Hace 42 años, gracias a la imaginación de George Lucas y Steven Spielberg y el carisma de Harrison Ford, conocimos a uno de los personajes más reconocibles del cine de aventura: Indiana Jones, un arqueólogo y profesor que, además de capturar nuestra imaginación con sus viajes a tierras exóticas y su búsqueda de la fortuna y la gloria, sentó las bases del género y abrió las puertas para que figuras como Lara Croft, Nathan Drake, Rick O’ Connel o Benjamin Gates nacieran y tuvieran sus propias aventuras.
A pesar de que su más reciente aparición cinematográfica, Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008) no fue tan bien recibida por la crítica y los fans debido a algunas cuestionables decisiones creativas por parte de Lucas y Spielberg -como la infame escena del refrigerador o la pelea en la jungla- y su trama enfocada a encuentros cercanos con alienígenas. Harrison Ford regresa con fuerza en Indiana Jones y el Dial del Destino.
La cinta, dirigida por James Mangold, nos lleva de la mano de Indiana Jones, quien, acompañado de nuevos amigos y viejos conocidos, emprende la que será la aventura de su vida, en una digna despedida al personaje que Harrison Ford interpretó por más de 3 décadas.
Indiana Jones y el Dial del Destino, punto por punto
¿De qué trata Indiana Jones y el Dial del Destino?
Indiana Jones y el Dial del Destino inicia en 1944, en una Alemania a punto de ser derrotada por los Aliados. Indiana Jones y su gran amigo y colega arqueólogo Basil Shaw (Toby Jones) están en una misión para recuperar artefactos históricos invaluables en posesión de los Nazis, entre los que se encuentra un misterioso objeto conocido como el Dial de Arquímedes, mejor conocido como la Anticitera. Jürgen Voller (Mads Mikkelsen), un físico Nazi encargado de obtener reliquias históricas para el Führer, está seguro que la Anticitera es capaz de localizar fisuras en el tiempo y alterar el curso de la historia, por lo que Indy y Basil se dan a la tarea de alejarla del enemigo.
Veinticinco años después viajamos a la ciudad de Nueva York. El año es 1969 y nos encontramos en plena celebración de la llegada del hombre a la luna mientras que nuestro héroe se encuentra viviendo solo en un apartamento, a punto de retirarse de su trabajo como profesor en el Hunter College, sufriendo la pérdida de su hijo Mutt y a punto de divorciarse del amor de su vida Marion Ravenwood (Karen Allen). Cuando su ahijada Helena Shaw (Phoebe Waller-Bridge) se presenta en su oficina para cuestionarlo sobre el paradero del Dial de Arquímedes, Helena ofrece al renuente arqueólogo la oportunidad de emprender una última aventura para buscar la mitad perdida de la Anticitera.
El destino de la humanidad está en manos de Indy y Helena, quienes, gracias a la ayuda de viejos amigos como Sallah (John Rhys-Davis) y Renaldo (Antonio Banderas) y nuevas amistades como Teddy, emprenden una carrera contra el tiempo por diversas locaciones del mundo para evitar que el Dial de Arquímedes caiga en manos del malvado Voller, quien se reinventó como científico del programa espacial norteamericano y no dudará en usarlo para regresar en el tiempo y lograr que la Alemania Nazi gane la Segunda Guerra Mundial.
Rejuveneciendo a Indiana Jones: los efectos especiales en Dial del Destino
Uno de los grandes temores que muchos fans experimentamos cuando se presentó el primer avance de Indiana Jones y el Dial del Destino era que la película tuviera un excesivo uso de tecnologías digitales como el deep fake para mostrarnos a un Harrison Ford veinticinco años más joven en los primeros momentos de la cinta, además de un abuso de los efectos generados por computadora como pasó con su predecesora.
