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De un tiempo para acá, vemos remasterizaciones y remakes de videojuegos por todos lados. A algunos les fastidian, pero es algo que se mantendrá.

Cuando el PlayStation 4 salió a la venta, muchos fans se quejaron de que varios juegos de la consola eran remasterizaciones, remakes o adaptaciones de juegos del pasado. La historia se repitió con el arribo del Nintendo Switch, al que lo han acosado una y otra vez con lo mismo. Pero el caso es que cuando salgan el PS5, el Xbox One 2 o el Switch 2, va a pasar lo mismo.


¿Por qué es que sucede esto? Simplemente porque hay un mercado que demanda este tipo de juegos. No todas las personas tuvieron la oportunidad de jugarlos en su tiempo, y es por lo mismo que ahora pueden hacerlo en su más flamante sistema. En el caso del Wii U esto se aplica muy bien, ya que el sistema tuvo varias joyas que no destacaron por las bajas ventas de la consola.

Remasterizaciones y remakes a tutiplén

“Si hay demanda, habrá oferta”, dicen por ahí. Es por eso mismo que no debe extrañarnos que las compañías saquen remasterizaciones y remakes a diestra y siniestra. Y es que, siendo sinceros, son títulos que venden bien, y que no salen tan caros de producir. Siempre será más barato crear un juego tomando como base a otro que empezando desde cero.

Eso sí, los remakes son más caros de hacer, pero hay ocasiones que son forzosos y necesarios. En especial cuando se trabaja con juegos que provienen de la época del N64 y PlayStation, que en la mayoría de los casos no han envejecido nada bien. Esos serían los casos de The Legend of Zelda: Ocarina of Time o Final Fantasy VII, cuyos gráficos originales sangran los ojos de muchas personas.

En una completa ironía de la vida que los juegos de la época del NES, SNES o Genesis hayan envejecido mucho mejor que los de las consolas que les siguieron. Es la “magia” de los sprites. Pero volviendo al tema, aunque las remasterizaciones y remakes son una forma más sencilla de hacer dinero, entrañan algunos riesgos.

Si se hacen bien las cosas, perfecto. Pero sí no…

Por ejemplo, no falta la compañía que se “engolosina” haciéndolos, en lugar de dedicarse a crear juegos nuevos. Sabemos que la nostalgia vende, pero como todas las cosas en este mundo, hay límites. Y también sabemos que una mala remasterización o remake hace más daño que bien. En especial cuando se hace una mala adaptación de un juego con ilustraciones en 2D a 3D.

Solo hay que ver el caso del remake de Secret of Mana, que no es un mal juego ni mucho menos, pero que no convenció a varios jugadores. A veces es mejor prestarles más atención a los detalles para mantener contento a los fans, y que no generen mala publicidad que puede afectar las ventas. Pero en general, las remasterizaciones y productos similares son algo que seguiremos viendo.

El público lo quiere y las compañías también. Es un círculo vicioso que nunca terminará, o si lo hará, no será pronto. Así que aquellos que no los soportan, pues “pasen sin ver”. El que su compañía favorita los lance no quiere decir que forzosamente tengan que comprarlos. Aunque hay personas que de verdad se toman en serio las cosas.