Super Mario Party Jamboree es casual, divertido y a veces medio ardido

En poco tiempo, la serie de Mario Party logró destruir amistades, romper noviazgos, comenzar enemistades y mucho más. Todo por robar estrellas, monedas y minijuegos sencillos. Esa tradición de alguna manera continúa con Super Mario Party Jamboree y de una manera notable.

Ojo, Super Mario Party Jamboree no es un juego negativo o alguna experiencia tóxica, todo lo contrario. Igual que otros juegos de mesa como Setlers of Catan, Monopoly, Terraformars y más, este título provocará la competitividad entre sus participantes. Claro, la variable de los minijuegos dentro de esta experiencia es la que alimenta el alma y como dice un amigo “hay que respetar”.

Ahora bien, esta serie tiene algunos años medio estancada, porque no se logra definir en si contar con una recopilación de mapas o los mejores minijuegos y demás. Parece una tarea complicada definir exactamente qué hacer, pero con Super Mario Party Jamboree parece que ya se está componiendo el camino.

¿A qué me refiero? Bueno, Super Mario Party Jamboree es tal vez en su núcleo, una experiencia muy sencilla, directa, básica que en el mediano plazo empieza a volverse más complejo, pero es porque las reglas se van ajustando poco a poco. Asimismo, a pesar de los esfuerzos, este no es un título como para disfrutarse a solas, es muy importante tener a alguien más, sino, pues no tiene sentido.

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Volviendo a lo básico

Super Mario Party Jamboree es una experiencia muy directa donde puedes jugar solo en un tablero contra otros personajes manejados por una IA (PC) o pues con otros amigos en un encuentro donde la suerte, la fortuna y estrategia se mezclan y gana el jugador que consigue más estrellas.

Muchas veces, los tableros pueden ser un tanto fáciles y medio aburridos porque no se ponen contra el jugador, pero conforme avanza la experiencia, todo se vuelve ciertamente complejo y complicado a la vez. Incluso habrá escenarios en los que de plano quedarse al final con una estrella será una proeza, pero digamos que esa es la gracia de este título.

Con Super Mario Party Jamboree se acabaron los experimentos. Quien conoce la serie comprende que la experiencia no solo se siente familiar, se apuesta por la diversión instantánea, como era antes, sin la necesidad de acomplejar el juego. Pero eso es solo el inicio, con cada partida y descubriendo nuevos tableros, te das cuenta de que el juego se puede todavía más entretenido y retador.

De esta manera, en sus cimientos, Super Mario Party Jamboree cumple con la labor de entretener a los jugadores de inmediato. Tal vez estando a solas como que no encuentras mucho reto sino hasta que ajustas la dificultad y cuando te acompaña alguien más, pues la cosa se pone mucho más intensa, aunque ahí también dependes de la habilidad de cada uno para que valga la pena.

A quién le caiga el Jamboree, pues tendrá que aprovecharlo

Estamos hablando de que Super Mario Party Jamboree es la décimo tercera entrega de la serie que sale en consolas caseras – aunque el Switch sea un híbrido – y de alguna manera se logra introducir alguna clase de apartado muy específico que le da cierta autenticidad a cada entrega. A veces puede ser un mapa nuevo, una mecánica de juego o en este caso, el buen Jamboree.

Digamos que el Jamboree es un personaje que se unirá a tu causa para que puedas cubrir tus metas de conseguir más monedas y con un poco de suerte una estrella. Esto le da cierto valor a este individuo que es personificado por alguno de los tantos personajes que tiene Super Mario. Ahora, alcanzarlo no te garantiza el gane, pero te ayudará a llegar a la victoria si lo sabes aprovechar.

En lo personal, este apartado debería ser una especie de recurso muy especial para aquel jugador que va en último lugar. Vamos, igualito que en Mario Kart cuando te sale la bala o la estrella cuando andas en la cola, el Jamboree debería salirle mucho más fácil al jugador que vaya perdiendo, para que pueda nivelarse. La cuestión es que también debe existir un elemento que no le destruyera tan fácil la ventaja a quien va en primero, pero pues ese elemento no está y ni el Jamboree funciona como lo sugiero.

La cuestión es que si nadie llega con el Jamboree, pues este se regresará – a su pueblo –, casi con una cara de molestia o tristeza de que nadie lo alcanzó. Como si dijera “ahí será para la otra” … Y a ver si es que hay otra. Esta es una adición muy bienvenida a la experiencia final del juego y creo que habrá quien la aproveche.

Algunas veces depende del mapa

Mucho del chiste de Super Mario Party Jamboree recae en los mapas y su diseño. Cuando el tablero claramente dice que tiene una estrella de dificultad, pues es que es más fácil que la tabla del 1. Esto se reduce a que el juego se puede tornar un poco simple y aburrido. Incluso, aunque no repitas actividades, sentirás que la experiencia se está volviendo repetitiva.

Ya cuando le metes mano a las reglas, pues la situación cambia claramente, pues tienes las de Party, que son como las más ardidas y las competitivas que vuelven al juego un poco más meritocrático. Es decir, quien no le heche ganas, no va a recibir alguna clase de ayuda mágica que lo pueda ayudar a dar la vuelta justo cuando acaba el juego.

