de las cosas. La tensión se palpa no solo en el duelo de Giulia por su hermana, sino también en las comunicaciones de radio, las cartas de relación nazis y los anuncios del periódico.
El terror que se nos maneja no está en la Dama Blanca, la leyenda que parece guiarnos, sino en todo lo demás que ocurre. Afortunadamente, LKA entiende el miedo como una concepción universal, nacida y surgida de la ansiedad y la desesperación, y no de la sorpresa y lo obsceno, que era lo que se esperaba cuando se lanzó su primer tráiler y su aviso como aviso a las personas sensibles a los temas que toca.
La limitación de su mundo es, también, la limitación que entrega la guerra, en donde entre los árboles se cocina la muerte y la vida transcurre entre portones y cercas; los sonidos de este mundo son gritos, campanazos y disparos. La muerte camina como la primma donna frente a un telón que cuando se cierra solo entrega un color rojo y aroma a pólvora.
Aquello que da más terror en Martha Is Dead es exactamente lo que no se ve. La Dama Blanca, más que ser una amenaza, es un aviso de lo que nos espera. Cada puerta, cada carta, cada transmisión de radio van formando al fantasma de la guerra, al polvo bajo la alfombra del fascismo y a cada uno de los que terminaron cayendo en los escombros de una guerra que jamás termina.
El retrato involuntario
A pesar de todo lo que hace bien este juego, lo que más destaca y más resalta es su relación con la fotografía. Todo el primer arco se basa en la recolección de fotografías y a lo largo del juego es mediante esta herramienta que vamos descubriendo este mismo mundo, porque la fotografía, como acto consciente, es una doble muerte: la del instante y la de la historia.
La fotografía fue una de las marcas más grandes que dejó la Segunda Guerra Mundial, y es que a pesar de su forma artística, también es una forma de registro y en ella se encierran tanto historias como horrores. Tanto fue utilizada como para recordar el desembarco en Normandía, como para hacer que los filipinos fueron encarcelados en su propio territorio por estadounidenses como mexicanos.
Para Giulia, la fotografía es la forma de poder dar constancia de que fue capaz de engañar a la muerte y tomar el lugar de su hermana. Para el juego, esta es también la forma en que muestra el pasado adormecido en los libros de historia.
Poder tomar, revelar e imprimir una foto es un acto consciente que narra una historia que no es posible de contar. Es el secreto de Martha y Giulia al descubierto, pero también la única forma de poder descubrir lo que realmente le sucedió a su hermana y hacerlo evidente, hacerlo parte de la historia, congelarlo, hacerlo tiempo muerto.
Es esta también la parte más satisfactoria de Martha Is Dead, porque te enseña el proceso antiguo de poder conseguir una imagen, muy diferente al de la inmediatez digital, porque esa fue también una de las más grandes desventajas de los tiempos pasados: qué tan difícil es hacer historia y qué tan difícil es constatarla.
Claro, se omiten varios pasos como el de preparar la película, bañarla y preservar la imagen del celuloide de plata como blancos y negros, así como la preparación del papel fotográfico y la importancia de los filtros en un cuarto oscuro y, finalmente, la omisión de algunos de los baños del papel fotográfico para detener el proceso de revelado de este mismo.
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Sin embargo, es también en este cuarto donde se explican los más grande secretos de esta historia y en donde se quedan perpetuos hacia el futuro. Una historia que se puede contar una y otra vez, aunque se pierda en el olvido, exactamente como las leyendas y los mitos que cambian con los siglos y la tradición oral.
Todo esto Giulia lo hace sin pensar en ello. En el futuro su historia podría ser contada como propaganda nazi o tal vez como un capítulo más en la larga tradición de las damas blancas que mueren en lagos. Sin embargo, ella sencillamente lo hace… su vida no es historia, es elegía.
El juego cuando no es juego
Queda claro que el medio del videojuego es complejo tanto de experimentar como de crear. Como un medio lúdico, siempre ha buscado herramientas para que las historias resalten, pero sin tanto brillo, porque cuando esto sucede el juego queda a un lado. Ese elemento lúdico tiene que estar bien balanceado o podría perder al jugador.
Ponerte en la piel de un protagonista, sobre todo en primera persona obliga a que las elecciones y las acciones sean más vívidas y eso también resalta más los errores que este tiene como un juego, porque en muchas ocasiones deja de sentirse así.
Martha Is Dead es restrictivo y te hace saber cuáles son los límites de su mundo y su área jugable. Asimismo, la exploración de todos sus pedazos del mapa está determinada por paredes invisibles, que anulan esa sensación vívida que te entrega con los escenarios más pulidos, como el pequeño bosque y el interior de la casa.
Todo lo que es lúdico y didáctico en este título se pierde cuando no puede continuar su misma historia con su entorno. El mundo cruel y horroroso de la segunda guerra mundial requiere de esa atmósfera que generan sus entornos… hasta que te encuentras con sus límites, que te recuerdan que no estás en ese espacio, que es un juego y como tal también puedes ignorar su dirección.
Por otro lado, es claro que usa esa seriedad con la que retoma la leyenda germánica y la acerca al sufrimiento de las mujeres en la guerra, así como con casi todos sus elementos, desde la fotografía, hasta la representación de los eventos históricos que enfrentaron al gobierno fascista italiano y a los partisanos de las guerrillas europeas.
Es difícil que este título se expanda con popularidad. Es difícil que llene portadas con los dieces que sí se ganó la joya que es Elden Ring. Sin embargo, poder mirar hacia el pasado con esta mirada es importante, es necesario y pertinente ahora, más que nunca, desde el mar báltico hasta las rocallosas.
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Jugamos Martha is Dead en PC con un código proporcionado por un representante del publisher en la región.