Spy x Family es una de las series del momento, la ternura y la acción encuentran un equilibrio particular en un slice of life lleno de comedia, pero también de melancolía. El más reciente episodio nos permitió vislumbrar parte de la estructura más profunda que sostiene el éxito en pantallas de la familia Forger.
La tercera temporada de Spy x Family se encuentra en emisión a través de Crunchyroll. Puedes verla aquí. Te comentamos el secreto de la gran popularidad de la entrega.
Spy x Family tiene un mérito importante, hay que decirlo; se debe añadir que los diseños de los personajes son muy bellos. Las delicadas líneas del rostro de Loid, los detalles en la ropa de Yor y la profundidad de los ojos de Anya son aspectos muy amables que se ganan el corazón del espectador. Sin embargo, los diseños ocultan una estructura argumental bastante flexible y fantasiosa, pero también minada de profundos huecos trágicos y dolorosos. La mezcla de esto es lo que da forma a lo ejemplar de la serie de Tatsuya Endo.
Spy x Family, más allá de los lindos diseños
El núcleo de la historia: las infancias frágiles
En ocasiones olvidamos que el manga fue una especie de respuesta tras el trauma posguerra del Japón. La narrativa mecha de Astro Boy con personajes robots sin extremidades, destacando el peligro de las armas nucleares, se debate con la asimilación de los shōnen, casi siempre protagonizados por infantes huérfanos y malmirados por el mundo.
El manga sostuvo (a grandes rasgos) la construcción de los jóvenes japoneses en esa época; y de hecho, actualmente por todo ello se les considera una sociedad infantil, ya que, su tiempo de maduración se congeló debido al trauma y a los escapes del mismo. Ante todo esto, Spy x Family encuentra un lugar especial entre las narrativas de manga.
Justamente, la historia sigue a Anya, una huérfana que puede leer mentes, es adoptada por Loid, un agente secreto que tuvo una infancia marcada por episodios bélicos con los que sigue lidiando hasta este momento. Loid adopta a Anya por una misión importante, y de manera inconsciente busca darle el hogar del que él careció, ya que se quedó solo desde muy pequeño.
Por otro lado, Yor, quien acuerda un matrimonio arreglado con Loid. Ella acepta porque busca evitar el levantar sospechas de la seguridad del Estado que, está desesperada por encontrar a los espías y a personas que entreguen información y desprestigien a la nación.
Ante esto, Yor se encuentra con un peligro inminente si permanece soltera, por ello se vincula con los Forger. Y de hecho, ella tampoco tenía padres y cuidaba a su joven hermano. Buscó empleo y cuidó a su hermanito con devoción.
Al igual que Loid, tuvo que afrontar todo por su cuenta y con una responsabilidad a cuestas. Ambos personajes son huérfanos, tienen traumas por la violencia que vivieron (y siguen viviendo), a esto se añade su fuerte sentimiento anti bélico en un mundo que mantiene una equilibrio muy sensible con respecto a la paz.
Sus naciones están en una guerra fría, y ambos personajes adultos buscan apoyar a sus facciones para mantener la seguridad de las personas.
Desde esta perspectiva, Spy x Family nos presenta una historia muy graciosa, en la que cada uno de los integrantes de la familia Forger intenta ocultar su identidad, lidian con sus labores vertebradas en la violencia, pero cuando llegan a su hogar se encuentran con que cada uno busca generar un espacio lleno de calidez y amor.
Sin embargo, gran parte de Spy x Family enfoca la relación que los personajes adultos tienen con Anya Forger. La tercera secuencia de apertura de la serie nos muestra un bellísimo introductorio en el que, Anya toma las manos de sus padres adoptivos mientras corren en colores melancólicos. Todos como niños, ya que, a final de cuentas, cada uno es un infante abandonado con heridas de soledad y falta de afecto.
Ante todo esto, la amabilidad y forma de evaluar las situaciones de Twilight, el protagonista de Spy x Family, genera un núcleo narrativo ácido, ya que, lejos de su perfección y la educación que considera oportuna para Anya respondiendo a la importancia de la misión que tiene, es que notamos a un niño destruido por la guerra.
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Los susurros bélicos de Spy x Family: Twilight, uno de los mejores protagonistas del shōnen
Loid Forger comienza una nueva vida, y al igual que Yor, sigue uno de los pocos caminos que puede recorrer por su cuenta. El trauma de la infancia es con lo que Twilight vive, es cierto que no se destaca de manera directa ni negativa, sin embargo, Loid se vertebra en esas experiencias, a final de cuentas, incluso su labor actual se orquesta respondiendo a los dolores de su pasado.
Constantemente, Loid mira a Anya y piensa en otros niños que, no deben pasar por una guerra: es un retrato de sí mismo y de su dolor. Y desde esto es que se mantiene firme en el fomento de la paz. Esta meta, que de una manera implica mantenerse a salvo del dolor a sí mismo, se expande a su prójimo.
Sin embargo, Loid trabaja por su cuenta e intenta proteger a todos a quienes tiene cerca. No obstante, como personaje de máscaras, debe sensibilizarse en toda situación. Por esto, no pierde su humanidad, pero juega justamente con los sentimientos y valores de los otros, en búsqueda de un éxito mayor. Loid no se cansa de buscar respuestas e información, lo que lo propone como un héroe intelectual de un shōnen que, además, no se aparta de la acción y la comedia absurda.
Un héroe traumado pero sensible y cariñoso, con una moral intachable, diseños de personajes simples pero lindos y una historia que conjuga el dolor y lo grotesco de la guerra con la añoranza de la familia que implica calidez y gracia, son cosas difíciles de mezclar en equilibrio, sin embargo, Spy x Family lo logra, su fórmula del éxito es más bien un constructo complejo, minado de retos.
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