El regreso de este juego tipo arcade está repleto de nostalgia y una que otra risa quizá involuntaria
Cuando era niña estaba maravillada con un juego de arcade llamado Cruisn’ USA. En este juego que se jugaba físicamente dentro de un auto, el jugador debía competir hasta cruzar todo Estados Unidos, desde California hasta Washington D.C.
Posteriormente, este juego llegó al Nintendo 64 y ahí le siguieron un par de secuelas, como Cruisn’ World y Cruisn’ Exotica.
Los elementos que caracterizan esta serie es una presentación exagerada y mecánicas muy accesibles y simples; a veces con puntos turísticos populares. Es perfecto para cuando tuviste un día pesado y solo quieres apagar el cerebro.
La serie de Cruisn’ jamás ha sido aclamada, pero cuando eres niño no te pones quisquilloso, disfrutas y ya. Por esto mismo, tenía especial curiosidad cuando se anunció su regreso a las consolas de Nintendo con Cruisn’ Blast.
Turismo, dinosaurios y aliens
La presentación y jugabilidad de Cruisn’ Blast es muy sencilla de explicar en unas cuantas oraciones. ¡Estaba corriendo con una moto por un bosque repleto de dinosaurios mientras caían meteoritos! El escenario explotaba a mi alrededor, según para darle emoción, pero casi podía ver los hilos esperando a que pasara por ahí.
Luego, sin explicación aparente, terminé haciendo saltos con un Triceratops en una pista que tenía varios de los puntos turísticos más populares de Sao Paulo, Brasil.
Me ponían hasta atrás de todos los corredores al iniciar una carrera, pero ya sabía que, si no cometía errores mayores, acabaría en el primer lugar: la inteligencia artificial es solo un pretexto para darle emoción a esta carrera que más bien parece coreografía.
Cruisn’ Blast tiene la filosofía de diseño de: no hagas preguntas, solo disfruta este escenario extremadamente irreal que construimos.
En general es un juego muy simple donde solo debes mantener presionado el acelerador, dar vueltas con drifts, usar el boost limitado en el tiempo correcto y hacer piruetas por aquí y por allá.
También a veces hay coleccionables por recolectar como llaves y dinero, esto para seguir desbloqueando más objetos y vehículos ridículos.
Cruisn’ Blast está repletos pistas incoherentes que van cambiando mientras corres, vehículos absurdos y las modalidades que podrías esperar, incluyendo un multijugador de pantalla dividida.
Cruisn’ Blast en Nintendo Switch
Este título originalmente se lanzó en arcades en 2017 y para su port a Switch se agregaron modos, vehículos y pistas.
En total son 29 pistas y 23 vehículos. Sin embargo, las pistas son muy similares entre sí. Por ejemplo, vi muchas combinaciones de Brasil con extraterrestres y dinosaurios. Y otras combinaciones de policías en Londres.
Así que, de cierta forma, son muchas menos pistas base y se logran las 29 con algunas combinaciones.
Esto quizá sea menos notorio en arcade, pero cuanto terminas la “campaña” en una sentada, es imposible olvidar la sensación de Déjà vu.
En cuanto a los vehículos, estos traen desde los típicos autos deportivos hasta unicornios, con desbloqueables, distintas estadísticas y personalizaciones; sin embargo, solo me sentía con la necesidad de cambiar de vehículo cuando se desbloqueaba uno más absurdo.
En total y con todo y ‘contenido nuevo’ y Déjà vus, me tomó ver todo lo que Cruisn’ Blast tenía por ofrecer en dos horas.
Ahora, recordemos que este título tiene 5 años y no está hecho por un estudio grande. Esto se nota en su apartado técnico, sobre todo en lo gráfico y en la música repetitiva. Se ve como de la época de Wii.
¿Vale la pena?
Cruisn’ Blast está lleno de nostalgia de una serie que pone lo absurdo por encima de la innovación o la calidad. Aquí habrá algunas risas voluntarias e involuntarias, siempre y cuando no te molesten las experiencias cortas llenas de Déjà vus y con gráficas deficientes.
Sin duda pasé momentos divertidos en Cruisn’ Blast y más cuando salía mi niña interior, pero mi cerebro, que no se apagó por completo, me decía que ya hay opciones mejores.
Jugamos Cruisn’ Blast en Nintendo Switch.