A pesar de las acusaciones en contra de los videojuegos, el Caso Torreón fue resultado de un hogar destrozado y malas influencias sobre un menor
Si hay algo que es evidente respecto al Caso Torreón, como tristemente se le llama ahora al tiroteo del pasado 10 de enero del 2020 en el Colegio Cervantes, es que los videojuegos nunca estuvieron involucrados.
O al menos, no al nivel que presumió el gobernador del estado de Coahuila, Miguel Riquelme Solís. Alguno de sus asesores, o él mismo, llegaron a pensar que el mensaje en la playera del niño, “Natural Selection”, tenía que ver con un antiguo mod de Half-Life.
No parece haber nexo alguno con videojuegos
No faltaron los medios de comunicación que siguieron al pie de la letra dicha versión. Pero lo que han demostrado las indagatorias hasta ahora es que este pequeño venía no solo de un hogar destrozado, sino que había tenido muy malas influencias.
Su padre fue acusado de narcotráfico y encarcelado por un tiempo en Estados Unidos. En cuanto a su madre, falleció hace tiempo. Es por lo mismo que vivía con sus abuelos, pero la situación era difícil.
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Por lo dado a conocer por diversos medios, su abuelo fue quien le enseñó a usar armas. Si bien tenía permiso para una de ellas, la otra que tenía era ilegal y de uso exclusivo del ejército.
Esto último es un delito federal que se persigue de oficio. Además, este hombre de 58 años está inmiscuido en negocios de apariencia muy turbia. Las primeras investigaciones revelaron una fortuna de más de $100 millones de pesos.
Caso Torreón, resultado de un posible entorno negativo
No se sabe cómo consiguió hacerse de ella, lo que genera la sospecha de enriquecimiento ilícito. Todavía se ignoran las aficiones del niño del Caso Torreón. Pero una línea de investigación apunta a que también tenía pensado asesinar a sus abuelos.
Esto es un reflejo de que tenía graves problemas psicológicos. Si acaso jugaba videojuegos, no tenían una relación directa con su proceder. Lo más extraño es que el colegio no actuó a tiempo.
Un reporte del Caso Torreón apunta a que el niño mencionó que tenía pensado atentar contra sus abuelos, lo que preocupó a los responsables de la escuela.
Pero nadie hizo nada, y para empeorar todo, las autoridades de este centro del saber negaron desde octubre pasado la aplicación del operativo “Mochila Segura”. Quizá las cosas hubieran sido diferentes de haberse intervenido a tiempo.