Para alivio de los fans, dichas tecnologías fueron aplicadas de una manera mesurada, logrando presentarnos a Indy tal y como luciría pocos años después del final de Indiana Jones y la Última Cruzada, en una secuencia inicial cargada de acción y adrenalina que evoca los mejores años del héroe de la fedora, apela a la nostalgia y contrasta fuertemente con la situación en la que encontramos al personaje en 1969. Además, cabe resaltar que la mayor parte de los efectos de la película fueron efectos prácticos, por lo que la esencia de las anteriores películas se mantuvo intacta.
Mangold, Ford y el ocaso del héroe
James Mangold siempre ha expresado su deseo de contar historias sobre héroes que se encuentran en el ocaso de su vida, respondiendo a la pregunta de qué es lo que harían en un mundo que ya no los necesita. El director ya lo hizo anteriormente con Logan, ofreciendo al público un vistazo a los últimos días de Wolverine y esto no es la excepción en Indiana Jones y el Dial del Destino, aunque el tono de la cinta es menos sombrío que el de Logan.
De la mano del cineasta, Harrison Ford interpreta a un héroe roto, que se siente fuera de su elemento y que ya no pertenece a la época en la que se encuentra viviendo. Indy enfrenta la pérdida de sus seres queridos y se siente tan fuera de lugar como los tesoros que tanto luchó por preservar. Gracias a su gran capacidad actoral Ford nos muestra matices del personaje que jamás imaginamos ver, como su vulnerabilidad, la tristeza por la muerte de su hijo o su hastío por un mundo que ya no lo toma en serio.
Conforme avanza la película, vemos a un Indiana Jones que recupera la fe en sí mismo, que lucha por salvar a la humanidad y que se encuentra en paz con su inminente retiro, contrastando con la energía y frescura que aporta Phoebe Waller-Bridge en su papel de Helena Shaw, una colega arqueóloga y estafadora cuyas intenciones no siempre son del todo buenas.
Nazis, ¿por qué tienen que ser Nazis?
Por su parte, Mads Mikkelsen, quien da vida a Jürgen Voller, trae de vuelta a uno de los enemigos por excelencia de Indiana Jones: los Nazis.
A pesar de que la cinta está ambientada en el año de 1969, en plena carrera espacial, los Nazis continúan siendo una amenaza para la humanidad, ahora escondidos entre las filas de científicos refugiados en diferentes países después de la Segunda Guerra Mundial.
Como Voller, Mikkelsen da rienda suelta a sus dotes de villano, interpretando a un amargado científico Nazi que hará todo lo que esté en sus manos para revertir la derrota de su país y nos presenta a un antagonista mucho más creíble que Irina Spalko, la villana rusa interpretada por Cate Blanchett que apareció en la cinta anterior.
Una despedida digna para un personaje legendario
La película cuenta con todos los elementos característicos que tanto disfrutamos de la saga: acción vertiginosa, ingeniosos acertijos, escenas de peligro, un toque de comedia y un protagonista carismático interpretado por última vez por Harrison Ford. La química entre Ford, Waller-Bridge y Mikkelsen es palpable y el regreso de aliados del Dr. Jones como Sallah (JJohn Rhys-Davies) y Renaldo (Antonio Banderas) junto con la llegada de nuevos villanos como Klaber (Boyd Holbrook) complementan la temática del filme sin recargarlo con cameos innecesarios.
Sí, el filme dirigido por James Mangold no es perfecto, ya que algunos giros de la trama podrían parecer completamente ilógicos o sentirse forzados, como el recurso del viaje en el tiempo o la inclusión de Teddy, personaje que nos recuerda a Short Round pero que no tiene el mismo carisma.
A diferencia de otras cintas de grandes franquicias, en las que las nuevas generaciones se encuentran con la vieja guardia para pasar la batuta y continuar con la historia, Indiana Jones y el Dial del Destino ofrece un cierre digno para el legendario arqueólogo/aventurero.
La película permite a los fans acompañar a Indy en una última hazaña, sin abusar de la nostalgia o insinuar futuros spinoffs o un nuevo heredero del manto del héroe y despedirlo con una ovación de pie, una sonrisa de oreja a oreja y un ¡Gracias Indiana Jones!
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