Aquí es cuando entra un apartado adicional a la experiencia de juego: ¿cómo será mejor disfrutarlo? ¿A través de reglas ardidas o competitivas? En lo personal siento que lo ideal es seguir el camino del “ardor” – y no porque le quiera hacer la maldad a alguien buscando a propósito perder su amistad – todo lo contrario, es más divertido cuando se nota una clara cara de frustración ese jugador pierde su estrella y tampoco cuenta con un stack de monedas como para obtener una.

El competitivo es una experiencia buena, como para la gente que se vaya a clavar jugando en línea y no quiera jugar de modo casual. Y eso es válido. Es como cuando juntas a desconocidos en una partida de Catan: no vas a querer hacerle la mala al de a lado solo por que sí. Lo mismo va a suceder aquí. En pocas palabras, se trata de que “gane el mejor”.

Minijuegos muy diversos y entretenidos

No solo son los tableros los que sostienen la experiencia de juego de Super Mario Party Jamboree, también lo son los minijuegos. En esta ocasión puedes elegir entre contar con puras experiencias donde solo interviene el control “normal”, es decir, donde le sacas provecho a esa habilidad gamer de la que tanto te gusta presumir, o la de usar los Joy-Con para que muevas esa muñeca de maneras graciosas.

Super Mario Party Jamboree aplica perfectamente la regla de “menos es más”, pues hace que los minijuegos sean realmente comprensibles con una práctica no mayor a 30 segundos. Todo se explica perfectamente con el ejemplo tanto en pantalla como en la descripción. Eso está muy bien y sirve para que cualquier persona pueda disfrutar de la experiencia.

Ahora, lo que sí es verdad es que hay juegos donde tal vez sí hay que poner mucha más atención de la normal. Por ejemplo, está un minijuego de una lanchita en parejas donde no queda bien claro que cada uno debe mover una hélice para que dicho vehículo avance. Y si no hay una sincronización, puedes atorar dicha lancha y perder. Igual sucede con otro juego donde es todos contra todos, cayendo sobre unos pilares donde si azotas con tu trasero, generas una onda, la cual si toca al contrario, lo noquea y puede sacarlo del juego. Puedes esquivar todo el tiempo sin azotar el trasero, pero habrá un momento en que deberás usar tu ofensiva también.

Lo que sea de cada uno, la variedad es muy digna. Ya sea desde lanzar canastas hasta manejar un robot boxeador que esté tratando de noquear al resto de los jugadores. Enfocarse en la diversión de los minijuegos es lo que vuelve muy valioso a Super Mario Party Jamboree.

Un apartado en línea ciertamente ambicioso

Super Mario Party Jamboree tiene un modo que coloca a 20 jugadores en línea en una especie de pista de carreras donde vas avanzando al recolectar monedas a través de varios minijuegos que son de alguna manera experiencias exclusivas de este apartado.

Lo interesante de Koopathlon dentro de Super Mario Party Jamboree es que ofrece minijuegos que son más largos y repetitivos. Sí es una experiencia que vale la pena intentar, porque no se ha presentado en el pasado y se ve que toma inspiración de otros juegos. La cuestión aquí es que es un modo que funciona, pero que también puede agotarse pronto. De seguro vamos a ver actualizaciones continuas.

Luego está otro modo en línea donde debes hacer equipo con otros 7 amigos para hacerle frente a un Bowser controlado por la PC. La característica principal de los minijuegos aquí presentes es que son cooperativos. Trabajar juntos es muy importante y debes encontrar la manera de que las bombas estén acabando con la puerta del castillo.

Lo que sí es una realidad es que el juego, con tantas experiencias, puede parecer un poco abrumador. Sí, puedes simplificar todo a meterte a los tableros y tener partidas con los amigos, pero eso te alejaría de la enchilada completa y minijuegos exclusivos de otras experiencias.

¿Deberías comprar Super Mario Party Jamboree?

Quien diga que los juegos de mesa son para unir a la familia vive en un mundo de caramelo, ponis, arcoíris y algodón de azúcar. Se olvidan de que siempre existe un elemento competitivo y eso se extiende de una manera feroz cuando hay un tablero de por medio y muchos minijuegos. Si reducimos a Super Mario Party Jamboree a solo eso, obtenemos a un videojuego que cumple cabalmente con la idea de destruir amistades. Sin embargo, esta entrega ofrece más que una simple experiencia de juego.

Super Mario Party Jamboree va por el camino más simple que es el de entregar minijuegos muy sencillos, simples y divertidos. El usuario no necesita más. Quienes jueguen la experiencia de siempre, encontrarán que perder amistades sigue siendo un factor que se genera en este videojuego. Los que apuesten por el lado competitivo también se toparán con un sistema que premia a los méritos. El modo en línea es bueno, pero tal vez no suficiente como para ser extraordinario.

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Jugamos Super Mario Party Jamboree en Nintendo Switch con un código proporcionado por un representante de Nintendo en nuestra región.