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Una de las cosas más complejas en la contemporaneidad es la cultura de la cancelación. La era capitalista que vivimos nos lleva directamente al consumo de obras y a su vinculación con los autores, a su vez, ello nos dirige a nosotros a considerar a los autores de nuestros anime favoritos y a sus graves délitos, y tras ser conscientes de ello, preguntarnos: ¿qué nos queda como consumidores? 

Hace poco nos enteramos que Koichiro Ito, uno de los productores de Your Name: Kimi no Na wa, fue acusado por poseer y consumir material ilegal de explotación de menores, el productor se declaró culpable y después de esto se le aplicaron cargos, multas y demás. Ahora bien, ¿qué tanto te gusta la película? ¡Es una belleza! Pero, el dinero de sus reproducciones sostiene a la persona que lo utiliza para consumir un material que enfoca a pequeños inocentes. ¿A dónde va tu apoyo? Desde luego que no, no se limita a Makoto Shinkai, el director de la película, se expande a muchos más trabajadores. 

Existen —existieron y seguirán existiendo— cosas terribles que deberían no suceder y aunque tengamos un poder individual, muchas personas piensan que éste no hace la diferencia, considero que se equivocan, en sustancia, en ti, la hacen y mantienen definida tu propia construcción. El cambio más importante e inmediato, y de cuyos frutos sí somos capaces de disfrutar, es éste, el que generamos día con día. 

La cultura de la cancelación y de la funa, son complejas, no lo negaré, sin embargo, depende de la situación y de la determinación de cada uno de nosotros, a final de cuentas se reduce un poco a ¿qué puedes tolerar tú? 

La tolerancia es un valor muy importante, pero también es sencillo perder el rumbo. Además, ¿por qué toleras tal o cual situación? También es algo a considerar en cada momento. 

Pienso que, existen cosas que no podemos ignorar y una de éstas es el consumo de material ilegal de explotación de menores. Los derechos de los más indefensos quedan a nuestro cuidado, además, destaquemos el contexto, Japón es uno de los mayores consumidores de este tipo de contenidos. ¿Qué se fomenta permitiéndolo? Definitivamente, mantener el mercado, ya que los delincuentes no sufren represalias reales. 

Por otro lado, ¿qué tan importante es que un autor de obras de anime de demografía shonen —o sea, enfocado a infantes y adolescentes— tenga ese tipo de conductas y esa clase de audiencia? La cosa es que el material ilegal de explotación de menores referido, está lejos de ser una cuestión “contemplativa”, es siniestro enmarcarlo así. Por esto, te invito a leer acerca de mangakas que están detrás de importantes títulos de anime para que al final puedas meditar acerca de este tema. 

Nobuhiro Watsuki de Rurouni Kenshin 

Rurouni Kenshin es uno de los anime más populares de samurais, sin embargo, su autor también es conocido por haber sido sorprendido como portador de DEMASIADAS cintas de material ilegal. Obviamente, no que haya un “número aceptable”, pero el tipo tenía tantas que incluso se llegó a considerar que podría ser productor de los materiales. 

El creador del anime de Rurouni Kenshin se declaró culpable de los cargos y tras ello, después de que pasara el revuelo, siguió trabajando en el manga. 

Tiempo después, llegó el remake de su anime y los fanáticos serían capaces volver a verlo, ello supuso que se reanimara el conflicto moral y capitalista que debían meditar los fanáticos previo a tomar la decisión de consumir el anime o no. 

Si bien, como llegué a leer en algún momento, la explotación de las grandes industrias y del abuso animal, entre otras cosas terribles, “podría” verse en la misma línea que el caso de este anime, la verdad es que no es así, es distinto cuando un crimen tiene una máscara enorme que se susurra y otro muy diferente cuando se destapa por completo —no que uno sea más grave o cancelable que otro, pero sí se matiza la forma en que lo recibimos y en lo que podemos hacer al respecto—; y pese a ello el apoyo se mantenga sin ningún especie de matiz. 

Desde luego, cada quien hace lo que cree adecuado desde su posición —así fue que los autores de anime sumamente populares como Naruto y One Piece se manifestaron en apoyo del Nobuhiro Watsuki—. No obstante, es terrible ver este tipo de cosas presentes en la industria del anime cuya audiencia generalmente se granjea desde la infancia. Quizá deberíamos pensar más antes de consumir ciertos títulos.

Kenya Suzuki de Cuéntame, Galko-chan 

Cuando tenía 40 años de edad, Kenya Suzuki decidió pedir material ilegal de explotación de menores a Alemania, según se comentó: en voz de las autoridades, el autor de manga aseguró que “Quería adquirir desesperadamente fotos de desnudos de niños extranjeros que no se pueden adquirir en Japón”.

Fuente: Kadokawa

Lo que hizo a continuación fue solicitar material ilegal directamente a su casa, y ello consistía en seis colecciones y 46 libros del mismo material. En otras palabras, nos encontramos ante depredadores infantiles que consumen cantidades repugnantes de material ilegal de explotación de menores, porque una cosa es consumir algo —por decirlo de algún modo— y otra ser fanático comprometido con ello. ¡Esto es indignante!

Mitsutoshi Shimabukuro de Toriko 

Toriko estaba destinado a ser una de las insignias editoriales de la Shonen Jump, tanto como Naruto y Luffy, ¡así de luminoso era el futuro de la serie! 

Sin embargo, todo cambió cuando días antes de consumar una ilustración colaborativa —justamente con esos autores—, la policía arrestara a Mitsusoshi por haber pagado a una niña de 16 años de edad en un acuerdo. Además, el tipo le mintió y le dijo que pertenecía a una sofisticada empresa de tecnología. Pagó 80 000 yenes —actualmente, alrededor de 10 000 MXN, aunque el caso ocurrió en 2001–. 

Después de ello, los acuerdos terminaron, sin embargo, este autor fue mucho más allá del consumo de material ilegal, que no es menos reprochable.

Cabe destacar que, Toriko acaba de volver al catálogo de Shuēisha; sí, a eso me refiero cuando digo que las represalias son exageradamente laxas, ¿cómo es posible que esté de regreso en el catálogo de una de las distribuidoras más importantes de manga?  

Fuente: Shuēisha

Ichiro Kurata de Amahada shojo 

Ichiro Kurata es el responsable de subir más de 2000 fotografías de desnudos de infantes a la Deep Web, fue arrestado por este cargo. Cabe destacar que incluso su trabajo es bastante criticable, sin duda muestra una de las facetas de la industria de anime más polémicas y peligrosas. 

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Tatsuya Matsuki de Act-Age

El autor acosó sexualmente a un par de estudiantes de secundaria mientras iba en su bicicleta, huyó y tras ello, las víctimas declararon a la policía. 

El joven autor —de 29 años de edad— fue detenido un par de meses después, aceptando los cargos sin ningún tipo de arrepentimiento, según se mencionó. Tras ello la serialización de su obra se canceló al igual que su adaptación a live-action.

¿Te das cuenta de que todos han sido acusados por los mismos motivos? ¡Deplorable! Más que reprochable. Y la mayoría lo acepta sin chistar, claro, a sabiendas del tipo de sanción que tendrán, porque se limitan a pagar una multa y no sólo regresan a casan sino que siguen trabajando como si nada, ¡qué desesperanza!

Y tú, ¿qué opinas acerca de separar al autor de la obra en casos tan específicos como los que mencioné anteriormente? Sí aún tienes dudas, te invito a leer un artículo previo que se enfoca en la reciente entrega de Rurouni Kenshin. Chécalo acá. Leo tus comentarios.

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