El gobierno chino pierde la cabeza y ahora exige que los anime que lleguen a su país no tengan contenido violento, vulgar o sexual
El gobierno de China se está volviendo un dolor de cabeza para la industria del anime. Todo debido a una oleada de exigencias acerca del contenido en producciones animadas.
Recientemente, la Administración Estatal de Radio y Televisión de esta nación pidió a las compañías que ‘sanearan’ sus contenidos. En especial, solicitó a los estudios que no se incluyera nada que pueda considerarse como violento, vulgar o sexual.
Las autoridades chinas quieren cambios en el anime
Con cada temporada veremos toda clase de series de anime: acción, aventura, romance o lo que se conoce como ‘slice of life’. Con tanta variedad, es complicado realizar ajustes o cuándo si pueden pasar y cuándo no.
En cuanto a lo vulgar, el problema es definir qué lo es para los chinos, aunque en cuanto al aspecto sexual sería más fácil. Ahora, ¿en qué se basa esta petición? Pues según que la animación es más consumida por niños y jóvenes.
Si bien puede resultar prejuicioso que el gobierno chino generalice el consumo del anime, vale la pena señalar que hay para toda clase de consumidores.
Sin embargo, la Administración Estatal de Radio y Televisión solo quiere contenidos que ‘exalten la verdad, la bondad y la belleza’.
¿Cederán los estudios japoneses?
China cuenta con un gobierno bastante duro que controla toda clase de sectores en su población. Muchas veces, las producciones que llegan a dicho país, traen alguna clase de ajuste pensando en lo que ellos consideran como la base de ‘las buenas costumbres’.
Antes de la noticia que les compartimos se dio a conocer que China no permitirá la aparición de hombres de aspecto afeminado en series para televisión y videojuegos.
El problema para la industria de la animación japonesa es que muchos de sus productos son consumidos por el gigante asiático. De modo que podría darse una oleada de ‘autocensura’ solo para complacer a los distribuidores de este país.
Pero también es posible que algunos estudios decidan enfocarse solo en el público japonés e ignorar las peticiones del gobierno, o en su defecto, producir productos con los ajustes requeridos y seguir obteniendo capital de su sociedad con uno de los países más grandes del mundo.