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Hay veces que los jugadores llevan su afición a los límites.

Todos tenemos un juego favorito dónde invertimos cientos de horas. Creemos ser los  amos y maestros y tal vez estamos listos para brincar al mundo del gaming competitivo. Cuando hablamos de retas locales, jugando con los amigos, la cosa se puede poner entretenida y, si quieres, armoniosa. El problema sucede cuando alguien comienza a perder y no lograr soportar su ira. Este tipo de reacciones son muy humanas, sin embargo, tal vez no deberían estar relacionadas con una afición tan vanal como son los videojuegos. Si bien escribimos y jugamos con pasión, los excesos pueden transformarnos en seres tóxicos de una manera muy injustificada.


Cuando te tomas los juegos muy en serio

El mundo competitivo es muy complejo. En un inicio juegas de forma casual, por el puro honor de divertirte y, si se puede, mejorar. Luego esa afición se transforma en algo mucho más serio. Ya armaste a tu equipo, toman sesiones muy específicas para subir de nivel y después, se ponen objetivos para “rankear” y buscar una importancia en línea que realmente no existe. Ahora, plantea un escenario donde te vaya muy bien, incluso te emociona jugar contra usuarios o equipos mejores y te encanta humillarlos. Esa situación empieza a demostrar una actitud tóxica pues te burlas de los contrarios. ¿Tu justificación? ¡Es un juego! ¿Por qué tomarlo en serio?

Ahora bien, todas las rachas positivas se acaban, porque a final de cuentas, hablamos de un juego y es normal que aparezca alguien mejor pues ha dedicado más tiempo o tal vez posee mayor habilidad para desenvolverse en tu título favorito. Ahí es cuando pierdes la cabeza, y la actitud tóxica con la que presumias tus logros, cambia de lado y postura. Las mentadas, el mal humor y el mal comportamiento se nota por todos lados.

Overwatch

¿Qué pasó? ¿No se trataba de un juego?

Buscas mejorar para subir tu nivel como jugador. Ya te lo tomaste tan en serio que dedicas más tiempo de lo normal para practicar. Descuidas otras actividades y eso comienza a cambiar tu alrededor como persona. ¿Te acuerdas de todas esas veces en que te dijeron que los videojuegos enajenan? A final de cuentas el problema fue el hábito.

Volvamos al escenario donde estás listo para jugar con todo y recuperar el respeto de los rivales. Ellos ya te conocen y saben de qué pie cojeas, incluso pueden provocarte. Eso te va a frustrar y terminará perjudicando.

Nadie se salva de una mala racha

Todos los jugadores del mundo pasan por un mal momento. Faker, el Messi de League of Legends, no pudo repetir campeonato en la última edición de Worlds. Hablamos de un superdotado de los videojuegos cayendo en el evento más importante de todos. A él lo presionó la final y una mala partida de sus compañeros. Imagina qué sucede cuándo tú, en partidas rankeada, sin una suma monetaria en juego, pierdes la cabeza y sientes que todo se va al demonio.

Como jugadores, debemos aprender a dejar las cosas cuando las tomamos muy en serio pues nos transformamos en seres tóxicos. Formas parte de una comunidad de la cual siempre te quejaste.

No decimos que dejes de apasionarte o juegues con todas las ganas y brindes lo mejor de ti, sin embargo, debes aprender a parar y entender que nuestra afición favorita ya está causando daño.

No permitas que el juego se apropie de tu pasión, todo lo contrario. Tus ganas y amor por los videojuegos son un pasatiempo con muchas finalidades.

Si dejas de tomarlo en serio, sentirás un peso menos y, seguro, crecerás como competidor.

Faker